Los cient¨ªficos plantan cara al amiguismo
El secretario de Estado de Universidades cree que la endogamia se ha exacerbado ¨²ltimamente
-Deseo darte un consejo. No te presentes en las pr¨®ximas oposiciones a la c¨¢tedra de Granada.
-?Por qu¨¦?
-Porque no te toca todav¨ªa: d¨¦jalo para m¨¢s adelante y todo saldr¨¢ a pedir de boca.
-Pero...
-Advierte, criatura, que el tribunal de oposiciones que acaba de nombrarse ha sido forjado expresamente para hacer catedr¨¢tico a Aramendia, por cuyos talentos el doctor Calleja, el inevitable arreglador de jurados m¨¦dicos, siente gran admiraci¨®n".
El di¨¢logo es de 1879 y lo transcribe el Nobel Santiago Ram¨®n y Cajal en su obra Recuerdos de mi vida. ?l era el candidato inoportuno, que efectivamente perdi¨® la plaza de su especialidad, Anatom¨ªa descriptiva, frente a un favorito que sin embargo era pat¨®logo. Pero la escena podr¨ªa ser de hace unos d¨ªas, y de hecho muchos cient¨ªficos relatan haberla vivido: teatro y clientelismo son los t¨¦rminos que aplican a las oposiciones actuales. Adem¨¢s, la reforma legal que prepara la Administraci¨®n no les consuela. Las verdaderas causas del problema, dicen, son la nula competitividad entre universidades y la falta de recursos; la consecuencia es que el sistema espa?ol de ciencia y tecnolog¨ªa se arriesga a quedarse sin la mejor generaci¨®n de investigadores jam¨¢s formada.
El fen¨®meno, biol¨®gicamente apodado endogamia, es descrito por el secretario de Estado de Universidades e Investigaci¨®n, Manuel Jes¨²s Gonz¨¢lez, como "un hecho muy sabido". El candidato que suele obtener la plaza es el local, porque ¨¦l es el que domina el tiempo de la convocatoria y a los miembros del tribunal. Tenemos la sensaci¨®n de que en los ¨²ltimos tiempos el fen¨®meno se ha exacerbado". Es, en su opini¨®n, una de las causas del "retraso" de la universidad espa?ola, porque hace que "no siempre se elija al profesorado por su excelencia, sus m¨¦ritos y su competencia en al materia que ense?a".
Hay pocos estudios que demuestren la endogamia con n¨²meros. El ¨²ltimo elaborado por el Consejo de Universidades, en 1992, indica que el 91% de las plazas se cubren con candidatos de la propia universidad. Y la Asociaci¨®n para el Avance de la Ciencia y la Tecnolog¨ªa en Espa?a (AACTE) realiz¨® un an¨¢lisis de 96 oposiciones del ¨¢rea de biomedicina celebradas entre enero de 1994 y junio de 1996 "donde se demuestra que el 50% de las veces el ganador ten¨ªa relaci¨®n directa con el secretario del tribunal, el presidente o ambos, lo cual es flagrantemente ilegal", indica un portavoz.
La AACTE se constituy¨® hace poco m¨¢s de un a?o especialmente para combatir la endogamia, y fue fruto de un activo debate abierto en EL PAIS Digital en el que participaron m¨¢s de un centenar de investigadores (se reabrir¨¢ desde ma?ana en http://www.elpais.es). El caso de uno de ellos, el astrof¨ªsico Antonio Ferriz M¨¢s, fue aireado en la prestigiosa revista Nature el pasado 24 de diciembre: tras ocho a?os en la Universidad de Friburgo (Alemania), F¨¦rriz volvi¨® a Espa?a con un contrato de reincorporaci¨®n -un tipo de contrato dise?ado precisamente para combatir la fuga de cerebros- y se present¨® a dos plazas en la Universidad de Salamanca; por motivos que ¨¦l considera "endog¨¢micos" no las gan¨®, y ha presentado un recurso contencioso-administrativo contra esa universidad a¨²n pendiente de resoluci¨®n.
El caso y su publicaci¨®n han reabierto una caja de Pandora llena de cient¨ªficos ¨¢vidos de exponer opiniones. "Todo lo que se publique es poco. La situaci¨®n es clamorosa", advierte el investigador Alberto Ferr¨²s, del Instituto Cajal. Pedro Garc¨ªa Lario, astrof¨ªsico con un contrato para la Agencia Espacial Europea, a?ade: "Cuando hay una oposici¨®n siempre preguntas a los colegas si hay un candidato local. Si lo hay no pierdes el tiempo en presentarte, y casi siempre lo hay. Es que las plazas se sacan cuando el candidato quiere; ¨¦l mismo dice que ha salido su plaza".
Las triqui?uelas que permiten adjudicar la plaza al candidato deseado son bien conocidas. Por ejemplo: "Como los concursantes deben ajustarse a un perfil, determinado por la materia que impartir¨¢n, suelen fragmentarse las asignaturas hasta hacerlas tan espec¨ªficas que pr¨¢cticamente describen el trabajo de quien ha estado ocupando la plaza interinamente", explica Ferr¨²s, que tambi¨¦n denuncia una forma espec¨ªfica de endogamia en comunidades aut¨®nomas que anteponen el conocimiento del idioma local al peso cient¨ªfico de los concursantes. "Aquello de quien se fue a Sevilla perdi¨® su silla es ahora m¨¢s cierto que nunca", dice este neurocient¨ªfico. Su colega Jos¨¦ Mar¨ªa Delgado, de la Universidad de Sevilla, enfatiza: "Por la consabida falta de adecuaci¨®n al perfil se desprecia el curriculum vitae de los candidatos que quieren en Harvard, que no aqu¨ª".
Los intentos de paliar la situaci¨®n tampoco son nuevos. El proyecto para modificar la Ley de Reforma Universitaria en lo referente al profesorado se intent¨® ya en legislaturas anteriores, y previsiblemente el actual Gobierno lo enviar¨¢ a las Cortes tras su aprobaci¨®n en Consejo de Ministros las pr¨®ximas semanas. Se trata, seg¨²n el secretario de Estado, de una "reforma moderada necesaria, pero respetando la autonom¨ªa universitaria".
Un cambio presentado como crucial en la batalla anti-endog¨¢mica incide en la composici¨®n de los tribunales. Ahora, dos de sus miembros pertenecen a la universidad que convoca la plaza, y los tres restantes se eligen por sorteo; as¨ª, el candidato local tiene garantizados dos aliados y el tercero es f¨¢cil conseguirlo invocando el principio de hoy por ti y ma?ana por mi. Con la reforma, la f¨®rmula ser¨¢ cuatro de fuera y uno de la casa.
Pero el cambio, aunque considerado positivo, crea pocas expectativas. "El azar no resuelve una situaci¨®n tan arraigada", se?ala el pat¨®logo Jaime Prat, de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Delgado Garc¨ªa a?ade: "El sorteo se hace entre catedr¨¢ticos del ¨¢rea de conocimiento a la que pertenece la plaza vacante. Y son pocos, o sea que la posibilidad de que salgan los mismos es muy alta".
Los miembros de la AACTE critican tambi¨¦n la falta de un "control de calidad cient¨ªfico" de los miembros del tribunal, aunque un asociado que prefiere no dar su nombre por temor a represalias introduce un punto ¨¢cido: "Si se exigiera que los miembros del tribunal tuvieran al menos igual n¨²mero de trabajos publicados que los candidatos, los tribunales no podr¨ªan formarse...".
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Se refiere al perfil de los investigadores que batallan hoy por entrar en el sistema: 34,5 a?os de edad; 5,1 a?os como postdoctoral; 2,6 a?os en el extranjero; 16 publicaciones en revistas internacionales. Seg¨²n datos oficiales recopilados por ?ngel Pesta?a, del Instituto de Investigaciones Biom¨¦dicas, hay 4.500 j¨®venes investigadores postdoctorales que responden a esta descripci¨®n en Espa?a, sin contar los que est¨¢n en el extranjero, cerca de mil.
Muchos, sin embargo, se niegan a ver en la endogamia una cuesti¨®n de buenos y malos. Y apelan al siguiente argumento: "T¨² tienes una persona en el departamento que durante a?os te ha hecho un servicio, y de repente tienes que echarlo por alguien que viene de fuera... yo entiendo que si hay dos personas con iguales m¨¦ritos y uno es de dentro, pues muy bien, que se quede", dice Rub¨¦n Rial, de la Universidad de las Islas Baleares. O esta otra raz¨®n, que "sin estar en absoluto de acuerdo con la endogamia" expone Francisco Najarro, del Instituto de Estructura de la Materia (CSIC): "Un jefe de grupo debe poder escoger con qui¨¦n quiere trabajar".
La respuesta a estas ideas conduce a lo que los investigadores consideran de forma un¨¢nime los primeros y principales pelda?os hacia la endogamia: la escasez de fondos de la ciencia espa?ola y su estructura funcionarial no competitiva. "Cambiando la composici¨®n de los tribunales no se arregla nada", dice Rial. "Es que el nicho por el que pelean es muy escaso. La causa de fondo es que no hay dinero para investigar, no hay becas, no hay plazas...". Frente a los 4.500 postdoctorales espa?oles, el CSIC oferta este a?o 120 plazas de Investigador Colaborador (el a?o pasado fueron 65, y el anterior 30), y la universidad, seg¨²n ?ngel Pesta?a, entre 1.000 y 1.500 plazas de profesor titular.
Y el argumento de que el jefe de grupo debe poder elegir da de lleno en la cuesti¨®n de la competitividad. Porque para muchos, la forma de elecci¨®n -con o sin tribunales, al azar o a dedo- perder¨ªa toda importancia si universidades y centros de investigaci¨®n compitieran de verdad por los mejores cient¨ªficos: simplemente, les interesar¨ªa contratarlos porque los buenos son garant¨ªa de prestigio y fondos, y "si un jefe de grupo escoge a alguien malo se juega su propio prestigio", explica Najarro.
Ignacio Sandoval, del Centro de Biolog¨ªa Molecular, le da la raz¨®n: "Pero en un sistema funcionarial donde se premia a los que calientan la silla y cunde el clientelismo esto no es planteable. Se necesita una reestructuraci¨®n total", pide este investigador partidario de que se suprima la actual estructura funcionarial.
Sin llegar a la revoluci¨®n total, otros dan otra soluci¨®n: que los evaluadores puedan ser evaluados. "Aqu¨ª nadie es responsable de lo que decide, sin embargo es clave que se pueda juzgar al juzgador", dice Delgado Garc¨ªa.
Si el fallecido astr¨®nomo Carl Sagan participara en el debate introducir¨ªa una de sus c¨¦lebres ideas: que la fidelidad del investigador al que le contrata viola lo que en su opini¨®n era un principio b¨¢sico en ciencia: el mejor disc¨ªpulo es el que demuestra que su maestro estaba equivocado.
?Favoritismos en el CSIC?
Para muchos, la endogamia salpica, aunque menos, al Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC). La favorece, dicen algunos investigadores, el hecho de que los tribunales de oposiciones no son elegidos por sorteo. El presidente del CSIC, C¨¦sar Nombela, aunque admite que "en el CSIC obviamente puede haber algo de endogamia", aduce: "El 30% de los miembros de los tribunales son de fuera de este organismo. Y, como m¨¢ximo, un ¨²nico miembro pertenece al centro de destino de la plaza".Recuerda, adem¨¢s, que "por la ley, no podemos poner s¨®lo miembros del Consejo", y le gustar¨ªa que, a la inversa, "los tribunales de la Universidad tuvieran tambi¨¦n investigadores del Consejo".
Apoya sus declaraciones en el resultado de las ¨²ltimas plazas convocadas, 120 a colaborador cient¨ªfico (el escalaf¨®n inferior de su plantilla fija): "Se presentaron seis candidatos por plaza, un n¨²mero bastante significativo. Los resultados iniciales son que el 60% de los ganadores eran doctores contratados por el CSIC y el resto de centros distintos".
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