Clinton afronta el proceso de destituci¨®n por cuatro acusaciones
El pleno de la C¨¢mara votar¨¢ el jueves en sesi¨®n extraordinaria sobre el 'impeachment'
"Nada, ni la piedad, ni las l¨¢grimas, ni el ingenio, ni el tormento, puede alterar lo que he hecho". Bill Clinton us¨®, en la noche del viernes, esa cita del Rubaiyat, de Omar Jayam, para aceptar aludir a la situaci¨®n en la que le ha colocado el caso Lewinsky. La historia no tiene marcha atr¨¢s y ayer sigui¨® su curso en la colina del Capitolio de Washington, donde el Comit¨¦ de Asuntos Judiciales aprob¨® el cuarto y ¨²ltimo art¨ªculo de impeachment para su destituci¨®n.
Este cuarto art¨ªculo es por abusar del poder de la Casa Blanca para intentar impedir que salieran a la luz sus relaciones sexuales con Monica Lewinsky. "William Jefferson Clinton ha minado la integridad de su cargo, ha aportado bochorno a la presidencia, ha traicionado la confianza como presidente en ¨¦l depositada y ha actuado de manera subversiva para la primac¨ªa de la ley y la justicia, con manifiesto da?o para el pueblo de Estados Unidos", concluye el texto del art¨ªculo aprobado anoche tras horas de discusiones y enmiendas y con los votos a favor de los 21 de los miembros republicanos del comit¨¦ y la oposici¨®n de los 16 dem¨®cratas. "Por esa conducta", dice el art¨ªculo, "William Jefferson Clinton merece procesamiento y juicio y apartamiento de todo cargo u honor".El pleno de la C¨¢mara de Representantes, reunida en sesi¨®n extraordinaria, debatir¨¢ y votar¨¢ el jueves las cuatro acusaciones del Comit¨¦ de Asuntos Judiciales, la de ayer y las tres adoptadas el viernes por la noche: perjurio ante el gran jurado orquestado por Kenneth Starr, perjurio ante los abogados de Paula Jones y obstrucci¨®n a la justicia. Como dijo David Schippers, el abogado de la mayor¨ªa republicana del comit¨¦: "?Cu¨¢nto debe lamentar el presidente la existencia de ese vestido azul de Lewinsky manchado con su semen!".
Clinton, que no tiene intenci¨®n de dimitir, como hizo Richard Nixon llegado a este mismo punto, en 1974, parti¨® ayer hacia Oriente Pr¨®ximo con la esperanza de que el jueves las dos decenas de congresistas republicanos que se consideran moderados prefieran, como los dem¨®cratas, que el pleno adopte una resoluci¨®n de censura simb¨®lica en vez del impeachment.
Las referencias a Watergate volvieron ayer a ser constantes en el Capitolio. La historia, que entonces fue tr¨¢gica, se repite esta vez como comedia; al menos en lo que hace al origen del proceso: el espionaje pol¨ªtico de unos adversarios entonces, una aventura sexual ahora. Pero lo que vincula uno y otro caso es el intento presidencial de encubrirlos. Y es eso lo que coloc¨® ayer a Clinton en la posici¨®n que llev¨® a Nixon a dimitir. La Casa Blanca era muy consciente de la gravedad de la situaci¨®n.
Es posible que la C¨¢mara vote el impeachment por al menos una de las cuatro acusaciones del comit¨¦, y la de perjurio ante el gran jurado es la m¨¢s s¨®lida y grave. En ese caso, aunque la destituci¨®n no fuera aprobada por los dos tercios del Senado requeridos, la presidencia de Clinton estar¨ªa marcada para la historia y destruida en su ¨²ltimo tramo.
Clinton acept¨® el viernes que debe recibir un castigo p¨²blico por haber "enga?ado al pueblo, el Congreso, mis amigos y mi familia". "Irresponsable", "pecaminosa" o "demencial" fueron algunos de los calificativos empleados para calificarle por sus defensores dem¨®cratas en la ¨²ltima sesi¨®n sobre el caso. Pero todos insistieron en que impeachment es una pena excesiva y rechazada por dos tercios de la opini¨®n. Los dem¨®cratas propusieron al comit¨¦ una moci¨®n para censurar a Clinton por "hacer declaraciones falsas sobre su reprensible conducta con una subordinada" y "retrasar el descubrimiento de la verdad". El comit¨¦ de Asuntos Judiciales lo rechaz¨®.
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