Un caso particular
La presente carta tiene por objeto reflejar la verdadera situaci¨®n que vivimos las personas que, por circunstancias del destino, nos encontramos inmersas en el mundo de la drogodependencia. Mi caso, con ser particular, no refleja los extremos m¨¢s crudos de la realidad, y aun as¨ª, supone una situaci¨®n de gran riesgo y destrucci¨®n vital.Tengo 27 a?os, estudios universitarios y, gracias a Dios, una familia que me apoya a pesar de todas las desgracias y maldades que les he dado obligado por mi enfermedad.
Tras m¨²ltiples y variados tratamientos a lo largo de seis a?os de adicci¨®n a mis espaldas, y el fracaso en todos ellos, se me apareci¨®, como una soluci¨®n posible a m¨²ltiples de los problemas citados, intentar acceder a una de las plazas de tratamiento con metadona.
Tras los m¨¢s diversos tr¨¢mites burocr¨¢ticos, la espera m¨ªnima que me comunican es de dos meses, a partir de mi inclusi¨®n en una lista. Debido a los m¨¢s variados motivos mi solicitud e informe duerme el sue?o de los justos encima de la mesa de un funcionario que, ignorante de la importancia vital que tiene el tiempo en estos casos, olvid¨® tramitarla.
Tras mucho insistir, mi solicitud lleg¨® al Ayuntamiento dos semanas despu¨¦s; y otras dos m¨¢s tard¨® en llegar a la lista que, por curiosidades del destino, s¨®lo controla la Cruz Roja.
Mientras, he debido soportar, adem¨¢s de mis penalidades personales, otras a?adidas como el acoso policial, acompa?ado de humillaci¨®n, la subida de los precios del producto que necesito y las mentiras del Gobierno y las dem¨¢s instituciones sobre el inmediato acceso que se supon¨ªa que iba a producirse como pol¨ªtica contra el problema de las dependencias.
Todo esto ha resultado ser un tiovivo en el que, a pesar de quererte bajar, no puedes pues se necesita la ayuda de todo lo que rodea al enfermo.
Espero una verdadera y real preocupaci¨®n por este problema, que afecta a m¨¢s personas de las que parece, y al que se dedica poco inter¨¦s real y menos medios econ¨®micos.-
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