Reaccionar a tiempo
Desde que en el verano de 1977 se inici¨® el debate parlamentario sobre la Constituci¨®n, no ha habido ni una sola ocasi¨®n en la que el nacionalismo catal¨¢n haya pretendido conseguir algo de manera exclusiva para Catalu?a, es decir, algo a lo que no tuvieran acceso las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas. En las actas del debate constituyente hay buena prueba de ello, como tambi¨¦n las hay en las actas del Congreso de los Diputados de la colaboraci¨®n parlamentaria de CiU para encontrar una salida al acceso a la autonom¨ªa de Andaluc¨ªa tras el 28 F. Incluso tras las elecciones de 1993 y 1996, al reformarse el sistema de financiaci¨®n auton¨®mica, el presidente de la Generalitat siempre defendi¨® ese nuevo modelo de financiaci¨®n subrayando que lo que Catalu?a reclamaba para s¨ª misma se extend¨ªa a todos los dem¨¢s Y efectivamente, as¨ª fue. El modelo de financiaci¨®n actualmente vigente no es particular de Catalu?a, sino general para todo el Estado. Esto es lo que ha cambiado o, mejor dicho, est¨¢ empezando a cambiar en estos ¨²ltimos d¨ªas. Por primera vez el nacionalismo catal¨¢n plantea las relaciones de Catalu?a con el Estado en unos t¨¦rminos que no pueden ser extendidos en ning¨²n caso a las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas. El modelo de financiaci¨®n que el nacionalismo catal¨¢n propone, consistente en recaudar ¨ªntegramente los impuestos en Catalu?a y pactar ulteriormente con el Estado qu¨¦ parte de los mismos ser¨ªan transferidos a este ¨²ltimo, no puede generalizarse, sin que el Estado desaparezca. Estamos entrando, por tanto, en una fase nueva en la definici¨®n de la estructura del Estado. Si hasta el momento el debate se hab¨ªa centrado en una reivindicaci¨®n en abstracto del "hecho diferencial" y en una cr¨ªtica gen¨¦rica al "caf¨¦ para todos", ahora nos encontramos ya con propuestas espec¨ªficas de diferenciaci¨®n de Catalu?a de todas las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas. ?sta va a ser, con mucha diferencia, la cuesti¨®n m¨¢s decisiva de los pr¨®ximos a?os para la organizaci¨®n de nuestra convivencia. Es un problema de mucho m¨¢s calado que el de la paz en el Pa¨ªs Vasco, aunque menos dram¨¢tico y mucho menos urgente. Tengo la impresi¨®n de que nos est¨¢ ocurriendo ante esta nueva iniciativa lo mismo que nos ocurri¨® ante la Declaraci¨®n de Barcelona y ante, en general, la ofensiva desatada por los partidos nacionalistas de Catalu?a, el Pa¨ªs Vasco y Galicia contra la estructura del Estado definida en la Constituci¨®n y los Estatutos de Autonom¨ªa. No se est¨¢ reaccionando con la celeridad con la que se deber¨ªa hacerlo. El tiempo en pol¨ªtica es importante. La tard¨ªa defensa de la Constituci¨®n y de los Estatutos de Autonom¨ªa acab¨® siendo descalificada como puro "espa?olismo". Vamos camino de que nos ocurra lo mismo con la eventual defensa del modelo LOFCA para la financiaci¨®n auton¨®mica. No reaccionar a tiempo puede acabar siendo igual que una derrota.
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