Fotograf¨ªa en la Margen Izquierda
Acaba de llegar a Muskiz. Viene de Gallarta despu¨¦s de haber pasado por Santurtzi y Portugalete. Luego ir¨¢ a Barakaldo y terminar¨¢ su periplo en Sestao. Es la exposici¨®n itinerante Ezkerraldea Plastika. Dedicada a la fotograf¨ªa, pone de manifiesto cu¨¢l es el fluir creativo actual de esta modalidad expresiva en la zona minera e industrial de la margen izquierda del Nervi¨®n. Han quedado atr¨¢s aquellas im¨¢genes que se recreaban en el filo de la miseria de un lugar ag¨®nico en su industria y entorno. Ya no dominan los altos hornos; el realismo fotogr¨¢fico deja espacio a la ficci¨®n. En la actual construcci¨®n de espacios ic¨®nicos, madurada por la reflexi¨®n, se combina una est¨¦tica de lo aleg¨®rico con un compromiso vital con el medio. Pod¨ªan haber sido m¨¢s, pero en esta ocasi¨®n se recoge el trabajo de seis fot¨®grafos nacidos en los a?os 50. No forman una generaci¨®n diferenciada. No es f¨¢cil encontrar semblanzas en su forma de hacer. Tienen en com¨²n haber compartido las vivencias y energ¨ªas que destila su lugar de origen, una zona degradada en v¨ªas de recuperaci¨®n. Tambi¨¦n coinciden en su ilusi¨®n por el oficio que no es m¨¢s que su vocaci¨®n. Agust¨ªn Albizu (Barakaldo, 1958) ha dejado atr¨¢s sus primeros retratos en blanco y negro reflejo de la conflictividad de su ¨¢mbito social. Su protesta tambi¨¦n se tradujo en alguna que otra estridencia colorista. Ahora, con t¨¦cnica m¨¢s depurada, entra un mundo m¨¢s l¨²dico dirigido a la publicidad. La panor¨¢mica de un surfista en la playa de Laga bajo las suaves luces rojas de un atardecer o el fotomontaje titulado Rebeca, para una marca de whisky, as¨ª lo indican. Joseba Bengoetxea (Santurtzi, 1961), se ha forjado en el fotoperiodismo. De revista en revista, de peri¨®dico en peri¨®dico, ha sacado tiempo para exponer e investigar. Con un poderoso control sobre las variantes t¨¦cnicas del medio ha traido dos ensayos ingeniosos: uno en la senda del body-art y el otro, un estudio de color sobre goma bicromatada donde la delicadeza de los tonos realza con tes¨®n el dibujo de la imagen. Txetxu Berruezo (Sestao, 1956) participa con sus instant¨¢neas polaroid. Este hombre multiplica su actividad fotogr¨¢fica por doquier. Sus im¨¢genes desvirtuadas manualmente de su referente original envuelven con insinuaci¨®n sensual al observador. Por capricho e intenci¨®n de autor terminan ampli¨¢ndose desde un equipo cibern¨¦tico. Una formula de gran densidad expresiva que no conviene abusar de ella para evitar empachos ic¨®nicos. Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Benito (Santurtzi, 1954) se desmarca con una construcci¨®n de im¨¢genes fant¨¢sticas emparentadas con el surrealismo. El pez amarillo se desliza entre el bosque de hayas, el centollo pasea por un camino de monta?a, grupos de delfines bailan sobre el cielo del oc¨¦ano. Resultado de un juego on¨ªrico, todo es chocante, incluso el color, en esta atractiva subversi¨®n de la realidad. Jes¨²s ?ngel Miranda (Barakaldo, 1953) nos descubre su camino de la instalaci¨®n, una faceta suya escasamente conocida que dise?a con precisi¨®n matem¨¢tica. No pierde detalle. Recurre a t¨¦cnicas mixtas donde la fotograf¨ªa juega el papel dominante. Busca reflejar los cambios recientes en el paisaje industrial y productivo de la Margen Izquierda, o quiz¨¢s vivencias m¨¢s ¨ªntimas, de manera innovadora. No presenta dudas en su compromiso comunicativo cercano a la militancia. Fidel Raso (1953) es el ¨²ltimo de la lista. Conocido en su actividad period¨ªstica sus fotos se mantienen fieles a la tradici¨®n de algunos grandes maestros del g¨¦nero. Sus im¨¢genes nos hablan de la existencia de un mundo labrado con dolor y regado con sangre. Algo que de una manera m¨¢s concreta conseguir¨ªa mayor implicaci¨®n en los espectadores. Los textos de Rita Sixto son el hilo conductor de esta acertada muestra colectiva apoyada desde la Diputaci¨®n Foral y ayuntamientos. Iniciativa que, dese¨¢ndola m¨¢s frecuente, nos ense?a aspectos del renacimiento cultural de una comarca necesitada de est¨ªmulos. Un ejemplo de como romper la supervivencia aislada de muchos creadores pl¨¢sticos que, prisioneros de su egocentrismo, llegan a la autodestrucci¨®n art¨ªstica.
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