Una historia de guerra y fuego
La dimensi¨®n cultural que ahora adquiere el Alc¨¢zar de Toledo dejar¨ªa encantados a algunos de los grandes impulsores de este emblem¨¢tico edificio, como Carlos I, en el siglo XVI, o el cardenal Lorenzana, en el XVIII.
Su origen, que se remonta a la ¨¦poca romana, tuvo un uso defensivo y militar, el mismo con el que se populariz¨® tras la guerra civil espa?ola, aunque en alguna ¨¦poca, como la de los Reyes Cat¨®licos, se utiliz¨® como palacio para la monarqu¨ªa. Tras el traslado de la Corte a Madrid, en 1531, el Alc¨¢zar pierde su funci¨®n cortesana y comienza una etapa de abandono y progresiva decadencia.
En el siglo XVII sirve como c¨¢rcel, cuartel de caballer¨ªa y residencia de nobles. En el XVIII, tras ser de nuevo cuartel, sufre un importante incendio y un nuevo abandono y se queda sin funci¨®n hasta que el cardenal Lorenzana lo convierte en Casa de Caridad, una obra asistencial e ilustrada en la que a cambio de manutenci¨®n los beneficiarios deb¨ªan aprender y ejercer un oficio.
En 1810 lo toman los franceses. Vuelve a quemarse, tras lo cual las fuerzas vivas de la ciudad tratan, con ¨¦xito, de convertirlo en sede de la Academia de Infanter¨ªa; la misma en la que a?os despu¨¦s (1907) se matricula un joven al que empiezan a llamar Franquito, uno de los protagonistas del dram¨¢tico episodio del asedio y defensa del Alc¨¢zar, durante el verano de 1936, que, entre otras cosas, provoc¨® la casi completa destrucci¨®n del edificio. Tras la guerra civil la Academia fue trasladada y, dado el valor simb¨®lico del edificio para los vencedores de la contienda, se reconstruy¨®, aunque nunca se le ha dado ninguna funci¨®n relevante. Hoy ya la tiene.
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