Los excesos de los defensores del presidente
"Hay que terminar con la pol¨ªtica de destrucci¨®n personal". Tal es el mantra navide?o que reiteraban ayer los portavoces de guardia de la Casa Blanca. La m¨²sica sonaba bien a los o¨ªdos de la mayor¨ªa de los norteamericanos, pero el campo de los partidarios de Bill Clinton no est¨¢ tan libre de pecado como quiere dejar a entender. A lo largo de este a?o en que Estados Unidos ha vivido escandalosamente, la defensa del presidente ha adoptado en ocasiones palabras, tonos y gestos de extrema belicosidad.Cuando el Congreso reanude en enero sus sesiones, una de las cosas que estudiar¨¢ es c¨®mo condena los comentarios de Alec Baldwin, actor de Hollywood y esposo de la actriz Kim Bassinger. En las v¨ªsperas del procesamiento de Clinton, Baldwin aull¨® en un programa nocturno de televisi¨®n: "Deber¨ªamos lapidar hasta la muerte a Henry Hyde, y deber¨ªamos ir a su casa y matar a su esposa y sus hijos". Hyde es el presidente republicano del Comit¨¦ de Asuntos Judiciales que hizo la instrucci¨®n del caso Lewinsky.
La condena del Congreso a los comentarios del actor ser¨¢ simb¨®lica, puesto que Baldwin est¨¢ protegido por la Primera Enmienda de la Constituci¨®n, que garantiza el derecho a la libre expresi¨®n. Esa misma enmienda protege a James Carville, el m¨¢s agresivo de los defensores de Clinton. Carville, el autor de la famosa expresi¨®n que identifica a Kenneth Starr con "el nuevo Torquemada", ha reiterado su deseo de ver encarcelado al fiscal especial.
La Casa Blanca se desmarca oficialmente de este tipo de comentarios, como tambi¨¦n del efectuado por la l¨ªder feminista Betty Friedan, que asegur¨® que los promotores del impeachment eran "una banda de viejos machistas blancos". Pero quiz¨¢ la defensa m¨¢s original de Clinton la est¨¦ haciendo la escritora afroamericana Toni Morrison, quien sostiene que Clinton es atacado porque es "el primer presidente negro de EEUU". Desde luego, la inmensa mayor¨ªa de la comunidad afroamericana apoya al presidente.
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