Los "best sellers" de la m¨²sica

La reciente entrega de un nuevo Disco de Oro a Duncan Dhu no ha hecho sino ratificar un hecho previamente contrastado: Mikel Erentxun y Diego Vasallo, componentes del d¨²o donostiarra y con fruct¨ªferas carreras en solitario, son los compositores vascos con mayor aceptaci¨®n entre el p¨²blico. Al mill¨®n y medio de discos que han vendido como grupo, hay que sumar tres Discos de Oro (que se otorgan por cada 50.000 ejemplares vendidos) y uno de Platino (100.000 discos) cosechados por Erentxun en solitario, mientras que Vasallo ha tenido que conformarse con un Disco de Oro. Si se establece la cantidad de discos vendidos como criterio b¨¢sico a la hora de determinar qu¨¦ artistas constituyen la ¨¦lite de la m¨²sica vasca, resulta que tras Duncan Dhu figuran int¨¦rpretes con propuestas tan distantes como Mocedades, El Consorcio, los rockeros Platero y T¨² (dos Discos de Oro en su zurr¨®n) o los met¨¢licos Soziedad Alkoholika que han vendido 130.000 ejemplares de sus cuatro discos. Sin embargo, teniendo en cuenta que la utilizaci¨®n del euskera limita su mercado natural, m¨¢s m¨¦rito tienen Ferm¨ªn Muguruza y Juan Carlos P¨¦rez (las reediciones de Kortatu, Negu Gorriak e Itoiz no paran de venderse), Benito Lertxundi, Mikel Laboa, Oskorri, Gozategi y Su Ta Gar. Pese a la voluntaria restricci¨®n, todos ellos se han colocado en los primeros puestos de la relaci¨®n que refleja los emolumentos que los creadores vascos reciben de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en concepto de derechos de autor. Recientemente se ha unido a la lista de superventas el trikitilari bilba¨ªno Kepa Junkera, gracias sobre todo a su decidida expansi¨®n fuera de Euskadi, la gran asignatura pendiente de la m¨²sica en euskera. Al finalizar 1998, los ciudadanos vascos habr¨¢n comprado tres millones de discos; entre 600.000 y 700.000 ser¨¢n obras registradas en la lengua vern¨¢cula. Sin embargo, casi agotado el mercado interior, esa pujanza falta extenderla fuera de las fronteras vascas, donde, seg¨²n Ignacio Casado, delegado de la SGAE en la Zona Norte (Euskadi, Arag¨®n, La Rioja y Navarra), resulta harto dif¨ªcil encontrar grabaciones en euskera. "La m¨²sica en euskera est¨¢ muy consolidada en el Pa¨ªs Vasco, con una presencia magn¨ªfica en los puntos de venta. Sin embargo, eso mismo no se traslada ni a las zonas lim¨ªtrofes. Esa es una limitaci¨®n tremenda. La industria ha de poner los discos de los artistas en todos los lugares en los que act¨²a. Es obligado exportar nuestra m¨²sica". As¨ª, el problema no ser¨ªa la barrera idiom¨¢tica, sino una deficiente distribuci¨®n del producto que llega a dificultar la contrataci¨®n de los m¨²sicos fuera de su Comunidad. En palabras de Casado, "la salida al mercado exterior depende mucho de la industria. En el Pa¨ªs Vasco es muy localista, aunque est¨¢ haciendo esfuerzos para una cierta expansi¨®n. Ese es el reto que la industria tiene que plantearse". Excentricidad y lujo En cuanto a las estrellas aut¨®ctonas, ni Euskadi es Hollywood, ni las ventas de Duncan Dhu pueden compararse con las de Alanis Morrissette. Y es que, cuando uno piensa en superventas le vienen a la mente personajes, m¨¢s o menos glamourosos, en su lujosa mansi¨®n, en impresionantes deportivos o esquivando a la prensa. Pero ese estereotipo no se ajusta a los reyes vascos de la canci¨®n, cuyos ingresos no les da para excentricidades a la americana. As¨ª lo confirma el delegado de la SGAE: "No hay grandes millonarios. Cantando en castellano hay gente a la que le ha ido muy bien, tiene un buen cat¨¢logo y puede vivir m¨¢s o menos. Aunque cantando en euskera hay gente que cada d¨ªa recauda m¨¢s y vive mejor, pero tiene que trabajar todos los d¨ªas". Ese dinero que los compositores reciben regularmente de la SGAE no depende ¨²nicamente del n¨²mero de discos vendidos. En realidad, cobran por cuatro conceptos econ¨®micos que contempla el Derecho de Autor: un derecho que cobran por la reproducci¨®n de sus soportes; otro por su distribuci¨®n, cobrando el 9.9% del PVD (precio de venta al distribuidor) de cada uno que se vende; una tercera suma por la comunicaci¨®n p¨²blica, es decir, por las actuaciones que ofrecen (un 10 % sobre el precio de la entrada o, en el caso de los conciertos gratuitos, un porcentaje sobre el presupuesto de gastos); y, finalmente, cobran por las transformaciones. Cuando un tema se incorpora a una obra general y hay que transformarla, el autor puede pedir una cantidad.