?SCAR ?LVAREZ HISTORIADOR "Apellidos de Las Encartaciones son hoy la oligarqu¨ªa argentina"
La investigaci¨®n hist¨®rica es su trabajo y su pasi¨®n. "Es como un cotilleo, en el buen sentido de la palabra; te metes en la vida de otros, en otra ¨¦poca y en otro lugar". ?scar ?lvarez (Portugalete, 1966), doctor en Historia y profesor de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, y la argentina Nora L. Siegrist han escudri?ado las vidas de comerciantes de Las Encartaciones que, entre 1750 y 1850, emigraron a Argentina. El resultado de su investigaci¨®n -De la r¨ªa del Nervi¨®n al r¨ªo de La Plata- publicado ahora gan¨® en 1994 el premio internacional de historia que organiza el Ayuntamiento de Portugalete. Pregunta. ?Hicieron la investigaci¨®n pensando en el premio? Respuesta. S¨ª y no. Aunque yo soy de Portugalete fue ella quien vio el anuncio del premio, all¨¢ en Argentina, y me lo propuso. Ella ten¨ªa localizados a unos personajes y me anim¨® a buscar informaci¨®n sobre ellos mientras ella hacia lo mismo en Buenos Aires. Estuvimos como a?o y medio a vuelta de correo trabajando el tema. P. ?Cu¨¢ntos fueron estos emigrantes? R. Pocos, porque son los ¨²ltimos a?os de la colonia y los primeros de la independencia. Los vascos eran varios cientos y entre ellos un centenar proven¨ªan de Las Encartaciones. Pero son gente escogida, van a puestos importantes. La mayor¨ªa era comerciantes a gran escala, de compa?¨ªas que ten¨ªan gente en Sevilla, C¨¢diz, Madrid, en Argentina, M¨¦xico e incluso en Londres. Son una especie de entramado familiar, primos, hermanos. El volumen econ¨®mico que manejaban era inmenso, inimaginable hoy. P. ?Qu¨¦ poso dejaron estas personas en Argentina? R. Los apellidos de estas familias son hoy la oligarqu¨ªa argentina, terratenientes que se dedican a la pol¨ªtica por hobby, una especie de patricios. Los Haedo, Ortiz Basualdo, Dura?ena, Ch¨¢varri, Larrazabal, Casares, Murrieta, etc¨¦tera. Sus antepasados hicieron negocios, amasaron grandes fortunas, compraron tierras. Ellos y sus familias han sido toda la vida los nobles en aquel pa¨ªs, que no tiene nobleza tradicional. P. ?Cu¨¢ntos volvieron al Pa¨ªs Vasco? R. F¨ªsicamente regresan pocos, muy poquitos. Pero su influencia fue muy grande porque lo que s¨ª vuelve es su dinero. Tienen su vida all¨ª, se casan all¨ª y mandan dinero sobre todo para tres cosas. Primero para sus familias, evidentemente, y de hecho los Ch¨¢varri impulsaron las minas, hicieron altos hornos; los Murrieta y los Casares son grandes banqueros, vinculados a la fundaci¨®n del Banco de Bilbao. El dinero que enviaban permiti¨® que sus familias ascendieran. Tambi¨¦n vino mucho dinero para cosas sociales, asilos, iglesias... Era t¨ªpico en los indiano que as¨ª demostraban al pueblo lo ricos e importantes que se hab¨ªan hecho. Hay tambi¨¦n dinero, aunque poco, que se aprovecha para generar riqueza aqu¨ª. Ser¨ªa muy bonito estudiar en qu¨¦ sectores invirtieron. P. ?Cu¨¢l ha sido el descubrimiento m¨¢s inesperado que han hecho en la investigaci¨®n? R. La inmensa riqueza que llegan a conseguir siendo poquitos como son, los capitales que manejan. Un se?or pod¨ªa dejar de legado el equivalente de entonces del presupuesto municipal de Zierbena para 20 a?os. Llegaron a Argentina cuando estaba desarroll¨¢ndose, lo cual fue una ventaja porque parece que quien llega primero tiene m¨¢s suerte. Tambi¨¦n sorprende la ligaz¨®n entre ellos, la tendencia a tener sociedades conjuntas a emparentar con gente del pueblo, formar dinast¨ªas. La duda es si lo hacen por una idea o por mantener el dinero unido. Tambi¨¦n es importante que no pierden contacto con su tierra. Aunque muchos no volvieron, se empe?aron en que su nombre fuera recordado en sus pueblos. Por ejemplo, pagaban la cuota para que sus paisanos no fueran a la guerra. P. ?Se conocen en Porugalete a pie de calle estas historias? R. S¨ª y no. Es una cosa tan antigua... La persona m¨¢s mayor de Portugalete, un se?or cuyo centenario celebramos hace unos a?os y que sigue fresco, cuenta que ¨¦l de joven, en 1910, se fue a Argentina de emigrante. Tambi¨¦n queda gente viva de ¨¦sta. El problema es que la emigraci¨®n se acab¨® en los a?os cuarenta y la actual inmigraci¨®n ha borrado en cierta manera el recuerdo de la emigraci¨®n. Hace cien a?os hab¨ªa mucho m¨¢s contacto que ahora entre Portugalete y Am¨¦rica.
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