Los faros del siglo XX. Postal de Marx
El Centro de Cultura Contempor¨¢nea de la Diputaci¨®n de Barcelona (CCCB) ha editado una postal con una fotograf¨ªa de Karl Marx, con motivo de la exposici¨®n dedicada al primero de los Faros del siglo XX, que, probablemente, estar¨¢ ya en casa de muchos de los lectores. Se da la circunstancia, adem¨¢s, de que en 1998 se cumple el 150 aniversario de la publicaci¨®n de El manifiesto comunista de Marx y Engels. (Y, por cierto, de la inauguraci¨®n del primer ferrocarril de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, el de Barcelona a Matar¨®, tambi¨¦n con exposici¨®n conmemorativa, y prospectiva, como todas las conmemoraciones). As¨ª, el CCCB se une a instituciones (que tambi¨¦n han decidido celebrar el aniversario) tan diversas como el Ateneo Barcelon¨¦s (y la revista Ateneu), el Colegio de periodistas (y la revista Cap?alera), la Universidad Aut¨®noma de Barcelona (y Emili Gasch), la Fundaci¨® Rafael Campalans o el Ayuntamiento de Sueca, que ha editado una nueva edici¨®n catalana de El manifest, que ha sido glosada por Gustau Mu?oz. Como este texto de Marx es muy bueno y est¨¢ incluido, desde hace a?os, en los temarios de filosof¨ªa de bachillerato, tenemos de ¨¦l m¨¢s ediciones comerciales que nunca (sin contar con su presencia en todas las bibliotecas p¨²blicas, y en much¨ªsimas bibliotecas particulares). La exposici¨®n de la Casa de la Caritat se sit¨²a en la l¨ªnea conceptual -y est¨¦tica- que inauguraron Antoni Mercader y Enric Franch en 1981 en la capilla del antiguo Hospital de la Santa Creu con la exposici¨®n Primer de Maig i Moviment Obrer: pinceladas basadas en el dibujo, un montaje audiovisual, citas, un cierto sentido del humor. Por cierto, la Diputaci¨®n tambi¨¦n particip¨® en la financiaci¨®n de la gran exposici¨®n Marx, el contemporani, que se present¨® en el hall de la Universidad de Barcelona en 1983, y que, entre otros detalles, descubri¨® un nuevo espacio -un magn¨ªfico hall con un bosque de piedra dentro- para exposiciones. Quiz¨¢s este inter¨¦s barcelon¨¦s por Marx tenga una explicaci¨®n de fondo, antigua. Una explicaci¨®n que, entre otras, se podr¨ªa deducir de la lectura de los art¨ªculos sobre Espa?a que Marx escribi¨®, desde Londres (donde vivi¨® 30 a?os) para The New York Daily Tribune, un peri¨®dico socialista norteamericano que tiraba diariamente 200.000 ejemplares, y del que Marx era corresponsal en Europa. En uno de sus art¨ªculos semanales, Marx escribi¨®: "La fundaci¨®n del reino de Espa?a se llev¨® a cabo en unas condiciones excepcionalmente favorables a la limitaci¨®n del poder real. Por un lado, fragmentos de la pen¨ªnsula fueron conquistados y convertidos en reinos independientes en una ¨¦poca en que los ¨¢rabes conmocionaban la vida del pa¨ªs (...). Por otra parte, la misma estructura de la Pen¨ªnsula, as¨ª como la relaci¨®n constante con la Provenza y con Italia, cre¨® importantes ciudades comerciales y mar¨ªtimas en la costa". Barcelona fue, sin duda, una de estas ciudades mar¨ªtimas del arco del Mediterr¨¢neo noroccidental, que, adem¨¢s, hab¨ªa sido capital de un reino independiente. Y Marx, en los ¨²ltimos 150 a?os, ha interesado a los habitantes de las ciudades comerciales importantes (y ha llegado hasta las aldeas m¨¢s alejadas). Pero el inter¨¦s por Marx es, sobre todo, el inter¨¦s por un cl¨¢sico. Es decir, el inter¨¦s por leer a alguien que siempre nos dice cosas que nos sirven, que nos conciernen directamente. Un cl¨¢sico, a pesar de los a?os transcurridos, o quiz¨¢s precisamente por esto, ya que Marx, como ha explicado Isaiah Berlin, no fue un hombre especialmente conocido en vida. Entre otras razones, porque rechaz¨® siempre el exhibicionismo de los escritores rom¨¢nticos de su tiempo, y se pas¨® miles de horas leyendo y trabajando en las bibliotecas p¨²blicas. Un ejemplo. Para unos, Marx sigue siendo un cl¨¢sico porque, en el fondo, la situaci¨®n de los trabajadores es la misma que ¨¦l explic¨®, dado que el capitalismo no ¨²nicamente no ha desaparecido sino que se ha extendido. As¨ª, cualquier mejora es enga?osa, es una concesi¨®n circunstancial, arrancada por el miedo de los empresarios a ver disminuir su tasa de beneficio, o a perderlo todo. Esos mismos dicen que, desde la implosi¨®n del mal llamado "socialismo real", los empresarios tienen menos miedo. Para otros, Marx est¨¢ superado porque el capitalismo ha "aburguesado" a la inmensa mayor¨ªa de los trabajadores, convirti¨¦ndolos en hu¨¦spedes del mundo de la sociedad de consumo. En el bien entendido de que quedan algunos situados en los m¨¢rgenes del sistema, porque, ya se sabe, siempre habr¨¢ pobres. Marx, probablemente, no estar¨ªa de acuerdo, ni con los supuestos "marxistas", ni, por supuesto, con los supuestos "no-marxistas". Marx dir¨ªa cosas como las que escribi¨® en 1857: "El obrero parcial de hoy, el individuo limitado, el simple portador de una funci¨®n social particular, ser¨¢ reemplazado por el individuo plenamente desarrollado, para el cual las diferentes funciones sociales que realiza no son m¨¢s que formas alternativas de actividad. Uno de los pasos ya hechos espont¨¢neamente para la realizaci¨®n de esta revoluci¨®n es la creaci¨®n de escuelas t¨¦cnicas y agr¨ªcolas, y de ¨¦coles d"enseignement professionel (...)." (en franc¨¦s en el texto alem¨¢n). En este texto, Marx insin¨²a que, en el futuro, es previsible una "revoluci¨®n" que reemplazar¨¢ "el obrero parcial" por individuos capaces de realizar "formas alternativas de actividad". Esta revoluci¨®n ser¨¢ la consecuencia de la expansi¨®n de las ense?anzas t¨¦cnicas, empezando por las agrarias. Esta otra "revoluci¨®n silenciosa" se ha ido produciendo en la mayor parte de los pa¨ªses industriales avanzados. Eso es, si m¨¢s no, lo que escrib¨ªa un socialista buen conocedor de Marx como Manuel Serra i Moret, en 1956, en una publicaci¨®n del exilio, en Buenos Aires. Seg¨²n Serra i Moret, en la Catalu?a del primer tercio del siglo XX, "las diversas escuelas locales de industrias o de artes y oficios tomaron amplio vuelo, y la Universidad Industrial de Barcelona, con sus diversas escuelas especializadas, se convirti¨® en cosmos y semillero de t¨¦cnicos, directores, capataces, y aun de obreros especializados que elevaron el nivel profesional del pa¨ªs (...). En las industrias el fen¨®meno es: empresas emergidas del esfuerzo personal de un simple obrero, consorcios y kombinats que, con el tiempo, cobran importancia (...). El cuadro de la Catalu?a del trabajo, extra?a al burocratismo estatal, al parasitismo rentista, al militarismo y a otras lacras de la Espa?a dominadora e indolente, induce a creer que una Catalu?a libre y aut¨®noma, ofrecer¨ªa el aspecto de Suiza, B¨¦lgica o Dinamarca". Desde 1956, los cambios anunciados por el marxista Serra i Moret se han acelerado. Incluso Espa?a parece ser menos indolente...
Francesc Roca es director de Nous horitzons y profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Barcelona (UB).
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