Toritos en oto?o

No es habitual que se den corridas en oto?o. Ni habitual, ni normal. En estas fechas, lo que procede son los versos del Don Juan de Zorrilla en las candilejas y los paseos melanc¨®licos por el parque del Retiro comiendo casta?as asadas.Ahora, las plazas cubiertas van a permitir que durante los meses de chubasquero y mesa camilla podamos ir a los toros. A eso se ha apuntado la plaza de Legan¨¦s con una llamada "feria de invierno" a base -por lo visto en esta primera del abono- de toretes sin presencia. Y con muy poca gente en los tendidos.

En estas corridas en las que sale el toro que no asusta los toreros tienen la oportunidad de hacer las cosas como es debido que, despu¨¦s de todo, son las que gustan al buen aficionado. En el festejo de ayer en Legan¨¦s hubo alg¨²n torero que no lo entendi¨® as¨ª. ?ste fue El Fundi que acudi¨® a cubrir el expediente con ratoner¨ªa y ventajosas artima?as. Construy¨® Fundi dos faenas id¨¦nticas a sus dos antagonistas, que eran, para mayor verg¨¹enza, los mejores de la corrida. Con ellos estuvo el torero muy mal colocado, citando casi desde la vecina ciudad de Fuenlabrada y llev¨¢ndose el toro con el pico de la muleta en largu¨ªsimas y aburridas series de derechazos rematadas siempre con los archiconsabidos pases de pecho por partida doble. No se prodig¨® con la mano izquierda y, cuando lo hizo, nos ofreci¨® m¨¢s de lo mismo. En resumen: ni arriesg¨® ni se arrim¨® El Fundi. Dio la impresi¨®n de que hab¨ªa ido a pegar pases como fuera y ya est¨¢.

Miguel Rodr¨ªguez se enfrent¨® a un segundo toro muy gazap¨®n y que derrotaba mucho en la muleta. A base de sobarlo por el pit¨®n derecho y buscar con buena t¨¦cnica el embarque consigui¨® hacerle faena. Miguel estuvo muy h¨¢bil y eficaz con un toro que al final se revolv¨ªa con peligro.

Le toc¨® la china del sobrero, un animal veleto. No se asust¨® Miguel en absoluto de la percha impresionante y metido siempre entre los pitones le sac¨® pases con la derecha de mucho m¨¦rito. Antonio Ferrera estuvo muy valeroso y arriesgado. Atropell¨® la raz¨®n la mayor¨ªa de las veces, sobre todo en la elecci¨®n de los terrenos. No pudo dominar al tercero, que cabeceaba mucho. Otro mal c¨¢lculo del terreno, distancia y velocidad del toro fue la causa de una aparatosa cogida sin consecuencias, al clavar el primer par de banderillas al que cerr¨® plaza. Se nota que Ferrera quiere ser torero y llegar pronto a los puestos de la cumbre.