Un valle recuperado El parque natural de Valderejo, en el occidente alav¨¦s, ha rescatado un territorio pr¨¢cticamente deshabitado
No es la actual estaci¨®n la m¨¢s indicada para pasear por el parque natural de Valderejo, sobre todo este fin de 1998 riguroso y desapacible, marcado por los partes meteorol¨®gicos. No en vano, Valderejo tiene una media de altitud de unos 900 metros, lo que le hace, adem¨¢s de uno de los valles m¨¢s altos de ?lava, lugar propicio para las nieves y el fr¨ªo. Sin embargo, el invierno es una de las mejores temporadas para pasear por un espacio pr¨¢cticamente deshabitado por seres humanos, pero repleto de vida animal que campa a sus anchas por este enclave, cu?a alavesa en la provincia de Burgos. Valderejo, como tantos otros valles peninsulares que se encuentran a medio camino entre la costa y la meseta, tuvo una intensa vida en los momentos de m¨¢xima presencia musulmana y particip¨® activamente en la conquista de terrenos al Islam por parte de los se?ores cristianos que se hab¨ªan refugiado en estas monta?as. El terreno era el id¨®neo para persuadir a los desconocedores de estas estribaciones: el valle est¨¢ encajonado por las pe?as de Vallegrull, Ler¨®n y Carria, y dividido de norte a sur por el r¨ªo Pur¨®n, futuro afluente del Ebro y cuyo cauce forma uno de los paseos m¨¢s visitados del parque. Y ha sido este parque el que en cierta manera ha conseguido que no se cerrara el ciclo de presencia humana en Valderejo. Desde que los primeros habitantes llegaron al valle, all¨¢ por el Neol¨ªtico, hasta hoy d¨ªa, Valderejo, aunque no superpoblado, s¨ª ha contado con habitantes en todo este tiempo: desde aquellos trogloditas a los eremitas medievales, que fueron los primeros repobladores visig¨®ticos. A partir de aqu¨ª surgir¨ªan los n¨²cleos de poblaci¨®n del valle, que hace un siglo llegaron a tener cerca de 350 habitantes. Incluso se lleg¨® a pensar no hace mucho que los adelantos t¨¦cnicos llevar¨ªan a un aumento de los vecinos de Valderejo, dada la extensi¨®n y fertilidad de sus tierras. Nada m¨¢s lejos de la verdad. Valderejo se fue agostando y a principios de a?os noventa, dos de sus cuatro pueblos, Villamardones y Ribera, estaban deshabitados. Lahoz y Lalastra, por su parte, contaban con 12 y 16 habitantes respectivamente, lo que anunciaba en breve la despoblaci¨®n total de Valderejo, el cierre de un c¨ªrculo de presencia humana. Las cosas, adem¨¢s, no se le presentaban favorables para aquel emigrante que deseaba regresar. Seg¨²n recoge Jos¨¦ A. Gil-Garc¨ªa en su Rutas y paseos por el parque natural de Valderejo, se cuenta que en Lahoz cuando alguna familia decid¨ªa partir a otras tierras, "lo primero que hac¨ªan los vecinos era destruirle la casa para impedir que volviera". As¨ª que la designaci¨®n de este valle como parque natural en 1992 ha conseguido que se frene ese regreso a la despoblaci¨®n: en Lalastra se estableci¨® el centro de acogida del parque, un bar-restaurante, una casa de agroturismo, mientras que en Lahoz se ha instalado la cooperativa Artalde, de oveja latxa, de donde procede el excelente queso de Valderejo, con reconocida presencia en el sector. Esto por lo que concierne a los habitantes de Valderejo, pero el valle pos¨¦e muchos m¨¢s encantos naturales, fruto sin duda de esta escasa presencia humana. No s¨®lo se conserva una variada masa arb¨®rea (hayedos, encinares, pinares, quejigales, marojales) sino que por sus bosques se pasean animales antes habituales en todo el Pa¨ªs Vasco, pero que ahora se han tenido que ir refugiando en estos valles alejados del bullicio de la civilizaci¨®n. Y entre estos, el buitre leonado, una de las especies predilectas de los visitantes al parque natural. Despu¨¦s del buitre negro, el leonado es la mayor de las rapaces carro?eras y en Valderejo anida sobre todo en los cortados de Vallegrull. El visitante, ayudado por unos prism¨¢ticos, podr¨¢ disfrutar de las incre¨ªbles planeadas de esta rapaz, que se ayuda de las corrientes de aire caliente para no gastar esas fuerzas que luego emplear¨¢ en actividades m¨¢s satisfactorias para ¨¦l. Adem¨¢s, con ¨¦l conviven aqu¨ª el ¨¢guila real y el alimoche, otras dos rapaces apreciadas por los aficionados que acuden a Valderejo. Gil-Garc¨ªa incluye en su libro hasta catorce rutas por este valle, que recorren los principales lugares naturales, sin olvidar el paso por los pueblos de Valderejo. Y en estos itinerarios muchas veces melanc¨®licos, sobre todo cuando se llega a Ribera o Villamardones, con sus casas derruidas, hay uno sobre todos que es el que ha dado fama al parque. Se trata del tradicional paseo de Ribera a la localidad burgalesa de Herr¨¢n, que, tras pasar por un bosque de hayas y robles, se acerca hasta el desfiladero tantas veces reproducido en fotograf¨ªa, buque insignia del parque natural de Valderejo. Pero en Ribera, adem¨¢s de comenzar este tradicional paseo, se encuentra tambi¨¦n una de las joyas art¨ªsticas del enclave, por no decir la ¨²nica que, adem¨¢s, ha influido decisivamente para que la iglesia de este pueblo deshabitado se mantenga en pie. Dedicado a San Esteban, este templo de estilo rom¨¢nico cuenta con unos interesantes frescos g¨®ticos que reflejan esos buenos momentos medievales que pas¨® el valle. Uno de los mejores Valderejo, en su corto periodo de vida, se ha colocado entre los mejores parques naturales de Espa?a. Por lo menos, as¨ª lo entienden los expertos de la revista Consumer, que, en un an¨¢lisis de estos espacios, consideran que lo mejor de Valderejo es el centro de interpretaci¨®n, que cuenta con un alto n¨²mero de recursos did¨¢ctico-recreativos. Adem¨¢s destacan los itinerarios predise?ados con material de referencia, o el servicio de atenci¨®n al p¨²blico. Sin embargo, estiman que una de sus caracter¨ªsticas negativas es la alta probabilidad de encontrarse con gran n¨²mero de turistas cuando se realizan las rutas m¨¢s interesantes. Pero probablemente esto no ser¨¢ una preocupaci¨®n para los escasos habitantes del valle: la afluencia de p¨²blico ha conseguido numerosas mejoras estructurales en el parque, que han conducido a un gran crecimiento socioecon¨®mico del ¨¢rea de influencia local, tal y como indica el informe de Consumer. Aunque m¨¢s que todo esto, el parque natural ha conseguido que Valderejo vuelva a tener la presencia en su entorno que tuvo en sus mejores tiempos, cuando los cuatro pueblos recibieron sus fueros de mano del rey Alfonso X el Sabio.
Datos pr¨¢cticos
C¨®mo llegar: El Parque Natural de Valderejo se encuentra en el extremo occidental del territorio de ?lava, en la linde con la provincia de Burgos. Para llegar a Lalastra, donde se halla el Centro de Acogida del Parque, desde Vitoria hay que tomar la carretera A-2622 que, tras pasar Salinas de A?ana, Espejo y Villanueva de Valdegov¨ªa, llega a San Mill¨¢n, desde donde se toma el desv¨ªo a Lalastra. Desde Bilbao se puede llegar por la A-68 hasta la salida de Pobes, desde donde se coge la citada A-2622. Alojamiento: En los alrededores del parque de Valderejo no hay ning¨²n hotel -el m¨¢s cercano, en Salinas de A?ana, es la Casa Palaciega de los Ozpi?a (tel. 947 351304)-, pero s¨ª se pueden encontrar casas de agroturismo. En Lalastra, destaca Valderejo Etxea (947 566087); mientras que en Espejo est¨¢n Abegi-on (947 351204) y Patxo Etxea (947 351016), y en C¨¢rcamo, Casa Ansotegui (947 351005). Comer: No es muy amplia la oferta de restaurantes en Valderejo y en sus alrededores. En Lalastra, destaca Casa Tuto (947 566087); en Villanueva de Valdegob¨ªa, el Asador Gorbea (947 353106) y el bar de las Piscinas (947 353117); en B¨®veda, Casa Lar¨ªa (947 353006) y Centro Social (947 353232); y en Espejo, se puede citar el restaurante Txako (947 351063).
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