El Valencia frena la racha del Celta
El equipo de Ranieri tir¨® de contragolpe
El Valencia volvi¨® a hacer una apolog¨ªa del contrgolpe. Se llev¨® un punto con menos m¨¦ritos de los debidos, pero con la colaboraci¨®n de los defensas del Celta, que anduvieron despistados en los goles del equipo de Ranieri.En Bala¨ªdos, el Valencia sobrevivi¨® con el agua al cuello y aguant¨® el tipo cuando se presagiaba goleada, pero en cuanto le vio la cara de cerca a Dutruel le oblig¨® a recoger el bal¨®n de la porter¨ªa. V¨ªctima de sus riesgos, el Celta encaj¨® dos goles. Tan cierto como que convirti¨® el partido en una amenaza constante que le hizo anotar otros dos y contar por decenas sus oportunidades. Todo ello en un choque que ni de lejos fue de los mejores y en el que acab¨® por pagar el peaje de una banda mal cerrada. Fue la derecha, hu¨¦rfana de Michel Salgado, que se convirti¨® en un fil¨®n para los de Ranieri. Por all¨ª se asomaron muy de vez en cuando y por all¨ª taponaron cualquier posibilidad de los de Vigo de recuperar el primer puesto.
CELTA 2
VALENCIA 2Celta: Dutruel; Dan Eggen, C¨¢ceres, Djorovic; Karpin, Makelele, Mazinho, Tom¨¢s (Berges, m. 64); Mostovoi; S¨¢nchez y Penev (Gudelj, m. 64). Valencia: Ca?izares; Roche, Djukic, Carboni; Angulo, Popescu (Anglom¨¢, m. 63), Milla, Mendieta, Schwartz (Juanfran, m. 81); Claudio L¨®pez y Illie. Goles: 0-1. M. 22. Popescu remata en plancha un centro desde la izquierda de Schwartz. 1-1. M. 32. Mostovoi roba el bal¨®n a Carboni y bate a Ca?izares por la derecha de su derecha. 2-1. M. 57. Karpin mete en profundidad para S¨¢nchez que cruza el bal¨®n ante la salida de Ca?izares. 2-2. M. 71. Illie aprovecha un mal despeje de Dan Eggen y bate a Dutruel de volea. ?rbitro: Andradas Asurmendi. Mostr¨® amarillas a Milla, Penev, Mostovoi, Claudio L¨®pez, C¨¢ceres y Karpin. Unos 25.000 espectadores en el estadio de Bala¨ªdos.
Tal y como organiz¨® el equipo V¨ªctor Fern¨¢ndez, el partido evolucion¨® de una forma l¨®gica. Apost¨® el t¨¦cnico del Celta por una defensa escueta, con una torre como Dan Eggen pendiente del costado derecho y con el resto de la tropa a la caza de Ca?izares. Y como era de esperar el portero valencianista vivi¨® una jornada de trabajo a destajo en la que intervino a raz¨®n de cada cinco minutos. No hab¨ªa entrado el equipo vigu¨¦s en el trance futbol¨ªstico que electrifica partidos y avasalla rivales, como le ocurre a menudo, aunque s¨ª pareci¨® superior y acumul¨® ocasiones. El riesgo, sin embargo, tom¨® cuerpo en esa banda a la intemperie, que explot¨® Illie con un bal¨®n interminable al que no lleg¨® Dan Eggen, pero s¨ª Mendieta. Desde la izquierda larg¨® un centro al coraz¨®n del ¨¢rea, que Popescu convirti¨® en gol lanz¨¢ndose en plancha. Lo que se tem¨ªa Bala¨ªdos: mucho riesgo e interpretaci¨®n impecable del manual del contragolpe.
A la espera del latigazo del Celta, sigui¨® el grupo de Fern¨¢ndez con el mismo f¨²tbol de ritmo medio pero superior al del Valencia. Esperaban los de Mestalla detr¨¢s de una defensa de cinco hombres reforzada pocos metros por detr¨¢s por otros tres zagueros. Rend¨ªa el equipo a un nivel ¨®ptimo cuando uno de sus hombres comenz¨® a sacar el partido del atolladero en el hiperpoblado centro del campo de Bala¨ªdos. Fue el de siempre: Mostovoi. Un prestidigitador que marca la diferencia en una plantilla superior. Cuando el bal¨®n le busca sabe la hinchada que algo fuera de lo com¨²n est¨¢ a punto de ocurrir, y suele ser su magia la que transmite el calambrazo al grupo.
Mostovoi empuj¨® al Celta y lo sac¨® del pozo no con un golpe de ingenio, sino de rabia; la mala uva de quien pierde consider¨¢ndose superior fue la que intimid¨® a Carboni y le llev¨® a entregar el bal¨®n al mago y a colocar a Ca?izares ante el pared¨®n. Fue gol, pero no un gol de los que cambian un partido, porque continu¨® la misma actitud casi prepotente de los de Vigo, su f¨²tbol al ralent¨ª que obligaba a concentrar los esfuerzos del Valencia en defenderse.
Vivi¨® un partido m¨¢s c¨®modo el equipo de Ranieri despu¨¦s del descanso, y ello a pesar de permanecer un cuarto de hora al borde del desastre. Fueron los 15 minutos posteriores al gol de S¨¢nchez. En ese tiempo parec¨ªa el Celta alcanzar su nirvana. Se dir¨ªa de hecho, que el partido estaba resuelto para los de Vigo, con el marcador a favor, con el rugido de la grada, con el carrusel de oportunidades. Pero de nuevo explot¨® el Valencia el punto negro de su rival, ese hueco del sancionado Salgado que tantos problemas ocasion¨® a Dan Eggen. Un despeje en apariencia f¨¢cil del defensa noruego dej¨® el bal¨®n en la bota de Illie, que enganch¨® una volea terrible que no pudo detener Dutruel. Al equipo de Ranieri s¨®lo le qued¨® esperar que se diluyera el Celta en el cansancio de una semana de grandes compromisos.
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