"Se ol¨ªa la muerte"
Ya est¨¢n de vuelta a Huelva, con la satisfacci¨®n del deber cumplido y un punto de cansancio y de cierta tristeza ante la inmensa desgracia que han contemplado. Son los nueve bomberos del Consorcio Provincial de Incendios de la Diputaci¨®n de Huelva que, durante cuatro d¨ªas, han participado voluntariamente en el rescate de personas con vida en Armenia, la ciudad colombiana de 300.000 habitantes que el lunes 25 de enero se vio sacudida por un terremoto de seis grados de la escala Richter en el murieron m¨¢s de un millar de personas. Ellos llegan con la alegr¨ªa de haber rescatado de entre los escombros a cuatro personas con vida, entre ellas una ni?a de ocho a?os, de mirada morena, cuya fotograf¨ªa muestran con orgullo. Regresaron el martes 26 y recorrieron Armenia en un viejo Chevrolet que les prestaron los bomberos locales. Ajenos al peligro. Vivieron sin inmutarse una r¨¦plica del terremoto, pese a lo cual no dudaron en pasar cinco horas en el interior de un habit¨¢culo oscuro de un metro de di¨¢metro y tres de profundidad, en busca de gente con vida, sobre el que pod¨ªan derrumbarse en cualquier momento miles de kilos de escombros. "Ser bombero significa una filosof¨ªa de vida. Es entrega y mentalidad de servicio. Si no hubi¨¦ramos podido participar en una iniciativa como ¨¦sta nos hubi¨¦semos sentido profundamente frustrados", explic¨® ayer el jefe de la unidad, Manuel Canelo. Comenzaron el rastreo a la altura del hotel Am¨¦rica Plaza, que estaba completamente devastado. Recorrieron Armenia de punta a punta, en medio de la desolaci¨®n general. "La zona sur de la ciudad fue la m¨¢s da?ada. La norte, casi no sufri¨® desperfectos. Se ol¨ªa la muerte. Pero esas cosas no nos impresionan, porque somos profesionales y siempre acudimos a situaciones en las que se aprecia la desgracia. Lo nuestro es cumplir con lo encomendado", asegur¨® Canelo. Descansaban poco, en sacos de dormir, y com¨ªan los alimentos que hab¨ªan llevado de Espa?a. El almuerzo lo hac¨ªan en lugares discretos, ante una poblaci¨®n hambrienta que reclamaba alimentos. "Los supervivientes s¨®lo saqueaban supermercados, en busca de comida. Pero a los cuatro d¨ªas, empez¨® a llegar all¨ª gentuza, incluso desde Bogot¨¢, para aprovecharse de la situaci¨®n e intentar robar. Grupos de soldados armados hasta los dientes vigilaban las calles". Rastrearon los escombros con la ayuda de siete perros adiestrados, un labrador retriever y seis canes de agua espa?oles, de dos a?os como edad media. "Los perros hicieron ocho localizaciones, todas confirmadas. Nunca ladran sobre fallecidos, s¨®lo lo hacen en puntos donde hay personas con vida", explic¨® Jaime Parejo, el bombero que los ense?a y que ha publicado un libro sobre c¨®mo se adiestra un perro. Jaime Parejo repite con orgullo el nombre de los perros: Goco, Lucas, Turki, Hampri... En Colombia coincidieron con otras unidades internacionales de bomberos. Hab¨ªa ingleses, alemanes, rusos y americanos. Regresaron a Huelva con los monos de trabajo casi destrozados. Pero estos bomberos se tendr¨¢n que poner pr¨®ximamente su mejor uniforme para recoger la medalla de distinci¨®n a los servicios realizados, que les conceder¨¢ por unanimidad el pleno de la Diputaci¨®n onubense. Ellos insisten en que no han hecho nada fuera de lo com¨²n. Simplemente son bomberos.
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