ENCINAS Despensa oto?al
Nuestras genuinas encinas, desplazadas de muchos paisajes a lo largo de la historia, brillan estos d¨ªas de tal forma que atraen a todos los hambrientos que hay a su alrededor. Cuando el oto?o lleva casi un mes de vida, las bellotas de la encina se convierten en la dieta principal de multitud de animales que se acercan a recoger su aporte de nutrientes. All¨¢ por la Sierra de And¨²jar, en Ja¨¦n, andan hoy los jabal¨ªes empe?ados en no dejar ni una sola a los que vengan detr¨¢s. Muchos herb¨ªvoros se aproximan con similar fin. A¨²n parece mentira que este ¨¢rbol haya sido capaz de superar el seco y riguroso verano y llevar a buen puerto la madurez de una importante carga de frutos. Dif¨ªcilmente lograr¨¢ la germinaci¨®n de, al menos, una bellota. El peso del fruto y la amplitud de copa de las encinas resultan a veces una barrera insalvable.
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