Un poblado a tumba abierta
La tuberculosis y otras enfermedades infecciosas causan estragos entre los toxic¨®manos de La Rosilla
La Rosilla, uno de los hipermercados de la droga de Madrid, se ha convertido en un barrio f¨²nebre. All¨ª fallece cada tres d¨ªas un toxic¨®mano por sobredosis de hero¨ªna, como destac¨® el pasado jueves el presidente regional, Alberto Ruiz-Gallard¨®n. La tuberculosis y otras infecciones respiratorias causan estragos entre una poblaci¨®n de enfermos de sida que carece de defensas en sus venas.Los m¨¦dicos, voluntarios y enfermeros del centro de emergencia ubicado en pleno coraz¨®n de La Rosilla se afanan en atender a los drogadictos m¨¢s deteriorados. "Es necesaria una intervenci¨®n sanitaria especializada y m¨¢s recursos para atender a esta poblaci¨®n de bajo nivel sanitario", reclaman los profesionales de la organizaci¨®n no gubernamental Trama. Ruiz-Gallard¨®n ya hizo hincapi¨¦ en el preocupante problema al anunciar que la Comunidad correr¨¢ con todos los gastos de este centro, con un presupuesto de 50 millones de pesetas. Hasta ahora, el servicio se financiaba a medias entre el Gobierno aut¨®nomo y el Plan Nacional contra la Droga, dependiente del Ministerio del Interior.
A La Rosilla llegan cada d¨ªa unos 3.000 toxic¨®manos. La mayor¨ªa se introduce en la sangre cualquier tipo de enfermedad, ya que no utilizan ning¨²n m¨¦todo antis¨¦ptico. Pero el centro reci¨¦n estrenado para toxic¨®manos ha mejorado la higiene. Pero s¨®lo un 10% de los yonquis pasa por las instalaciones para comer, lavarse, reposar e intercambiar jeringuillas usadas y recibir atenci¨®n sanitaria y social.
Andr¨¦s, de 37 a?os, un toxic¨®mano en fase terminal, asegura que ha llegado a meterse hasta hilos de algod¨®n en las venas: "Con el mono subido no piensas en nada. Yo tengo el sida. Si no me mata una cosa, me mata otra. Ya da igual".
Las enfermedades han colonizado el cuerpo de Sergio, un chico que se llega a cobijar en las alcantarillas en las noches de m¨¢s fr¨ªo: "Llevo 15 a?os dale que dale y soy positivo. Muchas veces he ido al hospital. ?Sabes lo que pasa? Pues pasa que nos atienden, pero est¨¢n deseando echarnos. Deber¨ªamos tener centros especiales".
Jorge Gutierrez, el m¨¦dico del centro de La Rosilla, est¨¢ disgustado por la actitud de muchos de los toxic¨®manos: "Muchas veces les mandamos a que se hagan radiograf¨ªas o al m¨¦dico especializado y no hacen caso. He llegado a atender a chicos que saben que tienen el sida, pero que nunca se han sometido a tratamiento". Para Guti¨¦rrez es especialmente "preocupante la aparici¨®n de casos de tuberculosis". "Hay que detectar precozmente esa enfermedad, tratarla y hacer estudios pormenorizados a la gente", a?ade.
El 75% de los toxic¨®manos que compra su dosis en La Rosilla lleva m¨¢s de diez a?os consumiendo hero¨ªna. Todos conocen su efecto letal. "A veces, lo que quiero es que me toque a m¨ª, pero eso no es tan f¨¢cil. ?sta es una muerte lenta", relata Raquel, que cada d¨ªa pide en la calle hasta conseguir 1.400 pesetas para fumarse coca¨ªna y caballo.
Emilio dice que no cumplir¨¢ los 30 a?os. Ahora tiene dos menos. Vive en una tienda de campa?a junto a La Rosilla. "Mis padres ya no quieren saber nada de m¨ª y prefiero vivir aqu¨ª, porque cada dos horas necesito ponerme caballo. A veces alquilo la tienda para que alguien se pegue un picotazo por 100 pesetas", dice. Los m¨¦dicos de La Rosilla luchan por derivar a estos chicos a centros de desintoxicaci¨®n. S¨®lo un 1% de ellos cruza el puente hacia la red asistencial para mitigar su adicci¨®n.
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