Cogida grave de Otto Rodr¨ªguez

El novillero venezolano Otto Rodr¨ªguez hab¨ªa llegado a la plaza de Las Ventas con toda su ilusi¨®n de debutante. No pudo conseguir el triunfo en su primer novillo y sali¨® decidido a conquistarlo en el cuarto.Y ese cuarto novillo, de nombre Extreme?o, le hizo cambiar el ¨¦xito por tres cornadas graves.Fue Extreme?o el novillo mejor presentado del encierro. Bien armado y astifino. Lo castig¨® el picador de turno con alevosos lanzazos que lo dejaron al borde de la invalidez. Lo recogi¨® el venezolano por bajo, con arte y torer¨ªa, y pas¨® seguidamente a arrimarse con exceso y a ahogarle la embestida. No ten¨ªa mucho recorrido el astado por su falta de fuerza. Se quedaba a mitad del pase, debajo de la muleta, y en una de tales ocasiones empiton¨® al torero, lo levant¨® del suelo, lo lanz¨® al aire y lo recogi¨® despu¨¦s corne¨¢ndole en un muslo, para seguir haci¨¦ndolo cuando ya se encontraba en la arena.

La cogida produjo gran impresi¨®n en el p¨²blico, porque era visible el chorro de sangre que brotaba de una de las piernas del torero. Un pe¨®n le coloc¨® un torniquete con prisas y nerviosismo y fue trasladado a la enfermer¨ªa con la celeridad habitual en estos casos.

Tambi¨¦n fueron cogidos por sus respectivos enemigos los restantes componentes del cartel. Pero la fortuna les fue m¨¢s propicia. Samuel L¨®pez fue atrapado al lancear de capa, a la salida del segundo novillo de la tarde, y Juan Contreras cuando andaba toreando de muleta al tercero. En ambos casos, los percances ocurrieron por la falta de dominio de ambos diestros. A Samuel lo levant¨® en vilo su antagonista y luego le tir¨® un derrote en el suelo. Contreras fue zarandeado por ambos pitones y sali¨® con la taleguilla hecha jirones. Por suerte para ambos, todo qued¨® en el consiguiente susto y, tal vez, en la reflexi¨®n por su parte de que no es bueno eso de torear sin mando.

Tras la cogida de Otto Rodr¨ªguez salieron al ruedo los novillos m¨¢s manejables y los dos novilleros se crecieron. El quinto y el sexto salieron con m¨¢s fuerza y recorrido. A los dos les zurraronla badana los picadores, con su acostumbrada mala uva. Con un punto de casta y mayor empuje acometi¨® el quinto a la muleta de Samuel L¨®pez. Se coloc¨® muy bien el de Albacete, pero no consigui¨® llevar sometido al novillo. Trapace¨® m¨¢s que tore¨® y s¨®lo destacaron unos pases de pecho con la izquierda, de mano baja, que le salieron con temple y torer¨ªa. El presidente le neg¨® la oreja que ped¨ªa una minor¨ªa con la amenaza chillona y agresiva con la que se piden ahora los trofeos.

Contreras recibi¨® al sexto corn¨²peta con unas excelentes ver¨®nicas, en las que hubo ritmo y temple. El novillo qued¨® muy mermado de fuerzas tras una voltereta y la faena del torero gaditano adoleci¨® de falta de emoci¨®n. Se perdi¨® el torero en un mont¨®n de derechazos y naturales de poco fuste. Y con el tercer novillo, del que ya se ha dicho que le dio un achuch¨®n, realiz¨® una labor ayuna de dominio y falta de temple. Tiene como excusa que el bicho gazape¨® bastante.

El primer novillo de Samuel L¨®pez parec¨ªa una oveja tontilona. Le dio el novillero muchos derechazos, sin gracia y sin alma, entre algunas palmas rutinarias y mec¨¢nicas. Se cay¨® la res varias veces y, naturalmente, aquello result¨® falto de emoci¨®n, insulso y aburrido. Parec¨ªa toreo de sal¨®n y del malo.

La emoci¨®n que, en algunos momentos, se ha vivido en los tendidos, vino m¨¢s por las cogidas que sufrieron los tres espadas que por las condiciones de los novillos. El venezolano se llev¨® sus graves cornadas por su exceso de pundonor y deseos de alcanzar el triunfo en la tarde de su primera salida a la plaza madrile?a. Samuel L¨®pez y Juan Contreras fueron revolcados por su falta de mando. Ambas cosas propias de novilleros que empiezan y que el tiempo corregir¨¢.