La ley
Los polic¨ªas belgas que aplicaron la almohadilla a la joven nigeriana de veinte a?os, Semira Adamu, recurren a la legalidad del procedimiento para disculpar el "accidente" (qu¨¦ asco de eufemismo) que le cost¨® la vida. Una ley de 1996 legitima el uso de la almohadilla para hacer callar a los emigrantes que gritan y molestan. Eso son t¨¦cnicas avanzadas y lo dem¨¢s, tonter¨ªas. A las puertas del siglo XXI la almohadilla es una sofisticada mordaza que, aplicada convenientemente, mata. Con todo el peso de la ley. En Brasil, por otro lado, la justicia, divina palabra, impide que una ni?a de diez a?os que fue violada reiteradamente por dos hombres aborte. Varios m¨¦dicos opinan que la vida de la ni?a corre peligro pues no se encuentra en condiciones para soportar un parto, pero un fiscal ha dicho que va a presentar tantos recursos como sean necesarios para defender el derecho a la vida del beb¨¦ y el derecho a la maternidad de la ni?a. Que venga Kafka y lo vea. La ley es una extensi¨®n humana, una herramienta, un largo brazo artificial, incluso una almohadilla. No es absoluta, depende de los climas, de las ¨¦pocas, de los pa¨ªses. En nombre de la ley algunos pueden sentar a un hombre en una silla el¨¦ctrica o aplicarle una inyecci¨®n letal. En nombre de la ley otros pueden apalear a una mujer afgana si le ven un tobillo desnudo. Amparados por la ley los polic¨ªas belgas asfixian a una inmigrante. La ley decide que a una ni?a de diez a?os violada y embarazada no le conviene abortar. Concretando, la ley tiene tambi¨¦n en un mismo marco legislativo la consistencia de la plastilina. Ah¨ª tenemos el ejemplo del tercer grado penitenciario de Mario Conde, o el tra¨ªdo y llevado indulto de Barrionuevo y Vera. El ministro del interior belga es capaz de defender en ¨²ltima instancia la ley de la almohadilla alegando que ha hecho emigrar al cielo a la joven nigeriana. A un lugar mucho mejor que B¨¦lgica. Y adem¨¢s ha conseguido que Semira Adamu no tuviera que casarse con un sexagenario pol¨ªgamo. Ha cumplido sus deseos. ?Qui¨¦n dice que la ley no es justa?
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