Clinton autoriza la venta de alimentos a Cuba y que se pueda volar libremente desde EEUU
Bill Clinton quiere que el b¨¦isbol, deporte que apasiona por igual a estadounidenses y cubanos, sirva de puente entre ambas orillas del estrecho de Florida. El permiso concedido a los Orioles, de Baltimore, para que juegue al b¨¦isbol con una selecci¨®n cubana es la guinda del importante paquete de medidas anunciado ayer por el presidente para suavizar el embargo norteamericano a la isla. Entre las m¨¢s novedosas, la autorizaci¨®n de la exportaci¨®n de alimentos a particulares cubanos y la creaci¨®n de un servicio de correos directo entre ambos pa¨ªses. Tambi¨¦n ser¨¢ posible volar a la isla desde todo EEUU.
Diez meses despu¨¦s de un primer paso que consisti¨® en autorizar vuelos directos entre Miami y La Habana y el env¨ªo de dinero a la isla por parte de los exiliados, Clinton realiz¨® ayer un segundo gesto de buena voluntad. Las medidas anunciadas profundizan las adoptadas en marzo del pasado a?o y se inscriben en el mismo marco de flexibilizar los intercambios humanos y aquellos comerciales de car¨¢cter humanitario. El deshielo, se?al¨® el presidente de Estados Unidos "pretenden apoyar al pueblo cubano sin fortalecer el r¨¦gimen de Fidel Castro". La guinda del pastel fue la autorizaci¨®n concedida al Orioles para que visite La Habana y negocie all¨ª la celebraci¨®n de dos partidos de b¨¦isbol con un equipo cubano: uno en la isla y otro en Baltimore. La diplomacia del b¨¦isbol podr¨ªa ser un equivalente de lo que fue, en tiempos de Richard Nixon, la del ping-pong para las relaciones entre Washington y Pek¨ªn. En m¨¢s de una ocasi¨®n, Clinton ha declarado que, si Castro realiza gestos de apertura en materia de democracia y derechos humanos, ¨¦l defender¨¢ que Estados Unidos sostenga con Cuba relaciones como las que sostiene con la comunista China. A falta de esos gestos y dada el muy fuerte peso del exilio cubano, la Casa Blanca desea que la diplomacia del b¨¦isbol sea al menos ser como la del f¨²tbol, que el pasado a?o alivi¨® las tensiones entre Washington y Teher¨¢n.
La m¨¢s novedosa de las medidas anunciadas ayer fue la autorizaci¨®n concedida a la venta de alimentos y productos agr¨ªcolas, incluidos maquinaria y fertilizantes, a "organizaciones no gubernamentales" de Cuba, es decir, agricultores privados, propietarios de restaurantes y grupos religiosos y caritativos. Hasta ahora, Estados Unidos prohib¨ªa el env¨ªo a la isla del menor saco de alubias y empresarios como el espa?ol Javier Ferreiro dieron con sus huesos en la c¨¢rcel por exportar a Cuba alimentos norteamericanos. Otra novedad de gran calado es el establecimiento de un servicio de correos directo entre EE UU y Cuba.
Las otras decisiones ampl¨ªan las previamente adoptadas en marzo de 1998. Se permite a cualquier residente en EE UU el env¨ªo de hasta 1.200 d¨®lares (cerca de 170.000 pesetas) anuales a amigos o familiares en Cuba. Bajo las reglas del pasado marzo, solo pod¨ªan hacerlo cubanos de nacionalidad norteamericana. Se expanden tambi¨¦n los vuelos charter entre EE UU y Cuba, que desde marzo comunican a Miami con La Habana. Ahora podr¨¢ volarse a la isla desde otras ciudades norteamericanas.
La apertura de Clinton, que s¨®lo entrar¨¢ en vigor si es autorizada por Fidel Castro, provoc¨® la acerba cr¨ªtica del sector radical del exilio cubano, que, a trav¨¦s de la congresista Ileana Ros-Lehtinen, lo interpret¨® como "un intento de enmascarar la normalizaci¨®n de relaciones con la dictadura cubana". Pero tampoco satisfizo al creciente sector pol¨ªtico y econ¨®mico norteamericano que pide el fin del embargo. Ese sector, cuyo peso se ha robustecido en Washington desde el fallecimiento en noviembre de 1997 de Jorge Mas Canosa y la visita a la isla de Juan Pablo II en enero de 1998, se moviliza por razones humanitarias o de inter¨¦s.
Temor a la competencia
Muchos pol¨ªticos y empresarios creen que EEUU deber¨ªa comenzar a sentar las bases para restablecer su hegemon¨ªa en Cuba tras la muerte de Castro. Contemplan con angustia como Canad¨¢, M¨¦xico, Espa?a, Italia, Francia y otros aliados van consolidando sus posiciones en la isla.
Pero Clinton rechaz¨® ayer hacer esa "revisi¨®n bipartidista" de la pol¨ªtica norteamericana respecto a Cuba que le hab¨ªan pedido 24 senadores dem¨®cratas y republicanos y varios ex secretarios de Estado, entre ellos Henry Kissinger. Insisti¨® en el mantenimiento del embargo con las excepciones humanitarias decididas y anunci¨® un refuerzo de Radio Mart¨ª, la emisora anticastrista de Miami que subvenciona Washington. "Clinton ha perdido una oportunidad de cambiar una pol¨ªtica cruel con el pueblo cubano", declar¨® el senador John Warner.
Madeleine Albright dej¨®, sin embargo, la puerta abierta a nuevos pasos en la declaraci¨®n oficial que hizo sobre las medidas aprobadas por el presidente. La secretaria de Estado apunt¨® que la pol¨ªtica de Washington se encamina ahora a "fortalecer el desarrollo en Cuba de una sociedad civil y democr¨¢tica que tome el relevo al final del r¨¦gimen castrista".
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