Sobre el har¨¦n

Aunque a mi edad uno ande ya curado de sustos, la rese?a del excelente libro de Lady M. W. Montagu (?por fin traducido al espa?ol!) Cartas de Estambul por Pilar Rubio (Babelia, 2 de enero) me reservaba uno: el elogio expuesto en mi libro Estambul otomano de la curiosidad ins¨®lita de la esposa del embajador ingl¨¦s en la corte del Gran Sult¨¢n y su descripci¨®n viva e inconformista del mundo femenino que conoci¨®, fundado en la estricta separaci¨®n de los sexos del islam tradicional, se transforma en dicho art¨ªculo en una "?exaltaci¨®n del har¨¦n!".No hay tal dislate, y la reflexi¨®n sobre Lady Montagu con que se cierra el cap¨ªtulo que le consagr¨¦ hace 10 a?os pone las cosas en su sitio: "Del mismo modo que el retrato de una burguesa estambule?a de hoy se aplica dif¨ªcilmente a la vida de una campesina anatolia, el cuadro envidiable que pinta Lady Montagu no corresponde ni mucho menos con el conjunto de la sociedad: como Mar¨ªa de Zayas, su feminismo era de ¨ªndole refinada y aristocr¨¢tica. Un siglo y medio m¨¢s tarde, otra viajera igualmente curiosa y ¨¢vida de conocer a sus hermanas otomanas las describir¨¢ como 'una especie aparte, que sigue su camino solitario a trav¨¦s de la raza humana'. Aludiendo al c¨®digo social que les impide frecuentar, aun acompa?adas, la mayor parte de lugares p¨²blicos, exclamar¨¢ amargamente: "Caminad, trotad, corred, partid de nuevo, hasta que revent¨¦is. Los caf¨¦s son para los hombres, para los hombres los ensue?os absortos, y el cielo y el aire y el sol y esos bellos quioscos sobre pilotes en pleno mar azul. Sois mujeres y ten¨¦is que andar".-