Zapatilla de cristal

, El ballet de Prok¨®fiev, de dif¨ªcil adaptaci¨®n cor¨¦utica, ha pasado a ser parte del patrimonio coreogr¨¢fico ingl¨¦s desde hace d¨¦cadas. Decisivo fue el montaje creado por Frederick Ashton en 1948 con Moira Shearer. El English tuvo su primera Cinderella de las manos de Stevenson en 1973. La tradici¨®n ballet¨®mana no s¨®lo recuerda a Fonteyn, Park y Seymour, sino al propio Ashton y a Helpmann como las hermanastras.

Derek Deane ha formalizado en esta compa?¨ªa el sentido de tradici¨®n de la escuela brit¨¢nica de ballet. As¨ª las cosas, esta versi¨®n de Cenicienta es muy inglesa en formas y contenido, en empaque y ejercicio estil¨ªstico. Los dise?os de Walker (que ya hab¨ªa hecho otras versiones) inciden en esos cuadros para el espectador "ni?o-adulto", que dec¨ªa Legat es el ideal para asimilar en su grandeza los ballets basados en cuentos fe¨¦ricos.

David Walker hace un excelente trabajo realista primero y fant¨¢stico despu¨¦s. La luna-rel¨® es un hallazgo que domina la obra, y la escena del bosque con las cuatro estaciones-solistas, una joya de sutil colorido. En cuanto a la coreograf¨ªa, gran parte de su lucimiento y ¨¦xito se deben hoy a una espa?ola que lo borda: Tamara Rojo. Esta madrile?a decidi¨® volar como antes otras estrellas del ballet espa?ol de la di¨¢spora, que parece ser un destino. Su ascenci¨®n en el exigente ¨¢mbito del ballet londinense s¨®lo tiene comparaci¨®n en las otrora carreras brillantes de Trinidad Sevillano y Arantxa Arg¨¹elles. La t¨¦cnica de Rojo, su simpat¨ªa, y su ataque esc¨¦nico, son un hecho: dos portadas en The Times y cr¨ªticas que superan todas las previsiones. Y algo rar¨ªsimo: las otras bailarinas van a verla bailar.

La coreograf¨ªa de Corder es complaciente con la estructura petipatiana del ballet acad¨¦mico. Los cuadros se suceden con armon¨ªa lineal y las escenas de conjunto tienen el perfume peterburgu¨¦s de tradici¨®n. Es inevitable compararla con La bella durmiente, pues aparecen citas bien hilvanadas aqu¨ª y all¨¢.

Volviendo a Tamara Rojo, hay que decir que su seguridad y giro, sus pies perfectos y capacidad de comunicaci¨®n la hacen una de las m¨¢s prometedoras figuras de hoy. C¨ªtese a Nathan Coppen en el papel del maestro: elegante, preciso, de hermosa l¨ªnea cl¨¢sica y con unas dotes que adivinan su lirismo, su verdadera clase noble.