Hostal Royal I?apari
En el departamento amaz¨®nico de Per¨², cerca de la ciudad de Puerto Maldonado, se levanta el albergue para mochileros I?apari. Su fundador es un vitoriano de 33 a?os que desde hace cuatro vive en la selva amaz¨®nica peruana. Javier Salazar, que era un viajero veterano obsesionado con la jungla, decidi¨® quedarse un d¨ªa en su para¨ªso so?ado, sin m¨¢s pretensi¨®n que construirse una caba?a y sin m¨¢s compa?¨ªa que Isabel, una compa?era vitoriana. Atr¨¢s dejaba Vitoria, sus amigos, unos estudios de cocina que no le llegaron a entusiasmar y mil y un trabajos espor¨¢dicos de subsistencia. Con el tiempo, la caba?a se ha convertido en un albergue y Javi e Isa en gu¨ªas vitorianos de la selva peruana. Desde Puerto Maldonado organizan descensos en balsa de hasta tres d¨ªas por los amaz¨®nicos r¨ªos Las Piedras y Pariamari. "Los visitantes quedan impresionados por las bellezas naturales de la zona. La selva amaz¨®nica tiene un halo misterioso que atrapa al viajero. Aunque en una visita breve es muy dif¨ªcil ver animales grandes como el jaguar, el espect¨¢culo de los caimanes tomando el sol en las playas del r¨ªo o los guacamayos volando al atardecer, se quedan para siempre en la memoria del visitante". Javier no oculta que junto a la imagen id¨ªlica de la selva, la Amazonia convive con una realidad dif¨ªcil. En Puerto Maldonado se vive fundamentalmente de tres cosas: la extracci¨®n de la nuez de Brasil, un fruto del que se consigue aceite y jab¨®n y que se exporta a Estados Unidos; la b¨²squeda de oro en los r¨ªos amaz¨®nicos, y la tala de madera. "Los hombres que buscan polvo de oro en los r¨ªos utilizan mercurio para compactar el mineral, lo que provoca una grave contaminaci¨®n de los cursos del agua. El veneno entra en la cadena alimentaria humana por el consumo de peces afectados por el mercurio", cuenta Salazar. Sin embargo, la tala de la selva es el recurso por excelencia de Puerto Maldonado. "La deforestaci¨®n que sufre la Amazonia es brutal", prosigue Javier. "Pa¨ªses como Ecuador han cambiado de manera radical su paisaje. Esta zona peruana de Maldonado mantiene mejor su riqueza forestal, gracias a que en tiempos pasados la zona estaba controlada por Sendero Luminoso, lo que evit¨® que grandes empresas madereras se instalaran a tiempo completo en la zona". Javier pasea su mirada por un mapa de la regi¨®n y contin¨²a su relato: "La presencia ind¨ªgena ha acusado importantes cambios en su forma de vida. Cerca de Puerto Maldonado viven dos comunidades de indios: los Amahuacas y los Quichuarunes. El progreso les ha obligado a vivir en una econom¨ªa de mercado para la que no est¨¢n preparados. Condenados a tallar figuritas para los turistas, no es raro verles cargando pesadas bater¨ªas a la espalda durante horas, camino de sus chozas, para poder ver la televisi¨®n unos pocos d¨ªas". En la zona hay una fuerte implantaci¨®n de las sectas fundamentalistas norteamericanas. "Utilizan avionetas para llegar a los sitios m¨¢s apartados y tienen los mejores mapas de la zona. Los indios son su objetivo", afirma Salazar. Respeto por el entorno Para este vitoriano el turismo bien canalizado puede ayudar al desarrollo equilibrado de la zona. "Es necesario integrar a los visitantes dentro de las culturas ind¨ªgenas, y concienciarlos con la necesidad de ser respetuosos con el entorno. En ¨¦sta quiz¨¢s la ¨²nica salida que se le presenta a una zona del mundo muy explotada y en trance de ser esquilmada en su totalidad", asegura. Javier Salazar ya no piensa en establecerse de nuevo en Vitoria. Su acento se ha suavizado a la manera hispanoamericana y en sus papeles tiene la doble nacionalidad espa?ola y peruana. Sin embargo, en Per¨² le espera algo m¨¢s que un albergue: un hijo suyo de madre peruana ver¨¢ la luz en pocos meses en Puerto Maldonado.
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