Trump quiere hacer sombra a la ONU
El pol¨¦mico multimillonario construye un rascacielos de 262 metros junto a las Naciones Unidas
La Organizaci¨®n de las Naciones Unidas tiene razones para sentirse atropellada estos d¨ªas. No s¨®lo por la falta de respeto demostrada por Estados Unidos y el Reino Unido al bombardear Irak sin su autorizaci¨®n. Ahora, el magnate Donald Trump amenaza con levantar un nuevo rascacielos a escasos metros de la sede neoyorquina de esa organizaci¨®n. Ser¨¢ el edificio residencial m¨¢s alto del mundo, con 72 pisos y 262 metros de altura. Las excavaciones han comenzado ya, tras la obtenci¨®n de los permisos municipales.El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y otros nombres respetables de la sociedad neoyorquina han protestado por el fara¨®nico proyecto de Donald Trump, porque, dicen, s¨®lo servir¨¢ para congestionar el tr¨¢fico de la zona y empeque?ecer todav¨ªa m¨¢s simb¨®licamente a la ONU. Por su parte, el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, se ha puesto del lado del gran capital diciendo otra vez, poco m¨¢s o menos, que si a la ONU no le gusta lo que hay, que se busque otra sede.
El complejo de las Naciones Unidas ocupa cinco manzanas, de la calle 42 a la 47, en la Primera Avenida de Manhattan. Donald Trump quiere erigir su nueva Trump World Tower, de bronce y acero, entre la calle 47 y la 48, tambi¨¦n sobre la Primera Avenida. Trump dice que ser¨¢ el edificio residencial m¨¢s alto del mundo, y va a invertir en el proyecto 360 millones de d¨®lares (m¨¢s de 50.000 millones de pesetas). Tendr¨ªa, por ejemplo, menos pisos que el Empire State Building, donde s¨®lo hay oficinas, pero la misma altura total, porque en el nuevo los techos son m¨¢s amplios.
"No s¨¦ c¨®mo le han dado permiso para construirlo", protest¨® Kofi Annan hace unos d¨ªas. "Va a sumergir en la sombra a un gran n¨²mero de personas". Entre las personalidades que han salido esta vez en defensa del secretario general se encuentran el magnate del petr¨®leo David Koch y el veterano reportero y presentador de televisi¨®n Walter Cronkite, que dijo que el rascacielos de Trump "se tragar¨¢" la sede de la ONU. Visto el poco caso que le hacen las superpotencias a ese organismo, por lo menos le queda de momento el consuelo de que su sede es uno de los grandes atractivos tur¨ªsticos y arquitect¨®nicos de Nueva York.
Pero ?por cu¨¢nto tiempo? El alcalde de Nueva York ya ha hecho saber en repetidas ocasiones que no le hace gracia la presencia de la ONU y sus diplom¨¢ticos en una ciudad donde la ley la impone ¨¦l y los cimientos los pone Donald Trump. A Giuliani le molest¨® esta vez que Annan se preguntara por los permisos de construcci¨®n. "Construir un edificio en Nueva York es m¨¢s complicado de lo que ¨¦l se imagina", ironiz¨® Giuliani. Annan matiz¨® posteriormente que no quiso cuestionar la legalidad de las obras.
El propio Donald Trump, cuya fortuna de 450 millones de d¨®lares le permite jugar con Nueva York como si fuera el Monopoly, asegura que no hay quien pare ya la erecci¨®n de este nuevo rascacielos. En declaraciones al diario The Daily News, Trump afirma que ya est¨¢ vendiendo apartamentos "a diplom¨¢ticos de las Naciones Unidas y al presidente de un pa¨ªs importante". Cada vez que Donald Trump proyecta un edificio tiemblan todos los vecinos de los alrededores. Actualmente, el m¨¢s famoso especulador inmobiliario de los a?os ochenta, que se declar¨® en bancarrota y luego volvi¨® al ataque a lomos del renacimiento econ¨®mico de Nueva York, es-t¨¢ desarrollando un gran proyecto urban¨ªstico en la orilla oeste de Manhattan, que va a obligar a redise?ar las l¨ªneas del metro por el flujo demogr¨¢fico que ocasionar¨¢ si se termina, y adem¨¢s ha inaugurado grandes edificios en el Columbus Circle y en la zona de Wall Street, donde lleg¨® a amenazar con levantar una torre de 140 pisos para albergar las instalaciones de la Bolsa.
Donald Trump quiere que Nueva York vuelva a tener los rascacielos m¨¢s espectaculares del mundo, que actualmente est¨¢n en Malaisia, Toronto y Shanghai (donde el m¨¢s alto alcanza los 465 metros). Su estrategia consiste en saltarse los l¨ªmites de altura impuestos por la ley. En Nueva York esto se puede hacer gracias a un vac¨ªo legal que permite a un constructor comprar los derechos de altura de varios edificios cercanos y sumarlos en la altura total de uno de ellos.
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