Las multinacionales se adue?an de los genes
Unos 2.000 fragmentos de ADN humano han sido patentados para uso m¨¦dico
El genoma humano est¨¢ lejos de ser patrimonio de la Humanidad como proclama la Declaraci¨®n Universal aprobada este jueves por Naciones Unidas. Los genes que llevan grabada nuestra forma de vivir y de enfermar tienen due?os, compa?¨ªas p¨²blicas y privadas que han emprendido una carrera mete¨®rica por hallar y patentar aquellos trozos de ADN con una potencia curativa conocida. Los cazadores de genes ya se refieren a la gen¨®mica como el "oro verde" porque saben que el futuro de la medicina y la farmacia est¨¢ en ellos. As¨ª se explica que las inversiones anuales, superiores a los 1.000 millones de d¨®lares (141.000 millones de pesetas), se multiplicaran por diez entre 1993 y 1996. Las m¨¢s de 2.000 patentes gen¨¦ticas registradas hasta ahora en todo el mundo han dado como primer fruto 25 novedosos medicamentos, en su mayor parte las llamadas prote¨ªnas terap¨¦uticas, por ejemplo uno de los factores de la coagulaci¨®n sangu¨ªnea del que carecen los hemof¨ªlicos. No parece exagerada la idea extendida de que "quien controle los genes controlar¨¢ la pr¨®xima p¨¢gina de la historia". Quien patenta un gen o un trozo de ADN, al igual que cualquier producto industrial, busca la explotaci¨®n exclusiva durante 20 a?os de la informaci¨®n que ofrece, la prote¨ªna que produce y su uso para buscar un agente curativo. Aun sin ir tan lejos, disfrutar¨¢ de los beneficios econ¨®micos de la prueba para detectar su presencia en el organismo. Es el caso de los genes responsables del c¨¢ncer de mama hereditario, BRCA1 y BRCA2, registrados por un laboratorio estadounidense.Los cient¨ªficos saben que en ese libro de instrucciones que son los genes est¨¢ al mismo tiempo la fuente y el instrumento de las terapias del futuro. Los qu¨ªmicos y los farmac¨®logos ya no dar¨¢n palos de ciego probando miles de mol¨¦culas para encontrar un medicamento eficaz con la ¨²nica pista de que una c¨¦lula o una funci¨®n org¨¢nica est¨¢ alterada. La posibilidad, en muchos casos, se limitaba a dise?ar f¨¢rmacos paliativos, sin entrar a corregir la ra¨ªz de la dolencia.
La gen¨¦tica se?ala con el dedo el origen y lugar exacto del problema. Permite a los cient¨ªficos identificar "dianas moleculares" para sus dardos terap¨¦uticos. Y esos dardos que hoy se logran a partir de plantas, animales o por s¨ªntesis qu¨ªmica empiezan a ser las propias mol¨¦culas aisladas del cuerpo. Cuando la terapia g¨¦nica sea una realidad cl¨ªnica la medicina se podr¨¢ orientar m¨¢s hacia la prevenci¨®n: genes sanos sustituir¨¢n a los defectuosos antes incluso de que estos lleguen a manifestarse en el organismo.
Patentes sobre la vida
De momento lo que ha permitido la gen¨¦tica es un acortamiento notable del proceso para el desarrollo de los medicamentos, como explica Emilio D¨ªez, gerente del departamento de Screening Farmacol¨®gico de SmithKline Beecham: "hoy nos apabulla lo que nos permite la gen¨¦tica. Hemos acortado much¨ªsimo la etapa del descubrimiento de una mol¨¦cula terap¨¦utica aunque el proceso de desarrollo posterior siga siendo lento".El premio es lo suficientemente suculento como para que la industria se apresure a amarrar a la gallina de los huevos de oro. Pero les ha costado convencer, especialmente a los europeos, y justificar la necesidad de una patente gen¨¦tica, una patente sobre la vida. La armonizaci¨®n sobre patentes de materia viva ha estado bloqueada en la Uni¨®n Europea hasta el pasado a?o. La directiva que las regula entr¨® en vigor el pasado mes de agosto tras varios intentos frustrados. Las patentes se materializaban hasta entonces en unos pa¨ªses s¨ª y en otros no. Y mientras cada Estado actuaba por su lado, el Parlamento Europeo se pronunci¨® en contra: infligi¨® en 1995 la primera derrota a las florecientes patentes europeas sobre innovaciones basadas en la gen¨¦tica. Ese mismo a?o, parlamentarios de 135 pa¨ªses aprobaron en Madrid una declaraci¨®n en el mismo sentido con el argumento de que el genoma humano ni se inventa, ni se descubre, por lo cual no se puede patentar.
Sortear este obst¨¢culo ha convertido a la directiva finalmente aprobada en una filigrana ret¨®rica. "Un elemento aislado del cuerpo humano, como un gen, producido por un procedimiento t¨¦cnico, puede ser patentable aunque su estructura sea id¨¦ntica a la del elemento natural". En otras palabras, se puede registrar un gen humano cuando se aisla fuera del organismo al que pertenece y pasa as¨ª a la categor¨ªa de "invenci¨®n". En este argumento coinciden industriales y cient¨ªficos que ven en la patente la ¨²nica f¨®rmula para asegurar la investigaci¨®n desde el momento que promete un retorno de las millonarias inversiones que requiere.
Genes blindados
Frente a quienes opinan que el registro paraliza la investigaci¨®n porque hace intocables los productos, la industria defiende que s¨®lo la patente asegura el acceso de todos al invento, aunque todos deban pagar licencias durante unos a?os para acercarse a ¨¦l. Exactamente igual que hoy sucede con los medicamentos tradicionales. La diferencia es que antes se patentaba la mol¨¦cula descubierta a partir del sauce (la omnipotente aspirina) y hoy el gen al que se pone a trabajar en laboratorio.La UE exige adem¨¢s que en cada solicitud de patente de genes est¨¦ perfectamente documentada su funci¨®n. Es la pr¨¢ctica generalizada en todo el mundo, sobre todo tras el intento del investigador estadounidense Craig Venter en 1990 de patentar m¨¢s de 2.000 secuencias gen¨¦ticas, pero sin funci¨®n conocida.
Las pretensiones volvieron a sus cauces, aunque todav¨ªa hay quien quiere patentar un gen con tal blindaje sobre futuros usos que de conseguirlo bloquear¨ªa cualquier investigaci¨®n que no fuera la suya, comentan juristas especializados en este terreno.
La directiva comunitaria advierte por ¨²ltimo contra todo intento de desvirtuar el f¨ªn terap¨¦utico ¨²ltimo de las patentes gen¨¦ticas. Los genes se podr¨¢n alquilar a la Humanidad durante 20 a?os pero nunca utilizarse para objetivos "contrarios al bien p¨²blico o a las buenas costumbres".
Ante los hechos consumados descritos, parte de la reci¨¦n aprobada Declaraci¨®n Universal sobre el Genoma Humano -el art¨ªculo cuarto que rechaza la explotaci¨®n econ¨®mica de los genes "en su estado natural"- queda para interpretaci¨®n de entendidos. Conseguir un equilibrio entre el respeto a la dignidad humana y las aplicaciones de la biotecnolog¨ªa ha sido el motor de esta declaraci¨®n elaborada por la Unesco. Y la industria est¨¢ de acuerdo, pero no dispuesta a tirar por la borda unas reglas de funcionamiento ancestrales por el hecho de que el trabajo ahora se centre en la materia viva.
La propia presidenta del comit¨¦ de bio¨¦tica de la Unesco, No?lle Lenoir, reconoc¨ªa a EL PA?S en 1994 que los prejuicios sobre biotecnolog¨ªa estaban perjudicando a Europa. Era la ¨¦poca batalladora para vencer las reticencias sobre patentes. Una suerte de confrontaci¨®n entre la ¨¦tica y la protecci¨®n industrial que otros pa¨ªses m¨¢s pragm¨¢ticos hab¨ªan solventado, tomando de paso la delantera a Europa en la carrera biotecnol¨®gica.
Y ?vaya si la hab¨ªan tomado! Una primera recopilaci¨®n sobre patentes realizada por la revista Nature en 1996 revel¨® la ventaja tomada por Estados Unidos y Jap¨®n y de las compa?¨ªas privadas sobre las p¨²blicas. Las 1.175 patentes registradas en aquel momento eran propiedad de 300 compa?¨ªas, la mitad de ellas japonesas. Europa s¨®lo acreditaba un 24% de las patentes, si bien compa?¨ªas e investigadores opinan que la situaci¨®n ha mejorado.
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