Oportunidades europeas, riesgos espa?oles
ENRIQUE BUSTAMANTEEl autor considera que el decreto de televisi¨®n digital terrestre ofrece muy poco futuro
El informe La era digital, la pol¨ªtica audiovisual europea lo destacaba claramente en 1998: "Nos encontramos ahora en el umbral de una nueva era cuyo motor va a ser la tecnolog¨ªa digital". La afirmaci¨®n no era novedosa en el seno de la Uni¨®n Europea y ven¨ªa siendo reconocida desde el Libro Blanco de Delors de 1992 o el Libro Verde de 1994 sobre las opciones estrat¨¦gicas para la industria de programas. El informe sobre la Convergencia de 1997 dio un paso adelante al hacer hincapi¨¦ sobre la emergencia de nuevos servicios como principal reto para la expansi¨®n de los mercados de la informaci¨®n, aunque se?alando que har¨ªa falta una pol¨ªtica p¨²blica de apoyo para asegurar la realizaci¨®n de esas oportunidades potenciales.El primer informe citado sobre La era digital forma parte sin embargo de un intenso esfuerzo desarrollado en los ¨²ltimos tiempos desde la Direcci¨®n General X de la Comisi¨®n Europea, que depende del espa?ol Marcelino Oreja, para examinar esos desaf¨ªos de la tecnolog¨ªa digital en el audiovisual. En dicho informe del Grupo de alto nivel sobre la pol¨ªtica audiovisual, en la Conferencia de Birmingham de abril de 1998, y en los posteriores informes de la Comisi¨®n al Parlamento y al Consejo de Ministros se avanzan interesantes elementos de an¨¢lisis de la digitalizaci¨®n para el audiovisual, de sus retos en una "industria cultural por excelencia" caracterizada por su papel educativo y social pero tambi¨¦n como motor de la econom¨ªa y del empleo.
Sin embargo, en todos estos documentos se considera que los beneficios de la digitalizaci¨®n no son autom¨¢ticos y que, sin medidas y estrategias oportunas, sus frutos podr¨ªan en buena medida fugarse al exterior. De ah¨ª la atenci¨®n puesta en la necesidad de impulsar la producci¨®n audiovisual europea, de crear nuevos productos y servicios interactivos y multimedia, y de reforzar el apoyo p¨²blico, incluyendo una mayor dotaci¨®n presupuestaria para el programa MEDIA. Por eso tambi¨¦n el hincapi¨¦ hecho en el papel central de las actuales empresas de radiodifusi¨®n, de los operadores privados y de las radiotelevisiones p¨²blicas, con unas misiones de servicio definidas y una estabilidad financiera garantizada.
En todo caso, la confrontaci¨®n de ese panorama europeo de oportunidades con el paisaje televisivo espa?ol produce el efecto de una ducha escocesa. La televisi¨®n digital por sat¨¦lite se ha desarrollado notablemente en poco tiempo a pesar de una irracional legislaci¨®n dictada en los dos ¨²ltimos a?os. El cable, lamentablemente postergado durante a?os, apenas est¨¢ comenzando un despegue marcado por las alt¨ªsimas inversiones necesarias y en medio de la guerra abierta por la liberalizaci¨®n de la telefon¨ªa b¨¢sica. Quedaba la aplicaci¨®n de la tecnolog¨ªa digital a las ondas hercianas terrenas, de gran impacto s¨®lo a medio plazo pero capaz de ampliar a toda la poblaci¨®n una extensa gama de servicios audiovisuales, interactivos y multimedia. Pero la pol¨ªtica del Ministerio de Fomento y de su Comisi¨®n Nacional del Mercado de Telecomunicaciones parece destinada a dar al traste tambi¨¦n con esta v¨ªa.
Primero fue el decreto-ley de octubre del pasado a?o que aprobaba un Plan T¨¦cnico Nacional de Televisi¨®n Terrenal Digital sin debate parlamentario. Un procedimiento de urgencia ins¨®lito para una empresa que requiere el m¨¢ximo acuerdo pol¨ªtico y econ¨®mico y cuya generalizaci¨®n cifran los m¨¢s optimistas en doce-quince a?os. El contenido cr¨ªptico y confuso de ese decreto permit¨ªa traslucir que los actuales canales de televisi¨®n, adem¨¢s de estar obligados a emitir simult¨¢neamente su programaci¨®n anal¨®gica en ondas digitales, recibir¨ªan m¨¢s programas siempre que existiera una "mayor concurrencia" en el mercado nacional. Ahora, Fomento acaba de anunciar ese "aumento de la competencia y el pluralismo con un concurso que dar¨¢ unos catorce nuevos canales a un solo y nuevo concesionario.
El contexto de esa decisi¨®n es ciertamente llamativo: unas televisiones privadas comienzan a conseguir a duras penas su equilibrio financiero, y deben renovar dentro de un a?o sus licencias; una RTVE que clama a gritos una soluci¨®n pactada que garantice su financiaci¨®n, su pluralismo y sus misiones de servicio p¨²blico; unas televisiones auton¨®micas igualmente endeudadas y manipuladas; y unas televisiones locales sin marco legal estable. En definitiva, una aut¨¦ntica "jungla", en feliz definici¨®n de un directivo privado, en la que la debilidad econ¨®mica agudizada por nuevos competidores s¨®lo perjudicar¨ªa a los telespectadores y a la producci¨®n audiovisual espa?ola. Y en la que, especialmente, toda regulaci¨®n posterior resultar¨ªa a corto plazo papel mojado por su imposible cumplimiento.
Tan grave como ese panorama son las d¨¦biles perspetivas que se abren as¨ª a la televisi¨®n digital terrena. Una tecnolog¨ªa que exige inversiones cuantiosas de los operadores y las redes de difusi¨®n pero que, sobre todo, necesita estimular con nuevos servicios y calidades audiovisuales a los telespectadores para que se embarquen en cambiar sus televisores y v¨ªdeos en pocos a?os, porque si no hay un mercado masivo, los receptores tendr¨¢n precios inaccesibles. Por ello en Estados Unidos se est¨¢ poniendo el acento en la televisi¨®n de alta definici¨®n y en el Reino Unido, el otro pa¨ªs pionero, se destaca sobre todo la oferta posible de servicios interactivos, y de fusi¨®n pr¨¢ctica, Internet incluido, con el ordenador.
Aqu¨ª, de nuevo, demostramos ser diferentes, y se presume que casi doce millones de hogares espa?oles estar¨¢n motivados a sufragar el alto coste de los nuevos equipos dom¨¦stivos por recibir m¨¢s de lo mismo: m¨¢s canales publicitarios en lucha con los existentes y m¨¢s canales de pago que comprometer¨¢n el desarrollo del sat¨¦lite y del cable. La televisi¨®n de alta definici¨®n, el aut¨¦ntico reto del futuro, no est¨¢ siquiera contemplada, y los servicios interactivos parecen prohibidos expresamente en el decreto-ley.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Ministerio de Fomento
- Jacques Santer
- Comisi¨®n Europea
- VI Legislatura Espa?a
- Gobierno de Espa?a
- PP
- Guerra digital
- Legislaturas pol¨ªticas
- Pol¨ªtica social
- Televisi¨®n digital
- Ministerios
- Uni¨®n Europea
- Organizaciones internacionales
- Gobierno
- Televisi¨®n
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n Estado
- Relaciones exteriores
- Espa?a
- Pol¨ªtica
- Medios comunicaci¨®n
- Administraci¨®n p¨²blica
- Sociedad
- Comunicaci¨®n