Defender el pensamiento
El futuro s¨®lo existe en nuestro pensamiento imaginativo como una mera proyecci¨®n de lo ¨²nicamente real, el presente. Hoy en d¨ªa, el lenguaje, y con m¨¢s profusi¨®n el pol¨ªtico, vuelve a la jerga fascista, no exclusivamente a aquella que predicaba unos valores morales y patri¨®ticos concretos, sino en cuanto que utiliza esa forma de comunicaci¨®n que Adorno llam¨® "lenguaje de la autenticidad", y que consiste en utilizar palabras abstractas con una carga valorativa no precisada que, inspirando en el subconsciente tanto del hablante como del oyente una idea de futuro tan incierta como poco imaginativa, intenta producir una especie de catarsis colectiva que activa el sentimiento y el quehacer humano hacia la aclamaci¨®n o el cabreo. Palabras como libertad, amor, fraternidad, solidaridad, paz, etc¨¦tera, est¨¢n, en estos tiempos que corren, desprovistas de idea, de concepto y solamente son sonidos que despiertan, como si de m¨²sica se tratara, nuestros sentidos, sentidos que instintivamente dirigen formas de ac-Pasa a la p¨¢gina siguiente
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tuar en una direcci¨®n u otra, dependiendo qui¨¦n las pronuncie. Parece mentira, pero es verdad que, en la era llamada de la comunicaci¨®n, las palabras se est¨¦n despojando de contenido significativo para ser meras im¨¢genes est¨¦ticas reguladas por dos conceptos que parec¨ªan pertenecer al pasado, el bien y el mal, o eres positivo o eres negativo, o est¨¢s conmigo o est¨¢s contra m¨ª.
El futuro, pues, nunca existi¨® como ente material, sino ¨²nicamente como ente intelectual, y hoy no va a ser menos. La intelectualidad se trabaja con el lenguaje, y ¨¦ste, desprovisto de ideas, no es m¨¢s que el aullido de un lobo. Pero no conviene olvidar que la idea es el intento de perfecci¨®n en la especie humana, algo siempre inconcluso, pero de b¨²squeda constante, la utop¨ªa. La utop¨ªa no es exclusivamente patrimonio del so?ador, como nos quieren vender determinados publicistas est¨¦ticamente intachables, pero perversamente vac¨ªos, sino que es patrimonio de la idea, esto es, del intelecto y, por lo tanto, del ser humano en general. Nuestro derecho es pensarla y actuar en consecuencia.-
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