Con pies de plomo

EL GOBIERNO no se considera "int¨¦rprete de la voluntad de ETA", pero "est¨¢ en condiciones de concluir" que hay posibilidades de que la tregua de la organizaci¨®n terrorista "se consolide". As¨ª lo dijo ayer el presidente Aznar en una comparecencia que coincidi¨® con los tres meses del anuncio de alto el fuego por parte de ETA. El ministro del Interior hab¨ªa informado poco antes del traslado a c¨¢rceles de la Pen¨ªnsula de 21 reclusos de esa banda que permanec¨ªan en prisiones de Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla. El portavoz del Gobierno relacion¨® estas medidas con la existencia de "contactos significativos" -se supone que con ETA y su entorno- que han convencido al Ejecutivo de que puede dar un cauteloso paso en pol¨ªtica penitenciaria, como le hab¨ªa pedido el Parlamento, e incluso admitir a Euskal Herritarrok entre los interlocutores pol¨ªticos del presidente.La cautela del Gobierno es comprensible. El mundo de ETA da por terreno conquistado la liberaci¨®n de sus presos y quiere pasar cuanto antes a alguna forma de negociaci¨®n pol¨ªtica: cese definitivo de la violencia a cambio del reconocimiento del ¨¢mbito vasco de decisi¨®n, es decir, de los principios de soberan¨ªa y de territorialidad (Navarra y Pa¨ªs Vasco franc¨¦s). Pero el Gobierno considera que con ETA s¨®lo cabe hablar de cuestiones relacionadas con el principio de "paz por presos". Teme, por ello, que una pol¨ªtica penitenciaria audaz tenga el efecto de desvalorizar las medidas que pueden dar contenido al di¨¢logo. Especialmente cuando no s¨®lo no existe confirmaci¨®n de su voluntad de renunciar definitivamente a la violencia, sino que se mantienen las coacciones contra miembros de otros partidos. Sin embargo, llama la atenci¨®n que muchos de los presos beneficiados por esta medida sean precisamente los considerados m¨¢s duros, lo que contradice el principio del tratamiento individualizado. En todo caso, para que avance este delicado proceso ser¨ªa conveniente que las fuerzas nacionalistas democr¨¢ticas ayudaran al mundo de ETA y HB a entender que el planteamiento soberanista es uno entre varios y no un derecho indiscutible, que en todo caso no es posible volver al punto cero e iniciar un nuevo proceso constituyente como si nada hubiera ocurrido en estos 20 a?os, y que para poder plantear un proceso de medidas de gracia para los presos de ETA el Gobierno tendr¨ªa que vencer las justificadas resistencias de la opini¨®n p¨²blica, incluso en el Pa¨ªs Vasco. Sin embargo, los nacionalistas no s¨®lo no realizan esa tarea de pedagog¨ªa democr¨¢tica, sino que alientan la reacci¨®n contraria: diciendo que el acercamiento es una obligaci¨®n legal -lo que es falso- y criticando a la vez los efectos inhumanos de la dispersi¨®n y las medidas que vienen a paliar esa situaci¨®n. La burda descalificaci¨®n por parte de los portavoces del PNV de esta primera flexibilizaci¨®n de la pol¨ªtica penitenciaria resulta incomprensible. Y casi da la raz¨®n a quienes en su d¨ªa dijeron que en unas eventuales conversaciones de paz el PNV se pasar¨ªa al otro lado de la mesa.