La cruda realidad
El n¨²mero de parados creci¨® el pasado agosto en Rusia un 0,01%, seg¨²n un informe preliminar del Comit¨¦ Estatal de Estad¨ªsticas. Sin embargo, bastaba con acercarse hace unos d¨ªas a una feria de empleo celebrada en Mosc¨² para darse cuenta de que ese c¨¢lculo tiene poco que ver con la cruda realidad y que el efecto de la crisis es mucho m¨¢s fuerte, hasta el punto de amenazar gravemente a la emergente y a¨²n sin consolidar clase media.Seg¨²n el comit¨¦ de estad¨ªsticas, el n¨²mero total de parados en Rusia, calculado seg¨²n los m¨¦todos de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT), asciende a 8.349.000 (11,5% de la poblaci¨®n activa). De ellos, tan s¨®lo 1.800.000 se han tomado la molestia de registrarse oficialmente.
Si se tuviera en cuenta a los millones de trabajadores que llevan meses sin cobrar sus salarios, y cuyo rendimiento est¨¢ bajo m¨ªnimos, la tasa real de paro resultar¨ªa aterradora, especialmente para un pa¨ªs que, hace apenas un minuto de historia, en los tiempos sovi¨¦ticos, presum¨ªa de ser el para¨ªso del pleno empleo.
La devaluaci¨®n del rublo, la pr¨¢ctica bancarrota de muchos bancos y la quiebra del sistema financiero, con la Bolsa y el mercado de deuda casi paralizados, han dejado sin trabajo a todo un ej¨¦rcito de profesionales que, en los ¨²ltimos siete a?os, desde que la URSS se redujo a pedazos, se subi¨® al carro de una prosperidad especialmente visible en Mosc¨².
Con salarios a veces equiparables a los de sus colegas occidentales, estos abogados, consultores, operadores burs¨¢tiles y gestores, pero tambi¨¦n simples administrativos, se subieron en el lomo de un boom que que se ha desinflado con estr¨¦pito. No se trata ya de esa exigua minor¨ªa de nuevos ricos, los que exhiben sus Mercedes y BMW por las amplias avenidas moscovitas, sino de algo parecido a las clases medias occidentales, con una elevada capacidad de consumo y cuya ca¨ªda puede arrastrar consigo a buena parte del comercio moscovita, desde supermercados a tiendas de electrodom¨¦sticos y restaurantes.
Tras la avalancha compradora para deshacerse de rublos que parec¨ªa que se convertir¨ªan en polvo, muchos miembros de esa incipiente clase media, enfrentados por sorpresa a un agujero negro, han tenido que echar mano, ya con mucha prudencia, de los d¨®lares que ten¨ªan bajo el colch¨®n.
Los efectos no son tan visible en el resto de Rusia, sobre todo porque ese sector de la poblaci¨®n (que en la capital puede que ascienda a un 25%) apenas si llega a un 5% lejos de Mosc¨². Pero all¨ª la crisis presenta un panorama incluso m¨¢s desolador, con su estela de salarios y pensiones impagados, f¨¢bricas cerradas o a medio gas, dificultades de abastecimiento y miedo al hambre en un invierno a punto de caer que puede ser terrible.
Gueorgui Pavlov, presidente de una asociaci¨®n que engloba a 60 agencias de trabajo, asegura que m¨¢s de 160.000 profesionales se han encontrado sin empleo a la vuelta de las vacaciones, y eso s¨®lo en Mosc¨². La Asociaci¨®n Bancaria Rusa estima que s¨®lo en este sector habr¨¢ m¨¢s de 150.000 parados en las pr¨®ximas semanas, y que los afectados ser¨¢n no s¨®lo ejecutivos de alta remuneraci¨®n, sino simples empleados, aunque con salarios mucho m¨¢s elevados, sobre todo en el oasis moscovita, que los del resto del pa¨ªs. La crisis se est¨¢ cebando tambi¨¦n con t¨¦cnicos y administrativos del comercio, el turismo y la publicidad.
Muchos de ellos hac¨ªan cola en la feria de trabajo. Una cola varias veces m¨¢s larga que la del pasado mayo, cuando se registr¨® a 2.400 solicitantes de empleo. Cuatro meses y una crisis despu¨¦s, muchos de los presentes reconoc¨ªan abiertamente que, en las actuales circunstancias, ni siquiera aspiran a encontrar un trabajo como el que ten¨ªan. La mayor¨ªa de las ofertas reun¨ªa dos caracter¨ªsticas que las hac¨ªa escasamente atractivas: trabajo manual duro y salario peque?o. El espect¨¢culo ilustraba a la perfecci¨®n que, tambi¨¦n en Mosc¨², la cifra oficial de parados (35.000) es casi una burla, y m¨¢s ahora.
Los buenos tiempos pueden volver si los bancos superan la crisis con ayudas estatales, si la Bolsa, el mercado de divisas y las transacciones en deuda p¨²blica se recuperan, el flujo importador se reanuda, la poblaci¨®n recupera sus ahorros y la confianza, la espiral inflacionaria se detiene, los inversores extranjeros vuelven, el precio del petr¨®leo sube y la lluvia y la nieve caen cuando haga falta. Casi el cuento de la lechera.
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