Las culpas de Econom¨ªa y el Banco de Espa?a

Las culpas de la infrarrepresentaci¨®n espa?ola se reparten entre el Ministerio de Econom¨ªa y el Banco de Espa?a. El pecado original es anterior al Gobierno del PP. Nadie pareci¨® en tomar muy en cuenta bajo Gobierno socialista que el semillero natural del organigrama del BCE ser¨ªa su predecesor, el Instituto Monetario Europeo (IME). Los cuadros del IME han pasado casi al completo a la c¨²pula ejecutiva del BCE.Pero mientras otros pa¨ªses han reconducido su inicial desventaja -por ejemplo, un italiano se ha encaramado a una direcci¨®n general clave, la de Operaciones- Espa?a se ha quedado sin santo ni se?a. ?Por qu¨¦? La primera causa fue el desencuentro entre el Banco de Espa?a y el Gobierno a la hora de designar a un miembro para el directorio del BCE. El gobernador, Luis ?ngel Rojo, propon¨ªa a su director general, Jos¨¦ Luis Malo de Molina, pero el Gobierno lo descart¨® en beneficio de Eugenio Domingo Solans, candidato y amigo del secretario de Estado de Econom¨ªa, Crist¨®bal Montoro.

Demasiado tarde

Cuando Domingo ha empezado a aterrizar en el escenario de los soterrados pulsos de cuotas nacionales, intentando reequilibrar la mala posici¨®n de partida, era ya demasiado tarde. Pero todav¨ªa no completamente tarde, pues en estos momentos hay una nueva convocatoria para cubrir 169 puestos.?Aumentar¨¢ el inter¨¦s del Gobierno y del banco emisor en este asunto? Hasta ahora ha sido peor que escaso, relatan fuentes del sector. Los funcionarios de Cibeles (la sede del Banco de Espa?a en Madrid), o del Tesoro aterrizados en la Kaiserstrasse, (la del BCE en Francfort) son inferiores en n¨²mero a los procedentes del sector privado. Los incentivos de futuras mejoras profesionales a la vuelta para quienes se desplacen no brillan por su generosidad. El ¨²ltimo seminario para suscitar semillas vocacionales se celebr¨® hace m¨¢s de un a?o. La publicidad de las convocatorias es m¨ªnima. Otro tanto sucede en la cooperaci¨®n del sector p¨²blico con los departamentos universitarios especializados. Y nadie parece aprovechar la experiencia de profesionales esp¨¤?oles en organismos internacionales como el FMI o el Banco Mundial.