Mentiras
La inclusi¨®n de un tipo tan siniestro como Josu Ternera en la Comisi¨®n de Derechos Humanos del Parlamento vasco ha puesto en evidencia lo peor que somos, el aspecto m¨¢s negro de nuestra sociedad. Esta aberraci¨®n ¨¦tica y racional (el verdugo a quien se le encarga la defensa de las v¨ªctimas) es la culminaci¨®n, elevada al paroxismo, de una tendencia cada d¨ªa m¨¢s evidente dentro de nuestras democracias avanzadas: la mentira, la hipocres¨ªa social, la traici¨®n al contenido de las palabras. Quiero decir que, en tiempos anteriores, el abuso de poder y la iniquidad social se asum¨ªan de una manera mucho m¨¢s abierta. Al se?or feudal no se le ocurr¨ªa hablar de igualdad: al contrario, ¨¦l consideraba que hab¨ªa sido designado por Dios para ser due?o del destino de sus siervos. Oprimir al pr¨®jimo, en fin, formaba parte del paisaje natural.Las democracias avanzadas, sin embargo, han construido un consenso p¨²blico en torno al respeto individual y el bien com¨²n. Y as¨ª, hoy todo el mundo habla de libertad y de justicia como principios irrenunciables. Como soy optimista, considero que este acuerdo supone un gran avance; pero esto no quiere decir que hayan desaparecido los miserables: en realidad siguen ah¨ª, muchas veces en los m¨¢s altos puestos de poder, igual que antes, s¨®lo que escondidos detr¨¢s de un disfraz de conceptos democr¨¢ticos. Por ejemplo, parlotean de solidaridad mientras apoyan a Barrionuevo y a Gil. O hacen que Ternera represente los derechos humanos, bufonada cruel que Arzalluz considera "estupenda": qu¨¦ asombrosa consagraci¨®n de la falsedad. Cuantas bellas palabras son asesinadas hoy en d¨ªa: el gran peligro de la democracia es la mentira. Menos mal que a¨²n hay gente como Atutxa, nacionalista y euskald¨²n, que sigue poniendo sinceridad y sentido en lo que dice. Gracias a ¨¦l, y a otros cuantos como ¨¦l, la peque?a y necesaria verdad todav¨ªa existe.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.