Universidad y finanzas

A comienzos del nuevo curso acad¨¦mico la universidad espa?ola y andaluza se encuentra envuelta en un serio debate sobre su financiaci¨®n. Por una parte se encuentra la propuesta del ministerio de que las becas pasen a ser gestionadas por las comunidades aut¨®nomas. Desde la reforma universitaria ha existido un consenso generalizado de que las becas constituyen el instrumento b¨¢sico de retribuci¨®n del sistema, por lo que han de ser financiadas, gestionadas y reguladas por la Administraci¨®n central y no parece muy afortunado defender lo contrario hoy. Ser¨ªa absurdo y a la vez injusto que los criterios de apoyo econ¨®mico a los estudiantes con escasos recursos fuesen distintos seg¨²n el territorio y que la cuant¨ªa de las becas dependiese de la capacidad de generar recursos que tuviese cada comunidad aut¨®noma. De hecho, ser¨ªa algo similar a romper la caja ¨²nica de la Seguridad Social, as¨ª que mejor que nos quedemos como estamos. En segundo lugar est¨¢ la cuesti¨®n de las familias numerosas. El ministerio aprob¨® la reducci¨®n del n¨²mero de hijos considerado para ser familia numerosa y ello ha llevado a que las universidades reduzcan sus ingresos por tasas. Como siempre, resulta f¨¢cil tirar con p¨®lvora ajena, as¨ª que tienen mucha raz¨®n los rectores al reclamar del ministerio que se les compense por una medida pol¨ªtica, tomada al margen de la universidad, que repercute negativamente en sus recursos. Finalmente, est¨¢ la propuesta de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n de la Junta sobre la posibilidad de que las tasas acad¨¦micas sean establecidas por cada universidad. Ciertamente la autonom¨ªa en el gasto de la universidad no est¨¢ compensada con una autonom¨ªa real en el ingreso y eso hace que la Administraci¨®n auton¨®mica sea un escudo defensor de la posible mala gesti¨®n de determinados rectorados. La autonom¨ªa debe intentar ser sim¨¦trica en gastos e ingresos, pero ello no debe provocar discriminaci¨®n entre los andaluces, de ah¨ª que cualquier reforma en este aspecto deba ser estudiada en profundidad antes de ser decidida, para evitar efectos redistributivos perversos.