El Gobierno rumano llega a un acuerdo con los mineros que marchaban a Bucarest
Los mineros rumanos que amenazaban con tomar Bucarest quer¨ªan hablar con el primer ministro, Radu Vasile. Y lo hicieron. Despu¨¦s de tres horas de discusi¨®n en la localidad de Cozia, a 200 kil¨®metros de la capital, Vasile anunci¨® que se hab¨ªa llegado a un acuerdo, que las minas del valle de Jiu no se cerrar¨¢n y que habr¨¢ mejoras laborales. Los mineros, perplejos por el repentino acuerdo, volvieron a casa, pero la crisis de los ¨²ltimos cuatro d¨ªas ha dejado huella en Rumania.
Cuatro d¨ªas de una amenazante marcha hacia Bucarest, 17 d¨ªas de huelga, 10.000 mineros recorriendo la distancia entre el valle de Jiu y la capital rumana, duros enfrentamientos con la polic¨ªa y da?os calculados por el Gobierno en 100 millones de d¨®lares. El relato de la nueva crisis minera rumana podr¨ªa quedar en este punto, o puede ser el s¨ªntoma de una enfermedad mucho m¨¢s grave.Ayer, el presidente de Rumania, Emil Constantinescu, ten¨ªa previsto decretar el estado de excepci¨®n por lo que consideraba "una rebeli¨®n pol¨ªtica". No fue necesaria esa medida dr¨¢stica, ya que Vasile arranc¨® un acuerdo con el carism¨¢tico l¨ªder sindical de los mineros, Mir¨®n Cozma. Las minas del valle de Jiu no cerrar¨¢n, tal y como hab¨ªa anunciado previamente el Gobierno, y las reivindicaciones salariales -los mineros exig¨ªan un aumento del 35%- no se tratar¨¢n hasta que los sindicatos presenten un plan de rentabilidad para las minas.
La Iglesia ortodoxa ha jugado un papel fundamental en la consecuci¨®n del acuerdo. El regreso de los mineros a casa evita posibles enfrentamientos violentos en las calles de Bucarest entre los trabajadores y las miles de personas que ayer se concentraban en la plaza de la Universidad para mostrar su apoyo a la democracia.
La crisis ha hecho aflorar los graves problemas econ¨®micos por los que pasa la precaria democracia rumana. Este pa¨ªs tiene que pagar en junio 2.000 millones de d¨®lares (unos 280.000 millones de pesetas) a sus acreedores internacionales, y el Gobierno no logra cerrar un plan de rescate con el Fondo Monetario Internacional. El Fondo exige a Rumania que reduzca en un 30% las p¨¦rdidas de las empresas p¨²blicas y, por eso, Vasile ha ordenado el cierre o la venta de 49 de ellas y va a clausurar varias explotaciones agr¨ªcolas p¨²blicas, condici¨®n previa para que el Banco Mundial autorice un pr¨¦stamo de 500 millones de d¨®lares.
Preparados para la 'mineriadas'
En Bucarest no se tiene una imagen rom¨¢ntica de los mineros. Menos a¨²n de lo que se conoce como mineriadas, las marchas mineras sobre la capital. Los sucesos de 1990 -cuando los mineros hicieron de escuadrones de choque del presidente Iliescu contra los estudiantes- y la marcha de 1991, la que provoc¨® la ca¨ªda del primer ministro Petre Roman, dejaron tal marca que, incluso, existe la Asociaci¨®n de V¨ªctimas de las Mineriadas.Ayer, los gitanos de los suburbios de la capital se armaron con palos, sables y cuchillos. No olvidan las agresiones brutales que sufrieron en 1990. Varios grupos pidieron el arresto del l¨ªder sindical de los mineros, el temido Mir¨®n Cozma. La preparaci¨®n para la llegada de esa marcha que ya no llegar¨¢ inclu¨ªa la retirada de los coches de las calles para evitar su quema, la concentraci¨®n de unos 3.500 polic¨ªas y la movilizaci¨®n de carros de combate del Ej¨¦rcito. Esta vez no pasar¨¢ nada, pero la crisis econ¨®mica es demasiado incisiva y las formaciones nacionalistas y poscomunistas, como el Partido Rumania Grande, del que Cozma es miembro activo. Los ciudadanos le¨ªan ayer unos panfletos distribuidos masivamente con el mensaje: "Sois rumanos, no luch¨¦is contra los obreros, vuestros hermanos, v¨ªctimas de la pol¨ªtica antinacional".
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