La bacteria del tifus origin¨® las part¨ªculas que producen la energ¨ªa en todas las c¨¦lulas vivas
La bacteria causante del tifus, llamada Rickettsia prowazekii, es uno de los asesinos m¨¢s conocidos de la historia universal de las epidemias. Pero los cient¨ªficos que acaban de descifrar su genoma han podido comprobar que los ancestros de esta plaga b¨ªblica fueron una pieza fundamental en el origen de la vida animal y vegetal sobre la Tierra. Una rickettsia primitiva se convirti¨® en las actuales f¨¢bricas de energ¨ªa de todas las c¨¦lulas vivas, las llamadas mitocondrias.
El propio nombre de la Rickettsia prowazekii, debido a los investigadores H. T. Ricketts y S. J. M. Prowazec, deja ir¨®nica constancia de su car¨¢cter ponzo?oso: Ricketts y Prowazek murieron de tifus a principios de este siglo, mientras trabajaban en la identificaci¨®n del agente infeccioso.
La bi¨®loga Lynn Margulis avanz¨® en los a?os setenta una hip¨®tesis que fue considerada una extravagante herej¨ªa por sus colegas de la ¨¦poca. Seg¨²n ella, unos componentes fundamentales de las c¨¦lulas animales, las mitocondrias o factor¨ªas de energ¨ªa celular, hab¨ªan evolucionado a partir de antiguas bacterias par¨¢sitas. Los bi¨®logos comenzaron a tomarse en serio la idea de Margulis cuando se descubri¨® que las mitocondrias conten¨ªan sus propios genes.
Par¨¢sitos de las c¨¦lulas
Las rickettsias son lo que se llama par¨¢sitos intracelulares obligados, es decir, que s¨®lo pueden vivir dentro de las c¨¦lulas humanas o de otros animales a los que infectan. Y Siv Andersson y sus colegas de la Universidad de Upsala (Suecia), que publican hoy en Nature el genoma completo de esta bacteria, han comprobado que los genes de la rickettsia son los m¨¢s parecidos a los de las mitocondrias de todo el mundo vivo conocido. Se puede considerar que la hip¨®tesis de Margulis ha recibido el espaldarazo definitivo gracias a una plaga letal.El equipo de Andersson ha demostrado que la rickettsia del tifus tiene exactamente 834 genes, un n¨²mero muy peque?o comparado con una bacteria t¨ªpica. Por ejemplo, la bacteria m¨¢s com¨²n que vive en el intestino humano tiene unos 4.300 genes.
Ning¨²n organismo puede llevar una vida independiente con s¨®lo 834 genes: de ah¨ª que las rickettsias est¨¦n condenadas a parasitar a las c¨¦lulas. Pero estas minibacterias debieron ser independientes en alg¨²n momento, puesto que ya exist¨ªan mucho antes que las c¨¦lulas que ahora las hospedan... y que ellas mismas contribuyeron a crear. Las rickettsias han debido ir perdiendo poco a poco los genes que su moderno estilo de vida parasitario ha convertido en superfluos.
Curiosamente, los datos de Andersson demuestran que las rickettsias actuales siguen a¨²n en pleno proceso de degeneraci¨®n gen¨¦tica. El 24% del ADN (material gen¨¦tico) del agente del tifus no vale para nada: se trata de un mero residuo de centenares de antiguos genes que ya no funcionan, pero que todav¨ªa no han sido eliminados por completo. Ninguna otra bacteria conocida posee un porcentaje semejante de ADN inservible.
Las mitocondrias de las c¨¦lulas representan casos m¨¢s acabados de ese mismo proceso de eliminaci¨®n de ADN. La mayor mitocondria conocida -la m¨¢s antigua, por as¨ª decir- tiene diez veces menos genes que la rickettsia, que a su vez tiene cinco veces menos genes que una bacteria com¨²n. El agente del tifus se puede considerar un verdadero paso intermedio evolutivo entre una bacteria y una mitocondria.
La intervenci¨®n espa?ola en esta investigaci¨®n resulta algo deprimente: la rickettsia analizada por el equipo de Andersson se obtuvo de un madrile?o muerto de tifus en 1941.
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