La carrera de las estrellas

Rafael Rebolo estudia c¨®mo empez¨® todo: el origen del universo, hace unos 15.000 millones de a?os. Jos¨¦ Cernicharo ve nacer a las estrellas y las fotograf¨ªa en pleno proceso. Astrof¨ªsicos de prestigio, con publicaciones en las mejores revistas cient¨ªficas, recuerdan muchas noches junto al telescopio y bonitas historias sobre galaxias lejanas, pero tambi¨¦n a?os de preparaci¨®n dura, bastante "cuesta arriba".?Cu¨¢l es el secreto de su ¨¦xito? "Para ser un buen astrof¨ªsico no hay una receta exacta", dice Rebolo. S¨ª se pueden, al menos, mencionar los ingredientes b¨¢sicos: dedicaci¨®n, esfuerzo, motivaci¨®n, intuici¨®n, suerte, pasi¨®n... y paciencia. La carrera no es de velocidad: el objetivo no se conseguir¨¢, como m¨ªnimo, antes de los treintaitantos. Aunque tambi¨¦n hay una especialidad de "astronom¨ªa y geodesia" en matem¨¢ticas (ciencias exactas), la l¨ªnea de salida est¨¢, por lo general, en ciencias f¨ªsicas. El plan de estudios vigente exige cuatro a?os de formaci¨®n construidos a base de cr¨¦ditos, con materias consideradas troncales -obligatorias y comunes en toda Espa?a- y otras que se eligen en funci¨®n de la rama preferida.

Logrado el t¨ªtulo, la siguiente meta es hacer el doctorado en un centro de investigaci¨®n o en un departamento de universidad. Condici¨®n indispensable: conseguir una beca. Es el primer obst¨¢culo serio del camino, dado lo riguroso del proceso de selecci¨®n para una beca. Se exige "un expediente acad¨¦mico inmejorable, de sobresaliente o notable muy alto", dice Carlos Mart¨ªnez, coordinador de la ya tradicional Escuela de Invierno del Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC), una especie de congreso que re¨²ne a expertos de prestigio y a estudiantes, y que se ha convertido en punto de referencia internacional para futuros astr¨®nomos.

Cartas de presentaci¨®n

Las becas de doctorado se prolongan cuatro a?os, lo que dura para la mayor¨ªa el parto de una tesis. Conviene, dice Mart¨ªnez, "tener suerte con el director de tesis, el tema y el centro de investigaci¨®n, y, por supuesto, hay que trabajar muy duro". Los doctorandos tendr¨¢n la oportunidad de estrenarse como firmantes de publicaciones relacionadas con su tema de tesis. Estas publicaciones son los primeros ladrillos de su curr¨ªculo, la carta de presentaci¨®n de cualquier cient¨ªfico. "La norma es: tanto publicas -y en qu¨¦ revistas-, tanto vales", dice Cernicharo. El a?o pasado, el Ministerio de Educaci¨®n concedi¨® una decena de becas predoctorales a astrof¨ªsicos, dotadas con 115.000 pesetas al mes y por cuatro a?os de duraci¨®n. Adem¨¢s hay becas de las comunidades aut¨®nomas y algunos centros de investigaci¨®n, como el propio IAC, mantienen su propio programa de becas de doctorado e incluso becas de verano para que estudiantes en el ¨²ltimo a?o de carrera tengan un primer contacto m¨¢s pr¨¢ctico con la investigaci¨®n.

El IAC recibe "m¨¢s de 100 solicitudes de todas las universidades espa?olas para las seis plazas de astrof¨ªsico residente que se anuncian cada a?o", explica Ismael P¨¦rez Fourn¨®n, coordinador del ¨¢rea de ense?anza de este centro.

Tesis y publicaciones en mano, toca buscarse la llamada plaza postdoc (posdoctoral), generalmente en el extranjero, de uno o dos a?os. Otra vez hay que estudiarse el mercado de becas, con escasa oferta y bastante demanda. Los congresos y encuentros internacionales en que se haya participado durante el doctorado son una buena fuente de contactos a la hora de buscar el centro de investigaci¨®n de destino. El postdoc suele elegir un grupo con l¨ªneas de investigaci¨®n afines y acordar su estancia con su jefe. Estados Unidos es el pa¨ªs m¨¢s solicitado, pero en Europa hay centros de prestigio equivalente.

El ministerio tiene contabilizados ahora a ocho astrof¨ªsicos becados, que pasar¨¢n unos dos a?os fuera de Espa?a y a los que paga unas 210.000 pesetas mensuales. Hay tambi¨¦n becas de la Uni¨®n Europea y de instituciones privadas. El IAC ofrece ocho plazas de su propio programa y tiene ahora en total unos 40 becarios de varios programas.

Ser¨¢ durante este periodo en la arena internacional donde aflorar¨¢n obst¨¢culos nuevos. Por ejemplo, el idioma. "Imagina que alguien te explica lo que es un agujero negro, lo cual es intr¨ªnsecamente dif¨ªcil de entender, y encima te lo cuenta en ingl¨¦s", dice Carlos ?lvarez, que hace ahora el doctorado en formaci¨®n estelar en la Universidad de Leeds (Reino Unido). Pero, en la ciencia, el ingl¨¦s son lentejas, y dejarlas es tirar la toalla. Las grandes publicaciones cient¨ªficas se editan todas, sin excepci¨®n, en ingl¨¦s.

Sin embargo, un postdoc espa?ol en el extranjero se encontrar¨¢ tambi¨¦n con que su formaci¨®n de origen est¨¢ perfectamente a la altura, o incluso supera a la de sus colegas. A menudo influye que los espa?oles, ya sea durante la carrera o en el doctorado, han tenido a su alcance observatorios privilegiados, como el del Teide (Tenerife), el del Roque de los Muchachos (La Palma) o el de Calar Alto (Almer¨ªa).

El ¨²ltimo paso es el m¨¢s dif¨ªcil: conseguir una plaza de investigaci¨®n para volver a Espa?a despu¨¦s del postdoc. Se pueden solicitar los llamados "contratos de reincorporaci¨®n", que van unidos a un proyecto de investigaci¨®n que est¨¦ llevando a cabo un grupo en Espa?a -es decir, el solicitante debe decir ad¨®nde y para qu¨¦ pide reincorporarse-. Una comisi¨®n evaluar¨¢ la solicitud, que, si es aceptada, supondr¨¢ un contrato por tres a?os, renovable por otros dos m¨¢s, con un salario de unas 200.000 pesetas al mes. Es el programa estrella de la Secretar¨ªa de Estado de Universidades e Investigaci¨®n. Hay actualmente 14 astrof¨ªsicos con contratos de este tipo en Espa?a.