La naturalidad
Hemos tenido este mes charlas de mucho m¨¦rito y siento haberme perdido algunas como, por ejemplo, la lectura po¨¦tica de Mar¨ªa Kodama que me han dicho que fue magn¨ªfica. Entre lo que disfrut¨¦ me sorprendi¨® la carta de una admiradora de Borges por su inter¨¦s y porque Jos¨¦ Mar¨ªa Conget la ley¨® magistralmente, a un ritmo r¨¢pido para no cansarnos, sin perder la claridad ni el tono expresivo. Es raro que una lectura resulte gozosa y amena. Otro placer inesperado fue la naturalidad con la que se expresaba Soledad Pu¨¦rtolas. Y al decir esto creo que estoy cayendo en lo que alguna vez critiqu¨¦: esa fascinaci¨®n que sentimos los sevillanos por la sencillez como virtud de primer orden, como cualidad capaz de borrar errores o de difuminar aciertos cuando ausente. La fama de engolamiento dificulta cualquier ¨¦xito por muchos m¨¦ritos que tenga el engolado para ello. Mantengo la teor¨ªa de que, al menos para los que no somos ni familiares ni amigos del personaje en cuesti¨®n, lo que nos debe importar es el resultado de su actividad y no el talante con el que la realice, pero reconozco la seducci¨®n de la naturalidad entendida como falta de artificio, afectaci¨®n y ceremonia. De hecho estoy segura que m¨¢s de un asesor de imagen se afana en procur¨¢rsela a sus clientes por lo que agrada y convence. Hay quien toma postura artificiosa desde la escuela, como si lo hubiera aprendido de ni?o o lo llevara en los genes; hay quien vive pens¨¢ndose en cada palabra y cada gesto, proyect¨¢ndose hacia la posteridad, y quien llega a la fama arrastrando la mirada por los suelos de pura timidez, quien vive en perpetua competici¨®n y quien se ensimisma en la soledad de su tarea. Generalmente se adquiere la naturalidad con los a?os, de vuelta ya de los avatares de la vida; relajarse y sosegarse a cierta edad es una garant¨ªa para llegar a viejo y adem¨¢s con dignidad. Quiz¨¢ por eso somos m¨¢s longevas las mujeres: porque vivimos las situaciones de un modo m¨¢s simple y distendido. Probablemente ello se debe a las generaciones que arrastramos sentadas en la camilla; muchos, muchos a?os en los que hemos tenido muy poco que perder. A saber c¨®mo reaccionaremos en el futuro.BEGO?A MEDINA
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