Yarza estudia todos los detalles de "El jard¨ªn de las delicias", de El Bosco

Los enigmas y las interpretaciones sobre el pintor Jer¨®nimo Bosch, El Bosco (hacia 1450-1516), y su cuadro El jard¨ªn de las delicias se analizan en el ¨²ltimo libro del historiador del arte Joaqu¨ªn Yarza (Ferrol, 1936), catedr¨¢tico en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona y especialista en arte g¨®tico. El libro, presentado ayer en Madrid, forma parte de una colecci¨®n de T F editores donde se desmenuzan grandes pinturas de El Prado que al mismo tiempo se han hecho populares, con reproducciones de numerosos detalles de la obra.

Con anterioridad se han publicado en la misma colecci¨®n Las meninas de Vel¨¢zquez, por Francisco Calvo Serraller, y Las pinturas negras de Goya, por Valeriano Bozal. Est¨¢ previsto que se editen El Guernica de Picasso, por Francisco Calvo Serraller, y obras de El Greco y Tiziano, seg¨²n adelant¨® ayer el editor Tito Ferreira.El jard¨ªn de las delicias de El Bosco tiene un dise?o de Alberto Coraz¨®n, 180 p¨¢ginas, 73 ilustraciones, 44 a p¨¢gina y en desplegable, realizadas para la edici¨®n en el Museo del Prado, antes de que la obra se sometiera a un proceso de limpieza. La parte central del tr¨ªptico de El Bosco figura en la exposici¨®n dedicada a Felipe II como pr¨ªncipe renacentista, abierta hasta el 10 de enero en el Museo del Prado. Esta parte central, la ¨²nica limpia hasta ahora, se muestra junto a otras obras de El Bosco, como El carro de heno, Los siete pecados capitales o La extracci¨®n de la piedra de la locura. El Prado tiene el mayor conjunto de piezas de la limitada producci¨®n de El Bosco, compradas por Felipe II por su sentido religioso y de meditaci¨®n.

Seg¨²n el estudio de Joaqu¨ªn Yarza, El Bosco significa un eslab¨®n principal entre la sacralizada mentalidad medieval y las nuevas ideas humanistas que surgieron en el Renacimiento y que iniciaron la edad moderna. El historiador, que ha acudido a fuentes hist¨®ricas, art¨ªsticas, religiosas y literarias sobre El Bosco y el cuadro, declar¨® ayer que se ha enfrentado a toda una boscoman¨ªa, que tratan al pintor de astr¨®logo o hereje c¨¢taro, para llegar a conclusiones in¨¦ditas.

"El cuadro tiene un car¨¢cter moralizante, donde el hombre aparece encenegado por los vicios, pero hay complacencia del artista en esos vicios. El pintor condena los pecados pero se complace en representarlos", se?ala Yarza. Tambi¨¦n dice que la pintura se mantiene viva e identifica una cabeza de demonio con una figura de un cuadro de Dal¨ª.