La fe

Hay gente convencida de ser vasca, francesa o espa?ola, y que est¨¢ dispuesta l¨®gicamente a morir o a matar por ello. Algunos carecen de este privilegio, pero lo compensan crey¨¦ndose que son del Real Madrid o del Atl¨¦tico, lo que les permite acuchillarse mutuamente y llamar hijo de puta al ¨¢rbitro. Entre quienes no tienen patria ni club, hay muchos que por suerte para ellos han nacido con una potencia sexual ins¨®lita, lo que les autoriza a hacer las cosas por cojones. Estamos llenos de carencias, sin duda, pero nos sobran proveedores de sentido, al contrario que a las moscas o a las cucarachas, las pobres, que ignoran por qu¨¦ hacen esto o lo otro.Y es que todav¨ªa, entre quienes no creen en la patria ni en el f¨²tbol ni en las g¨®nadas, hay gente convencida de que Dios est¨¢ m¨¢s cerca del Opus Dei que de los jesuitas, o de los jesuitas m¨¢s que de los dominicos. Total, que adem¨¢s de atribuir esta realidad calamitosa a una inteligencia superior, piensan que Dios se comporta como el socio de un club que hace su quiniela semanal y pone un uno a las religiones monote¨ªstas, una equis a las polite¨ªstas y un dos a las extirpaciones de cl¨ªtoris en campo contrario. De hecho, a un redentorista no se le pasar¨ªa por la cabeza hacerse escolapio, del mismo modo que un vasco no se me meter¨ªa a andaluz ni atado, con lo dif¨ªcil que es aprenderse un himno nuevo y una idiosincrasia. Adem¨¢s, est¨¢ demostrado cient¨ªficamente que los que no pertenecen a tu grupo tienen el per¨ªmetro craneal m¨¢s peque?o.

Todo esto significa que hay gente convencida de que la Tierra es plana, por lo que al llegar a sus bordes se precipita uno en el vac¨ªo. Matamos o circuncidamos para no caer en el abismo de decir good morning cuando todo el mundo sabe que se dice buenos d¨ªas. Lo que hace falta es que sea para bien. Felices Pascuas.