Zoo de Torrej¨®n
El d¨ªa 12 de octubre visitamos con nuestro hijo el llamado Zoo Grande de Torrej¨®n de Ardoz. ?Ha estado usted all¨ª? ?Le gustan los zool¨®gicos? Confieso que no son lugares que yo aprecie mucho, pero lo que vimos es indescriptible, ?o no? ?Qui¨¦n ha concedido el permiso a este espacio dedicado al horror, a la perversidad, m¨¢s humana que nunca? El recinto es sucio y maloliente, hasta ah¨ª la sensibilidad m¨¢s banal. Pero despu¨¦s viene lo peor: las aves permanecen apoyadas sobre unos aros de hierro, atadas con cadenas, impotentes para huir cuando uno se acerca, devolviendo la verg¨¹enza que la propia existencia de este lugar despierta; el pel¨ªcano enreda sus alas en la jaula; un perro comparte el escaso espacio con dos tigres; tres leones, tres, desparraman sus pellejos sobre el suelo y el tronco que han colocado en el centro de la reducida jaula; una leona sangra por una pata, se lame y riega de rojo el suelo; monos y osos permanecen en perpleja inmovilidad; siete iguanas comparten en el apestoso reptilario una infame cabina.... Pero esto s¨®lo es el principio...Entre comentarios ir¨®nicos sobre el car¨¢cter did¨¢ctico de los zoos en general y de este en particular, nos acercamos a la jaula donde pone (en el recinto escasean los carteles o est¨¢n borrados) "lobos" y observo desde lejos -pude as¨ª evitarle a mi hijo el espect¨¢culo- que uno de los animales devora a su compa?ero obstin¨¢ndose en morder el cuello del espantoso pelele. Uno de los chavales -?alguien controla la edad de los jovenc¨ªsimos empleados?- pasa ante la jaula y corre a avisar a un compa?ero, que lo recoge en una carretilla y lo traslada no sabemos ad¨®nde despu¨¦s de que un hombre acompa?ado de sus dos hijos lo fotograf¨ªe.
?De d¨®nde proceden estos animales y ad¨®nde los llevan cuando mueren? ?En qu¨¦ se han convertido los que consienten todo esto y los que por 900 pesetas entramos en este lugar? ?Y nuestros hijos? ?Le importan a alguien? Paralizada, ni siquiera pude reaccionar y sacar unas fotos que ilustraran lo que aqu¨ª se describe, unas im¨¢genes que dijeran m¨¢s de lo que pueden decir mis desoladas palabras.- . .
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