Pensar y hacer lo pol¨ªtico
Al incesante correr de los aconteceres en el mundo se le puede mirar con intenci¨®n de conocimiento mediante lo que, en paralelo con lo literario, podr¨ªase llamar la narrativa y la cr¨ªtica. La primera se reduce a decir lo que pasa, lo que aparece en superficie como pasando la, por as¨ª decir, historia period¨ªstica. La otra forma de mirar viene a ser bastante m¨¢s exigente. Pretende razones, causas, porqu¨¦s. En realidad es filosof¨ªa de la historia, pero en trance ¨¦sta de estarse haciendo. Mas antes de ese fin ¨²ltimo pasa el mirar cr¨ªtico al presente por un hacer intelectual menos elevado pero bastante anal¨ªtico en su fondo, ya que intenta la interpretaci¨®n intelectual de los hechos en trance, trabajo ese que obliga a la mente a perforar capas someras para indagar causas y razones. No es una filosof¨ªa genuina de la historia, pero s¨ª es una filosof¨ªa circunstancial sobre la dificultad inherente al conocimiento serio y profundo de lo que est¨¢ pasando.?Qui¨¦n mira con esp¨ªritu cr¨ªtico al hacerse en curso de lo hist¨®rico? Pasa el intelectual por ser ese qui¨¦n: el hombre que analiza el hacerse hist¨®rico de cada instante para dar en explicaci¨®n conviencente de aconteceres, de pulsaciones, de vibraciones, de hechos, en suma. Estos "hechos" no son en la pr¨¢ctica sino los efectos de la actividad pol¨ªtica, la pol¨ªtica materializada en forma de vida de los pueblos y agente de la historia en plena efervescencia presente para pasar pronto a lo que se llama "el pasado". ...El que mira, pues, con esp¨ªritu cr¨ªtico a lo que ha pasado y est¨¢ pasando; el intelectual gen¨¦rico -el profeta, como Ortega le llamaba-, mira en suma a la pol¨ªtica, al hacer pol¨ªtico, al directo hacer de los pol¨ªticos, porque la historia la hacen los pueblos aunque sin poder eludir las relaciones entre ellos, y esas relaciones, la pol¨ªtica al fin, la hacen los pol¨ªticos en su momento.
?Qu¨¦ se ve al mirar con esp¨ªritu cr¨ªtico a la historia presente? Uno de los resultados que se aprecian al aplicar el cr¨ªtico ver a "lo que est¨¢ pasando", es que eso que pasa, que se hace, lo hecho, la acci¨®n... no parece responder a un decidido pensar, a un consciente y denso "pensamiento" madurado. ...Esa llamada "historia presente" es ampl¨ªsima en azimutes; por ser historia en ciernes; por ser "acci¨®n" incalificada, es de apertura casi absoluta: su abanico da la vuelta al horizonte. Claro es que al haberse insinuado que la acci¨®n aqu¨¦lla no parece responder a pensamiento consciente y denso se reduce la amplitud de la posible entidad de la acci¨®n. Inconscientemente acaso se hac¨ªa referencia a lo probablemente m¨¢s influyente en el ser de la "acci¨®n", es decir, a la pol¨ªtica.
...Y ¨¦sto no exigir¨¢ concreta explicaci¨®n, ya que la intenci¨®n iba dirigida a la pol¨ªtica al decir de ella, de la acci¨®n, que parec¨ªa no responder a pensamiento correspondiente. En resumen: que "lo pol¨ªtico no parece ser respuesta congruente a un pensar conforme". ?Por qu¨¦?
Ya Ortega y Gasset denunci¨® el fen¨®meno en su hora. Su decir fue extenso al respecto, aunque estas citas pueden bastar: "Y es que desde 1850 (...) la fauna de los pol¨ªticos europeos ha ido degenerando sin pausa generaci¨®n tras generaci¨®n"; "Esa torpeza e irresponsabilidad de los pol¨ªticos ha tra¨ªdo a Europa a esta hora de envilecimiento"; "Lo que s¨ª aconteci¨® al llegar la democracia, por tanto, en los comienzos del siglo XIX, es que con ella empezaron los pueblos de Occidente a caer en el delet¨¦reo poder de los demagogos... (...) Ahora bien, los programas pol¨ªticos no est¨¢n nunca fabricados con aut¨¦nticas ideas" (Meditaci¨®n de Europa).
La tesis de que no ha habido pensamiento pol¨ªtico o pol¨ªtico pensar en pr¨¢cticamente los dos siglos que van desde 1815 hasta estos a?os finales del siglo XX, no vacila en exceso. Ortega pone ese arranque en 1850. La diferencia en fechas no es trascendente. En 1815 "se pensaba" todav¨ªa en pol¨ªtica; en 1850 pod¨ªan apreciarse s¨ªntomas de estarse haciendo la pol¨ªtica europea de otra forma, menos eficaz a la larga que la de antes. ...Porque cuando la mente cr¨ªtica mira a la historia anterior a 1815 o a 1850 con ojos deseosos de saber lo que pas¨®, se encuentra con la historia ya hecha, con la acci¨®n pol¨ªtica decantada y condensada, con hechos ya en el pasado pero con expresi¨®n inteligible para quien quiera y sepa verlos. ...Y esa mente cr¨ªtica ve la escena con claridad congruente, en el sentido de que se ve capaz a s¨ª misma de deducir con relativa certeza, de establecer consecuencia entre lo ocurrido y lo que fue su m¨®vil pulsante y activo, es decir, el impulso pol¨ªtico, el pensamiento pol¨ªtico, lo que ya se llama idea pol¨ªtica, origen impelente primero de la maniobra de ese orden. ...En la segunda mitad del siglo XIX y en todo el XX en la pr¨¢ctica, ya no es tan f¨¢cil la deducci¨®n aqu¨¦lla: la de encontrar razones de consecuencia entre lo hecho y lo que haya podido ser el m¨®vil de su dinamismo. Antes daba la sensaci¨®n de que hab¨ªa pensar pol¨ªtico y de que la pol¨ªtica, pensaba, mov¨ªa a los pueblos congruentemente y ¨¦stos hac¨ªan historia racional. Ahora no parece pasar eso. ?Por qu¨¦?
Al mirar a la historia reciente; al contemplar cr¨ªticamente lo ocurrido en el siglo XX y en su peculiar pre¨¢mbulo activo del XIX, da la impresi¨®n de que lo que se ve, es producto de acto reflejo, no realmente consciente. Parece que la pol¨ªtica -en especial tambi¨¦n la del siglo XX o todo lo m¨¢s la que arranca en 1870 (guerra franco-prusiana)- no est¨¢ movida por un pensar acorde con ella, por un pensamiento depurado y preparado con inteligencia hist¨®rica, que equivale a ser ingenio pol¨ªtico y habilidad din¨¢mica para orientarse al futuro con base en el presente. La prueba, una de varias, son los "fracasos" de lo decidido en Versalles primero y en Postdam y en Yalta despu¨¦s.
No es que a efectos de pol¨ªtica hecha historia sea paradigm¨¢tico el siglo XIX, pero s¨ª muestra adecuaci¨®n suficiente entre lo hecho y lo que debi¨® de mover a la acci¨®n, porque, al menos en lo europeo, se detecta que hubo pensamiento pol¨ªtico, ese pensar que mueve lo que entendemos por pol¨ªtica. Entonces hab¨ªa pensar. Hab¨ªa idea pol¨ªtica general e ideas pol¨ªticas particulares, "ideas" vivas que dinamizaban las correspondientes maniobras pol¨ªticas. No es que aquello fuera ejemplar e indiscutible; los resultados hist¨®ricos podr¨ªan haber sido mejores, pero al menos fueron actos hist¨®ricos que parecen responder desde nuestro hoy a pensamiento pol¨ªtico.
Al dirigir la cr¨ªtica mirada al siglo XX resulta dif¨ªcil ver con claridad algo parecido a una idea pol¨ªtica, a pensamiento pol¨ªtico, a pol¨ªtico hacer movido por el intelecto, por un pensar previo acertado, por un plan. Claro es que lo anterior va dirigido al siglo XX europeo, porque hasta 1900 fue Europa quien en la pr¨¢ctica mand¨® en el mundo. Podr¨ªa referirse lo dicho a Occidente mejor que a Europa, porque desde 1898 empez¨® algo de Occidente a ser distinto de lo de Europa. Acaso ese pensamiento hu¨ªdo o desaparecido y esa falta de detecci¨®n de pol¨ªtica pensada coincidan con el pase a segundo plano de la pol¨ªtica occidental de la Europa eterna pero envejecida y cansada ya.
El siglo XX podr¨¢ llamarse el de "las guerras de Europa". La primera fue la de alguien no europeo contra una naci¨®n europea -los EEUU contra Espa?a- y por ser ¨¦sta una naci¨®n europea que, d¨¦bil ya, segu¨ªa en Am¨¦rica. Las otras guerras de Europa del siglo XX son las del 14 al 18, la del 39 al 45 y la llamada "guerra fr¨ªa", desde el 48 hasta hace poco. Tal vez esa preponderancia de lo b¨¦lico en la vida pol¨ªtica de Europa tenga buena carga de gravedad en la causa de inexistencia de pensamiento pol¨ªtico en el hacer de las naciones de Europa y de Occidente. No es que el pensamiento b¨¦lico haya difuminado el pol¨ªtico pensar hasta hacerlo borrosamente inexistente, porque tampoco ha habido en verdad un pensamiento estrat¨¦gico en Occidente. Tal "pensamiento", desde 1945, ha sido norteamericano, y el norteamericano no ha sabido de las guerras y de la estrategia m¨¢s que se ganan aqu¨¦llas con la fuerza material de las armas apoyada en una econom¨ªa resistente, y no con los resultados acertados de la aplicaci¨®n del ingenio a las cosas de la guerra, es decir, con estrategia. La falta de pensamiento pol¨ªtico en Occidente y en Europa acaso estribe en que quien ten¨ªa que pensar, por tener que mandar en el mundo, no sab¨ªa ni sabe pensar. El pol¨ªtico europeo, por abandono o por las razones que en su d¨ªa aport¨® y demostr¨® Ortega, tampoco se dio a pensar en pol¨ªtica; puede ser que las civilizaciones en decadencia no sepan ya pensar. El resultado es lo que de acto reflejo se ve en la historia: en la de Occidente, en la de Europa, en la de este siglo que muere ya...
Europa est¨¢ hoy mismo yendo positivamente hacia su unidad pr¨¢ctica y completa. La unidad de Europa se lograr¨¢ definitivamente alg¨²n d¨ªa; pronto. Pero parece ser verdad que ahora se est¨¢ yendo a ella a impulsos de espasmos, a empujones que parecen provenir de efectos de actos reflejos.
El pensamiento pol¨ªtico no existe con gravedad suficiente, y si existe no es de la vitalidad y actividad que ser debiera. Se siente la necesidad de darle aquello que le falta; se siente la necesidad de... volver a pensar. Los pol¨ªticos, para ello, habr¨¢n de oir a los que piensen, a los "profetas" de que Ortega hablaba. Claro es que -?qui¨¦n sabe!- tal vez no los haya ya.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.