Willy Voet tira de la manta
El masajista del Festina disfrazaba el hematocrito de los ciclistas con inyecciones de agua y sodio
Willy Voet es el cuidador del equipo Festina detenido el pasado 8 de julio, en una frontera del Norte de Francia, con 400 productos dopantes en el coche. En prisi¨®n preventiva durante una quincena de d¨ªas, Voet es el punto de partida del esc¨¢ndalo que hizo temblar el ¨²ltimo Tour y cuyo testimonio pone bajo sospecha no s¨®lo la pr¨¢ctica profesional del ciclismo sino de todo el deporte-espect¨¢culo."O dices la verdad o te van a caer cinco a?os". Eso es lo que le espet¨® el juez Patrick Keil a Voet al ver que este se empe?aba en afirmar que las 400 dosis estaban destinadas "a su consumo personal". Y la verdad revelada a Keil es la que ahora publica el diario L"Equipe gracias a una entrevista en exclusiva con Voet.
"Los controles sangu¨ªneos ordenados por la UCI son un puro cachondeo", dice el masajista, "porque los m¨¦dicos llegan a la 6,30 de la ma?ana pero el corredor tiene hasta las 8,15 para hacer bajar su tasa de hematocritos. ?Con 15 minutos me basta y sobra! Todo se limita a inyectarle al corredor un litro de agua mezclada con un 0,09% de sodio y el problema est¨¢ resuelto. En menos de veinte minutos la tasa de hematocritos es aceptable".
Para evitar la artima?a la UCI ha acortado el tiempo disponible antes de presentarse al m¨¦dico. Eso ha llevado a los corredores a disponer de una peque?a m¨¢quina con la que ellos mismos pueden controlar su sangre cada noche y prepararse para una eventual aparici¨®n de los doctores. "Seis de los nueve corredores del Festina disponen de esa m¨¢quina".
Bruno Roussel, director deportivo del Festina, es quien puso en marcha el sistema para "evitar que los corredores tuvieran la piel del culo como un colador". Voet llevaba, gracias a una libreta, un control estricto de las substancias suministradas a los ciclistas. Hoy, algunas de sus libretas est¨¢n en manos del juez. "?l tiene las correspondientes a la temporada 1997-1998. Las anteriores se las he dado a mi abogado". Parece que varias revistas y editoriales le han ofrecido millones para publicarlas, que incluso se interesan por las memorias del masajista. "?Est¨¢n locos!", dice ¨¦l. "Se trata de cuadernos redactados en lenguaje codificado. Por ejemplo, una dosis de EPO est¨¢ indicada con una X subrayada en rojo mientras que la hormona de crecimiento viene referida con una Z de color verde. Y est¨¢ tambi¨¦n la P".
Virenque
La P no tiene nombre. Voet s¨®lo sabe que "es de la familia de los anabolizantes y favorece el desarrollo de la masa muscular de manera espectacular". Son comprimidos que se compran en Portugal y, si despu¨¦s de tomar diez pastillas, "descansas durante una semana, es imposible detectar el rastro".Algunos de los corredores, como Richard Virenque, niegan haber tomado EPO, hormonas o esa misteriosa pastilla P, y eso indigna a Voet. "Todo el mundo se r¨ªe de Richard. El principal consumidor de productos dopantes era Pascal Herv¨¦, pero Virenque tampoco se quedaba atras". El masajista precisa que "cada a?o el ciclista de Festina que m¨¢s reclamaba se inyectaba unas 80 ampollas de EPO y unas 40 dosis de hormonas de crecimiento".
El dopaje tiene su precio. En salud pero tambi¨¦n en dinero. Se paga por todo. "En 1993, el primer a?o de Festina, fue la marca quien asumi¨® los gastos, pero luego el total del montante de los productos dopantes de reparti¨® equitativamente entre todos los corredores. Las 300 dosis de EPO y otras tantas de hormonas ven¨ªan a costar un 600.000 francos" (unos 15 millones de pesetas).
Voet lo ha contado casi todo. Ese "casi" seguir¨¢ ocultando datos mientras no lleguen las sanciones. "Si me castigan espero que los otros pringuen como yo. No hay raz¨®n alguna para poner en un lado a los corredores y en otro al personal del equipo".
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