Editados los archivos documentales y arqueol¨®gicos

Los primeros cat¨¢logos sobre los contenidos de los archivos que la Academia de la Historia conserva fueron entregados este martes a la imprenta. Es el primer paso encaminado a abrir al p¨²blico un legado arqueol¨®gico, pict¨®rico, documental y numism¨¢tico que los expertos califican de extraordinario, acopiado gracias a las donaciones p¨²blicas y privadas a lo largo de siglos.

Los investigadores podr¨¢n saber as¨ª cu¨¢l es la riqueza real que la Academia alberga. En un plazo de uno a dos a?os, muchas de las colecciones catalogadas podr¨¢n ser expuestas al gran p¨²blico.

Hay que tener en cuenta que la instituci¨®n mantuvo en dep¨®sito, hasta el a?o 1911, la mayor parte del patrimonio cultural, m¨®vil, de toda Espa?a, que permanece a¨²n en buena medida distribuido en sus almacenes, o bien en sus muros, estantes y vitrinas.

La publicacion de los cat¨¢logos forma parte de un plan sufragado con 15.000.000 pesetas por el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia y otros cuatro millones, donados por la Comunidad de Madrid. Persiguen los cat¨¢logos el prop¨®sito de inventariar de forma precisa sus contenidos; como el del monetario de la Academia, d¨®nde abundan las piezas de oro, son cuantiosas las de plata y muy elevada la cantidad de monedas de cobre, bronce y plomo. De las 42.000 piezas de sus colecciones las hay fenicias, ib¨¦ricas, c¨¦lticas, as¨ª como romanas y ¨¢rabes.

Joyas y documentos

Los fondos arqueol¨®gicos incluyen joyas como los sarc¨®fagos paleocristianos, en m¨¢rmol, labrados en el siglo IV de nuestra era y hallados en Hell¨ªn en 1834; o el Disco de Teodosio, un prodigio de orfebrer¨ªa paleobizantina en plata de una pureza de 976 mil¨¦simas, con 74 cent¨ªmetros de di¨¢metro, que data de los tiempos del emperador de ese nombre, nacido en Coca en el siglo IV. Abunda tambi¨¦n la escultura, con decenas de piezas griegas, romanas, incluso c¨¦lticas,como un torques de oro puro, una especie de collar o brazalete abierto, de puntas romboides y 174 gramos de peso, que parece esconder a¨²n un enigma dru¨ªdico por descifrar.

Posiblemente el cap¨ªtulo m¨¢s rico de los que guarda la Academia es el documental, por la calidad y veteran¨ªa de sus libros y legajos, entre los que coexisten desde c¨®dices visig¨®ticos del siglo IX hasta incunables y cartograf¨ªas de decenas de pa¨ªses del mundo o relaciones de historia de Am¨¦rica. Lo m¨¢s reconfortante de tanta magnificencia es saber que, durante generaciones, hombres de la talla de Jovellanos, Ol¨®zaga, Men¨¦ndez Pelayo, Men¨¦ndez Pidal y otros, dedicaron sus mejores esfuerzos a preservarla en la memoria hist¨®rica que la Academia protege.