Paro de 48 horas en la miner¨ªa asturiana tras las dos nuevas muertes por una explosi¨®n de gris¨²
Todas las explotaciones de la empresa estatal Hunosa, unos 8.000 trabajadores, iniciaron ayer un paro de 48 horas en se?al de duelo por la muerte anteanoche de dos mineros a causa de una explosi¨®n, presumiblemente de gas gris¨², en el pozo Monsacro, en Riosa, en la cuenca asturiana del Caudal. Uno de los dos heridos de gravedad, con quemaduras en el 80% de su cuerpo, se encontraba anoche en estado cr¨ªtico en el hospital de Getafe (Madrid). Los sepelios de los dos fallecidos se celebrar¨¢n hoy en Oviedo y Teverga. Los accidentes mineros se han cobrado este a?o 13 vidas en el Principado.
El gris¨² fue el causante, seg¨²n todos los indicios, de la deflagraci¨®n que anteanoche caus¨® la muerte a dos mineros y heridas muy graves a otros dos en la s¨¦ptima planta del pozo Monsacro, a 350 metros de profundidad. Otro trabajador sufri¨® lesiones leves. Ni Hunosa ni la Direcci¨®n de Industria del Principado, competente en seguridad minera, han dado hasta ahora una explicaci¨®n oficial. Los sindicatos y los trabajadores coinciden en se?alar al gris¨² como el culpable.La capa de carb¨®n en la que trabajaban las v¨ªctimas es la misma en la que, explotada desde el pozo San Nicol¨¢s, tambi¨¦n de Hunosa, murieron otros 14 mineros el 31 de agosto de 1995 por una explosi¨®n de gris¨². Ambas est¨¢n comunicadas bajo tierra y comparten parcialmente un yacimiento.
Los dos fallecidos recibir¨¢n sepultura hoy. Son Joaqu¨ªn M¨¢rquez, de 38 a?os, casado y padre de un hijo, y Gustavo Garc¨ªa, de 35, casado y con dos hijos. Ambos resid¨ªan en Oviedo y trabajaban en Hunosa desde 1987.
Jos¨¦ Alberto Pello, de 35 a?os, casado, padre de un hijo y vecino de Riosa, se hallaba anoche en estado cr¨ªtico en el hospital de Getafe (Madrid). Sufre quemaduras de segundo y tercer grado en el 80% de su cuerpo y diversos traumatismos en la cara, la pelvis y las extremidades. Jorge Fern¨¢ndez, de 36, soltero y vecino de Morc¨ªn, permanece estable en el hospital Central de Asturias, en Oviedo, con quemaduras de segundo grado en el 20% de su cuerpo, y ayer fue operado de traumatismos en la tibia derecha y el f¨¦mur izquierdo. Valent¨ªn Gonz¨¢lez, herido leve, fue atendido en el botiqu¨ªn del pozo.
La investigaci¨®n deber¨¢ determinar d¨®nde se produjo la emanaci¨®n de metano, dado que los detectores de gris¨² reflejaban niveles normales en el lugar donde fueron alcanzados los trabajadores por la onda expansiva y las altas temperaturas, seg¨²n miembros de los equipos de rescate, y precisar qu¨¦ fuente de calor o chispa pudo desencadenar la explosi¨®n.
Expertos en seguridad minera no pudieron llegar a la zona del siniestro. El entorno est¨¢ arrasado y los sistemas de ventilaci¨®n destruidos. S¨®lo los grupos de salvamento, con equipos de ox¨ªgeno, pudieron alcanzarla para rescatar a las v¨ªctimas. La alta concentraci¨®n de gas aumenta el riesgo de que se declare un incendio, como ya ocurriera hace a?os en el mismo pozo.
Aunque en la explotaci¨®n trabajaban casi 200 mineros en ese turno, las grandes distancias en el interior no permiten disponer de m¨¢s versiones que las de quienes se vieron directamente implicados en el suceso. En el recuerdo colectivo est¨¢ muy presente la tragedia que hace tres a?os acab¨® con la vida de otros 14 en el pozo San Nicol¨¢s por un caso similar. Sin embargo, las causas de aquella explosi¨®n de gris¨² nunca se concretaron. Las indagaciones aportaron explicaciones probables o veros¨ªmiles, pero no conclusiones definitivas. El sumario judicial instruido tras aquella tragedia sigue abierto.
La posibilidad de que los explosivos usados pudieran haber desencadenado la deflagraci¨®n parece descartarse, ya que no ocurri¨® donde estaban las cargas, de alta seguridad, y ¨¦stas no se vieron afectadas. En el momento de los hechos, pasadas las nueve de la noche, los mineros accidentados se dispon¨ªan a abandonar el pozo. Luego, ya vac¨ªo, se har¨ªa la explosi¨®n controlada de la dinamita.
El gris¨² es b¨¢sicamente metano, un gas cuya presencia constante en los tajos caracteriza las explotaciones de hulla de la cuenca central asturiana y es uno de los factores que acrecientan su peligrosidad. S¨®lo explosiona cuando alcanza proporciones de entre el 5% y el 14% en la atm¨®sfera de las galer¨ªas. Por debajo o por encima de ellas no lo hace. Su deflagraci¨®n es dantesca: la onda expansiva destruye cuanto encuentra y se alcanzan elevad¨ªsimas temperaturas. Entonces no se muere s¨®lo por asfixia, sino tambi¨¦n por quemaduras y traumatismos.
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