Gabardinas
En no pocas ocasiones ha dado la impresi¨®n de que el consejero de Medio Ambiente, Jos¨¦ Luis Blanco, no tiene muchos consejos que dar sobre medio ambiente. A¨²n permanece su frase de que "toda la poblaci¨®n no puede ir a una zona protegida". Esta pol¨ªtica la ha llevado a cabo y lo mismo ha puesto precio para observar los pinsapos que ha montado un servicio de guardas privados, en contra de la opini¨®n del Defensor del Pueblo Andaluz. Otras veces ha intentado, sin conseguirlo, mezclarse con el bosque, y no ha sido infrecuente verle otear el horizonte desde la atalaya de sus zapatos de charol o, las m¨¢s, con su gabardina reci¨¦n planchada que elimina el efecto camuflaje y hace huir a los animalitos a la otra punta del bosque. Sin embargo, a pesar de no ser santo y, por tanto, tampoco fiscal de la Audiencia Nacional, tal vez merezca la pena atender su opini¨®n sobre la apertura de las minas de Aznalc¨®llar, no vaya a ser que, gabardinas aparte, tenga raz¨®n. Niega la apertura si la empresa no cuenta con toda la documentaci¨®n y, especialmente, la que afecta al impacto medioambiental. Si no se aporta y quieren irse, que se vayan. Lo ¨²ltimo, con matices, ya que el que rompe paga y se lleva los lodos, si bien aqu¨ª, por arte de birlibirloque, se han trasladado al lado y est¨¢ pagando la Junta. No se puede olvidar tan pronto que la balsa t¨®xica, con o sin correrse las tierras, ha reventado y ha llenado de mierda el coto. Ha sembrado de cobre, cadmio, ars¨¦nico, desde los halcones hasta los ostiones. Ha llenado, en unos efectos secundarios indeseables, de muerte las carreteras, al tener que retirar, contra lluvia, los fangos t¨®xicos, y han seguido las divergencias entre central y auton¨®mico, federal o naci¨®n, pend¨®n lo de naci¨®n es para Catalu?a, y no para el pend¨®n de Castilla, que naci¨® ayer o anteayer. Es razonable la exigencia. Hay que cuidar que se cumplan las medidas de protecci¨®n. Ser¨ªa conveniente que el consejero de Industria colaborara, no vayamos a que, actuando por libre, algo a lo que tiene habituados a devotos y no tanto, el tiempo termine con los patos de Blanco y da?ando el poco medio ambiente que queda. Entonces dar¨¢ igual qui¨¦n se lleve el pato al agua y si no hay conflicto entre las consejer¨ªas, que se explique mejor Guti¨¦rrez porque, a veces, donde dice digo dice treinta y cinco y nos tiene tan acostumbrados a los equ¨ªvocos como Blanco a los guardas y, a estas alturas de mierda t¨®xica, no caben errores.
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