La herencia de Edimburgo
Espa?a pugna hoy por salvar la herencia de Edimburgo. En esa cumbre europea celebrada en 1992, los entonces Doce aprobaron el paquete Delors II de perspectivas financieras para el periodo 1993-1999. ?ste incluy¨® dos medidas trascendentales para la solidaridad intracomunitaria: la duplicaci¨®n de los fondos estructurales y la dotaci¨®n de un Fondo de Cohesi¨®n de nuevo cu?o. Resultado: al final de 1999 Espa?a habr¨¢ recibido unas transferencias de Bruselas superiores a seis billones de pesetas, acerc¨¢ndose a un bill¨®n anual. La duplicaci¨®n de la pol¨ªtica estructural -o de solidaridad regional y social- ha reorientado el presupuesto com¨²n en sentido progresivo: hacia el objetivo del reequilibrio de las rentas, en detrimento de las subvenciones agr¨ªcolas, m¨¢s bien regresivas. El peso agr¨ªcola en el presupuesto disminuy¨® al 46,8% (era del 73% en 1979) y el de la pol¨ªtica estructural subi¨® hasta el 39% (era s¨®lo del 10,6% en 1979). Nac¨ªa una Europa mucho m¨¢s solidaria. Dentro de ese paquete, el presidente Felipe Gonz¨¢lez logr¨® en un duro pulso con el canciller alem¨¢n, Helmut Kohl, la dotaci¨®n del Fondo de Cohesi¨®n para los pa¨ªses con una renta inferior al 90% de la media comunitaria, para financiar sus infraestructuras de transporte y medio ambiente. Objetivo: compensar los mayores esfuerzos que para los pa¨ªses pobres supon¨ªan la apertura de fronteras del mercado interior y el rigor presupuestario del euro, es decir, facilitar la convergencia real y no s¨®lo nominal. Resultado entre 1993 y 1999: una transferencia para Espa?a de 1,33 billones de pesetas, cerca de 200.000 millones de pesetas anuales.Gracias a su esfuerzo y a esas ayudas, Espa?a ha pasado de una renta per c¨¢pita del 70% de la renta media comunitaria cuando su adhesi¨®n en 1986 a otra del 78% en 1997. Un buen trecho recorrido en su designio de equipararse con la Europa pr¨®spera, pero a¨²n falta mucho m¨¢s.
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