Tegucigalpa, una ciudad fantasma arrasada por el hurac¨¢n "Mitch"
Las p¨¦rdidas econ¨®micas causadas por el "Mitch" se elevan a m¨¢s de medio bill¨®n de pesetas
Los buitres se han adue?ado del puente Mallol, que un¨ªa el centro de Tegucigalpa con el barrio de Comayag¨¹ela. El coraz¨®n de la capital hondure?a parece el decorado de una pel¨ªcula de terror. El hurac¨¢n Mitch ha reventado esta ciudad de 800.000 habitantes, que ahora se enfrenta a la amenaza de epidemias por la falta de agua potable y la presencia de cad¨¢veres en el cauce desbordado del r¨ªo Choluteca. Aislada por tierra, con la gasolina racionada, Tegucigalpa trata de coordinar la ayuda al resto del pa¨ªs mientras lucha por salir de su propia pesadilla.Desde los restos del puente Mallol, el espect¨¢culo resulta irreal. En la margen derecha, las aguas han engullido el parque deportivo y han inundado parcialmente el antiguo palacio presidencial, un peculiar castillo rosado de principios de siglo que hoy es el Museo de Historia.
En la ribera izquierda, el Ministerio de Educaci¨®n parece flotar en el r¨ªo como un buque fantasma, y la bulliciosa Primera Avenida de Comayag¨¹ela est¨¢ sepultada bajo toneladas de barro y cascotes, de los que sobresalen, como pidiendo auxilio, algunos edificios sombr¨ªos. La ropa tendida da una enga?osa impresi¨®n de presencia humana.
El suministro el¨¦ctrico se va reparando con rapidez. Las luces encendidas en la noche dan una extra?a impresi¨®n de tranquilidad. Durante el d¨ªa, la gente hace colas en los arroyuelos de los cerros para cargar bidones.
El presidente Flores llama a todos los hondure?os a la reconstrucci¨®n del pa¨ªs
En algunos recodos las mujeres se agolpan para lavar la ropa. En otros rincones los hombres se abocan a la absurda tarea de limpiar los coches. El curso escolar, que terminaba en diciembre, ha sido suspendido. Muchas de las escuelas se han convertido en centros de acogida de damnificados.
El estado de sitio obliga a los ciudadanos a encerrarse en sus casas a partir de las nueve de la noche. En general, la poblaci¨®n de Tegucigalpa, acosada en tiempos normales por una delincuencia galopante, se siente aliviada. "Deber¨ªan ponerlo todo el a?o. Los robos y el pillaje se han reducido mucho", comenta Hermelinda, que trata in¨²tilmente de rescatar con su marido el viejo veh¨ªculo familiar, atascado, junto a varias docenas m¨¢s, en el lodo bajo el Puente del Chile. "Pero yo no s¨¦ c¨®mo vamos a salir de esta desgracia, Diosito m¨ªo", dice, y rompe a llorar.
La televisi¨®n emite constantes anuncios de ¨¢nimo, apelando a la solidaridad y el patriotismo. Encabeza la campa?a el presidente hondure?o, Carlos Flores, que se ha propuesto hacer reaccionar a la ciudadan¨ªa. Al grito de "vamos a construir un nuevo pa¨ªs", insta a sus compatriotas a hacer un esfuerzo y a "cambiar la mentalidad del harag¨¢n". No pueden paralizarse, les dice, ni desentenderse ante la llegada de las donaciones internacionales. Existe un "antes y un despu¨¦s del hurac¨¢n Mitch". La econom¨ªa nacional est¨¢ quebrada y es necesaria la participaci¨®n de todos.
Y para demostrar que va en serio, el Gobierno ya ha dispuesto que todos aquellos refugiados en albergues ayuden, en la medida de sus posibilidades, en las tareas de reconstrucci¨®n de su comunidad. "Los damnificados", dice Flores, "no son inv¨¢lidos ni est¨¢n incapacitados para trabajar".
La llegada de la ayuda internacional, despu¨¦s de unos d¨ªas de vac¨ªo, ha contribuido a sacar a los hondure?os del pozo moral en el que se encontraban. Junto a los equipos de expertos franceses y mexicanos, dos misiones enviadas por los Gobiernos de Jap¨®n y Canad¨¢ trabajan ya sobre suelo hondure?o en los campos de la infraestructura, obras p¨²blicas y sanidad. Estados Unidos ha prometido una ayuda de 35 millones de d¨®lares y ha anunciado la suspensi¨®n temporal de las deportaciones de los 80.000 hondure?os que residen ilegalmente en su territorio.
La dram¨¢tica situaci¨®n que vive Tegucigalpa se aliviar¨¢ sin duda a partir de hoy, cuando quede abierto el puente Pespire, que une la capital con la costa del Pac¨ªfico. En tres d¨ªas m¨¢s volver¨¢ el suministro de combustible. Pero la comunicaci¨®n terrestre con el resto del pa¨ªs sigue interrumpida. Muchas regiones siguen incomunicadas. Los capitalinos se preguntan con temor qu¨¦ habr¨¢ detr¨¢s del silencio.
Las cifras de las p¨¦rdidas, como la cifra de los muertos (que rondan ya los 7.000 en todo el pa¨ªs), se van afinando a medida en que pasan los d¨ªas. El 70% de los cultivos y el 25% de las viviendas de las ¨¢reas castigadas por Mitch han resultado afectados. Unos 80 kil¨®metros de la red principal de carreteras han quedado inutilizables. Las p¨¦rdidas econ¨®micas, seg¨²n evaluaciones del Congreso hondure?o, rondan los 4.000 millones de d¨®lares (m¨¢s de medio bill¨®n de pesetas).
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