La diferencia inofensiva

,El mejor arma contra el racismo es que lo desconocido deje de serlo. ?sta es al menos la idea con la que la Delegaci¨®n de Educaci¨®n de M¨¢laga organiz¨® ayer el segundo Encuentro entre Culturas, unas jornadas en las que 240 ni?os, de entre ocho y 12 a?os, bajo la tutela de varias asociaciones de inmigrantes, pudieron contemplar el mundo con una mirada distinta: la que impone el haber nacido en Marruecos, Senegal, Armenia o en alg¨²n pa¨ªs andino. "Pensamos que a trav¨¦s del conocimiento mutuo es posible combatir las actitudes xen¨®fobas y fomentar el respeto entre las diversas etnias y culturas", asegura Salvador Mu?oz, jefe del servicio de Ordenaci¨®n Educativa. O, como lo explica Jadilla, una marroqu¨ª de 11 a?os, "aprender que debemos ser amigos y que no tenemos que odiarnos". Algo muy dif¨ªcil si se tiene en cuenta que en la provincia hay m¨¢s de 2.300 alumnos extranjeros de 70 nacionalidades distintas. Aunque se empe?en en explicarles que "Armenia era una rep¨²blica de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica", la teor¨ªa es lo de menos. Todos tienen claro d¨®nde radica la diferencia. "Se nota en las palabras, en la cultura y en cada cosa", dice Jadilla, que lleva viviendo nueve a?os en Espa?a aunque "desde chiquitilla" va todos los veranos a Marruecos. "Los chinos tenemos los ojos achinados y los espa?oles, redondos", dice Hai-Fang a sus ocho a?os. Tambi¨¦n lo tienen claro el grupo de escolares que contempla la danza senegalesa. "Esos no son espa?oles, vi¨¦ndolos como bailan yo dir¨ªa que son del moro. Son diferentes en el color y el habla", dice Roc¨ªo, de 10 a?os , ya plenamente integrada con una trenza en el pelo "como la que se hacen ellos". Sin embargo a casi todos se les queda grande la palabra racismo. Hay excepciones, como la de Tere, que tiene 11 a?os y es m¨¢s bien rubita. "Racismo significa discriminar a personas que son diferentes que nosotros", explica con tonillo de diccionario. Y es que no se trata de que pasen por alto la diferencia, sino de que "le pierdan el miedo", dice Mu?oz para quien el mayor problema de los extranjeros es su adaptaci¨®n al nivel educativo cuando llegan en cursos superiores. En su opini¨®n, para estos ni?os no es conflictivo el idioma -"si son peque?os lo aprenden muy pronto"-, ni la integraci¨®n al grupo -"se adaptan muy r¨¢pidamente"-. "Algunos ni?os son racistas conmigo y me dicen mora porque soy morena", dice Samanta mientras ve un v¨ªdeo sobre Armenia. "Me molesta porque no lo soy. Soy espa?ola", a?ade. "Siempre pueden surgir algunos roces, pero tambi¨¦n los hay entre espa?oles y no nos llaman la atenci¨®n", explica Mu?oz. "Lo que queremos evitar a toda costa es que se formen guetos de extranjeros". Los colegios que participaron -Lex Flavia Malacitana, Bergam¨ªn, Garc¨ªa Lorca, Miguel de Cervantes y Pr¨¢ctica N¨²mero Uno- son de los que m¨¢s ni?os extranjeros tienen en M¨¢laga. "Es una forma de fomentar la convivencia", dice el jefe del Servicio. Mar¨ªa Paz Aguilar, una profesora del Cervantes, "donde estudian un mont¨®n de ¨¢rabes", opina que "est¨¢n muy bien" las jornadas. "Todo lo que sea salir del colegio y que los ni?os convivan con gente de otros colegios est¨¢ muy bien". Lo dice, entre otras cosas, porque a ella, a diferencia de una compa?era, no le ha tocado bailar la danza del vientre.