Las talas abusivas amenazan con la deforestaci¨®n de un mill¨®n de hect¨¢reas
Greenpeace pide que las administraciones proh¨ªban el sistema de "cortas a hecho"
Una extensi¨®n de bosque de casi un mill¨®n de hect¨¢reas, similar a la superficie de Navarra, se perder¨¢ en Espa?a en los pr¨®ximos a?os por culpa de la "corta a hecho". Este tipo de tala, conocido popularmente como corta a matarrasa o talarrasa, consiste en cortar todos los ¨¢rboles de una zona y retirar con maquinaria pesada los que sean maderables, arrancando los tocones de cuajo. El grupo ecologista Greenpeace asegura que es un sistema de gesti¨®n forestal insostenible y aboga por su prohibici¨®n. Este m¨¦todo se aplica tanto en bosques como en cultivos forestales.
Las especies silvestres que m¨¢s sufren son el pino y el pino resinero, de los que peligran 216.480 hect¨¢reas entre Soria, Segovia y Burgos. Entre los ¨¢rboles de plantaci¨®n, la amenaza es mayor porque la corta es su destino y est¨¢n condenadas 700.000 hect¨¢reas de eucalipto, pino radiata, alerce y chopo, repartidas por Galicia, la cornisa cant¨¢brica, Extremadura, Andaluc¨ªa y Castilla y Le¨®n.Si no se proh¨ªbe antes, la corta a hecho dar¨¢ cuenta en los pr¨®ximos a?os de un buen n¨²mero de bosques. En total, seg¨²n los datos oficiales, ser¨¢n casi un mill¨®n de hect¨¢reas. Pero las estimaciones de Greenpeace cifran en mill¨®n y medio de hect¨¢reas la superficie potencial de las cortas a hecho. Teniendo en cuenta que la superficie total arbolada en Espa?a es de 11 millones de hect¨¢reas, el fantasma de la talarrasa ensombrece a entre un 8% y un 13% de los ¨¢rboles del pa¨ªs.
Los bosques sometidos a las cortas a hecho son de propiedad vecinal, pero su gesti¨®n corresponde a la Administraci¨®n forestal de cada territorio. Es decir, que el talado de los bosques es responsabilidad p¨²blica. La corta a hecho ha sido tradicionalmente rechazada en Espa?a, pero en los ¨²ltimos a?os se ha extendido en varias provincias al amparo de la ley, que no la proh¨ªbe.
El pasado mes de septiembre, el PSOE present¨® al Parlamento una nueva ley de aprovechamiento forestal que propone restringir o prohibir la corta a hecho. Las tres comunidades aut¨®nomas gobernadas por el PSOE, Andaluc¨ªa, Extremadura y Castilla-La Mancha se han comprometido a prohibirla y asumir otras formas de gesti¨®n de los recursos forestales m¨¢s respetuosos con la naturaleza.
?Qu¨¦ consecuencias tiene la corta a hecho? La primera es que el bosque desaparece. El terreno talado, generalmente de entre 10 y 30 hect¨¢reas, se repuebla con plantaciones de arbustos. Pero, como recuerda Miguel ?ngel Soto, responsable de bosques de Greenpeace, un ecosistema forestal tarda siglos en desarrollarse: "La corta a hecho no puede sustituir un bosque por otro. Lo que hace es transformar un bosque en un cultivo forestal, cuando no en un erial". Seg¨²n Soto, un cultivo es m¨¢s una f¨¢brica de madera que un bosque.
Un zarpazo as¨ª al monte deja adem¨¢s secuelas indirectas en el entorno. Desaparecen especies de flora y fauna, aumenta la erosi¨®n del suelo, cambia el microclima, se arruina el paisaje y la poblaci¨®n vecina pierde calidad de vida. El bosque se lleva de la mano la pesca, el turismo y el trabajo, y en su lugar llegan el deterioro del agua de consumo, los corrimi-entos de tierra o un mayor riesgo de incendios.
Ricardo Aguilar, director de biodiversidad de Greenpeace, defiende como alternativa la combinaci¨®n de otros modelos de gesti¨®n: la corta selectiva y los aclareos sucesivos.
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