No se lo pierdan

Lo fundamental, lo importante, es el hecho mismo de tener en un teatro p¨²blico, y con voces de habla hispana, una representaci¨®n con car¨¢cter de normalidad de una obra maestra absoluta de la historia de la ¨®pera como es La coronaci¨®n de Popea: siete funciones, siete, hasta el d¨ªa 30, dos de ellas para ni?os y j¨®venes. Alberto Zedda va a contracorriente de la mayor¨ªa de los directores de orquesta en su aproximaci¨®n al barroco. Utiliza instrumentos modernos, cuando la moda actual es justamente rescatar los de ¨¦poca; defiende las sonoridades en consonancia con las dimensiones de los teatros actuales e instrumenta en su edici¨®n cr¨ªtica dejando el protagonismo prioritario a las voces. Voces, por supuesto, naturales; voces, adem¨¢s, no especializadas en el repertorio barroco, y cuya capacidad de comunicaci¨®n proviene de la emoci¨®n que despiertan por su fraseo, su expresividad o un afecto sin afectaci¨®n.En el caso de Monteverdi, la modernidad, la intimidad, la verdad de su recitar cantando o de su poes¨ªa musical son portentosas. Es nuestro contempor¨¢neo, y resiste, y hasta se beneficia, como en esta Popea, de una escenograf¨ªa -espl¨¦ndida, por cierto- con rascacielos y espacios escult¨®ricos geom¨¦tricos, con predominio de las diagonales.

Alberto Zedda dirige desde la serenidad y la belleza del sonido, dejando en segundo plano los contrastes agudos y las articulaciones. Los cantantes se erigen, as¨ª, en portavoces de un arte lleno de vida, como un reclamo de fantas¨ªa e intimidad contra el tiempo. Destacan en la composici¨®n de sus personajes Marina Rodr¨ªguez Cus¨ª (Ot¨®n) o Miguel ?ngel Zapater (S¨¦neca) y en la l¨ªnea clara Mar¨ªa Jos¨¦ Moreno (Drusilda), pero todos se integran en un admirable trabajo de conjunto que se redondear¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas cuando Asumpta Mateu (Popea) deje algunos nervios en los camerinos.

Un gran trabajo colectivo para una obra imperecedera, de las que hay que conocer. No se lo pierdan.