Huida hacia adelante

EL RID?CULO que ayer hicieron los nacionalistas en el Parlamento vasco deber¨ªa servir para que alguien con autoridad entre ellos propusiera pararse cinco minutos a pensar antes de proseguir la alocada carrera en que est¨¢n empe?ados.La resoluci¨®n de la Audiencia Nacional sobre Josu Ternera es discutible. As¨ª lo dec¨ªamos en el editorial publicado aqu¨ª hace dos d¨ªas. Pero convertir esa opini¨®n en motivo para un enfrentamiento institucional entre el Parlamento vasco y la Audiencia Nacional es una irresponsabilidad. Hacerlo con el argumento de que se trata de una resoluci¨®n anticonstitucional, y acusar al tribunal de prevaricaci¨®n -de actuar movido por un "impulso pol¨ªtico"-, m¨¢s que ignorancia revela un ciego apasionamiento. A partir de ah¨ª, el plante de los diputados de la mayor¨ªa nacionalista al Parlamento para no perder votaciones indica que alguien ha perdido el sentido del rid¨ªculo.

Es discutible que la ley limite la actividad parlamentaria de un diputado en prisi¨®n provisional a su toma de posesi¨®n y al pleno en el que se constituye la C¨¢mara. Pero tambi¨¦n lo ser¨ªa que pudiera mantener una actividad parlamentaria normal. Contra el precepto legal que establece limitaciones para los presos procesados por terrorismo ya present¨® recurso de inconstitucionalidad el Parlamento vasco, pero no prosper¨®. Por supuesto, se puede disentir de una resoluci¨®n del Tribunal Constitucional, pero no puede decirse que fuera una decisi¨®n arbitraria. Est¨¢ argumentada, matizada, y abre paso a excepciones, como la que permiti¨® a Urrutikoetxea tomar posesi¨®n de su cargo y participar en la sesi¨®n de investidura del lehendakari Ibarretxe. La interpretaci¨®n de la Audiencia Nacional ha sido que la excepci¨®n no incluye su presencia en las comisiones parlamentarias. El mismo criterio se ha aplicado a Jos¨¦ Antonio Etxeberr¨ªa, el otro preso electo en las listas de Euskal Herritarrok.

La declaraci¨®n que los nacionalistas pretend¨ªan hacer asumir a la C¨¢mara vasca llevaba la confusi¨®n de sus promotores al extremo de afirmar que la resoluci¨®n de la Audiencia Nacional "ignora la voluntad de este Parlamento y de la sociedad vasca". Aparte de la fatuidad de que partidos que agrupan al 54% de los votantes se atribuyan la representaci¨®n de toda la sociedad, es bastante ins¨®lito pretender que las resoluciones judiciales tengan que atenerse al criterio del Parlamento o de la opini¨®n p¨²blica. Sobre todo, resulta bastante poco indicado en un pa¨ªs en el que lo m¨¢s urgente es hacer comprender a la minor¨ªa antisistema que no basta creer intensamente en las propias razones para que todos los dem¨¢s tengan que asumirlas (por las buenas o por las malas).

El nacionalismo democr¨¢tico ha adoptado una din¨¢mica de adaptaci¨®n creciente a los planteamientos y estilo de hacer pol¨ªtica de sus nuevos amigos de EH, y no sabe c¨®mo parar. En la duda, prosigue la fuga hacia adelante a sabiendas de que cada concesi¨®n llevar¨¢ a una nueva claudicaci¨®n, siempre en el mismo sentido. Ello refuerza la sensaci¨®n de poder de EH, que no duda en subir la dosis de la provocaci¨®n. Ya lo fue la designaci¨®n de Josu Ternera para la comisi¨®n, precisamente, de derechos humanos; como el desaf¨ªo fue asumido y hasta justificado por los otros nacionalistas, los de EH se creyeron ayer con derecho a ausentarse en protesta porque el presidente del Parlamento, Juan Mar¨ªa Atutxa, no cedi¨® a la pretensi¨®n de saltarse el reglamento.

Como el ciclista que no puede dejar de pedalear, los nacionalistas democr¨¢ticos participan abiertamente en iniciativas cuyo ¨²nico sentido es el de deslegitimar las instituciones de autogobierno. Ayer, paradoja m¨¢xima, boicotearon el Parlamento vasco. ?No habr¨¢ nadie capaz de detener esa din¨¢mica alocada?