Una mujer por el aire
La madrile?a Bettina Kadner fue la primera espa?ola que pilot¨®, hace 30 a?os, un avi¨®n de pasajeros.
Hace ahora tres d¨¦cadas, en 1969, una madrile?a de 22 a?os, Bettina Kadner, se convert¨ªa en la primera espa?ola que pilotaba un avi¨®n de pasajeros. Apenas diez a?os antes hab¨ªa contemplado de cerca, en la base a¨¦rea de Getafe, los primeros aviones, y tanto le fascinaron aquellos antiguos aparatos de h¨¦lice que supo desde entonces que quer¨ªa volar. Su madre, Ute, una alemana que se instal¨® en Madrid tras la Segunda Guerra Mundial, import¨® hace medio siglo una m¨¢quina para se?alizar las pistas de los aeropuertos y a Bettina le gustaba acompa?arla cuando se realizaban los trabajos. De ah¨ª vino su afici¨®n por los aviones.En cuanto dej¨® el colegio, Bettina, que ahora es una de las dos comandantes que pilotan en Iberia -en total, s¨®lo hay 11 comandantes mujeres en Espa?a entre un colectivo de m¨¢s de 4.000 pilotos-, comenz¨® a dar clases con instructores privados en el aer¨®dromo de Cuatro Vientos. La escuela militar no admit¨ªa a mujeres y tuvo que examinarse en la Escuela Nacional de Aeron¨¢utica, que estaba en Salamanca. Consigui¨® al mismo tiempo el t¨ªtulo de piloto de avi¨®n, de yate y el carn¨¦ de conducir. Por tierra, mar y aire fue el titular con que los peri¨®dicos de la ¨¦poca celebraron la noticia de su primer vuelo comercial, con la compa?¨ªa espa?ola Spantax.
Su madre, Ute, de 78 a?os, licenciada en Bellas Artes y vecina de Pozuelo, se?ala que la vocaci¨®n de su hija estuvo clara desde el principio. "Cuando era ni?a hac¨ªa aeromodelismo, y el techo de su habitaci¨®n estaba lleno de maquetas de aviones que ella misma constru¨ªa". El empe?o de la aviadora de ejercer su vocaci¨®n no s¨®lo fue importante para ella. "Una de las consecuencias de admitirla como piloto, despu¨¦s de dar mucho la murga en el Ministerio del Aire para que modificaran los reglamentos, es que tuvieron que aceptar tambi¨¦n que las mujeres pod¨ªan ser jueces, ya que tanto los pilotos como los capitanes de barco pueden verse obligados a ejercer como tales. Fue un momento hist¨®rico", se?ala Ute con satisfacci¨®n. Admite, no obstante, que su primera reacci¨®n al conocer las intenciones voladoras de su hija fue de p¨¢nico, pero hoy su confianza es total. En los 30 a?os que lleva pilotando, informa Bettina para alivio de los miedosos, nunca se le ha presentado una situaci¨®n de emergencia, ni siquiera un incidente leve.
La aviadora, casada y con dos hijos, cuenta que al principio sus colegas ni la miraban. "Pero no les qued¨® m¨¢s remedio que aceptarme. De todas formas, han sido m¨¢s los que me han ayudado que los que me han dado la lata", aclara. Se tom¨® deportivamente los inevitables comentarios machistas. "De vez en cuando, por la radio, me dec¨ªan: "Bettina, a la cocina", y yo me re¨ªa. A los hombres hay que dejarles que se desahoguen de vez en cuando", bromea. Mucho no deb¨ªa de importarle lo que pudieran pensar sus compa?eros, ya que no tuvo reparos en poner la nota hogare?a en la cabina. "Cuando mis ni?os eran peque?os, me gustaba hacerles prendas de punto, y aprovechaba las escalas para hacer calceta hasta que me daban permiso para despegar. Si alg¨²n pasajero ten¨ªa miedo, le invitaba a la cabina para que viera lo relajada que yo estaba, y as¨ª se tranquilizaba", relata.
Los pasajeros se sorprend¨ªan al enterarse de que pilotaba una mujer, pero la comandante Kadner advierte con humor que a ninguno se le ha ocurrido bajarse del avi¨®n. M¨¢s bien las reacciones han sido positivas, y ha sucedido alguna vez que el pasaje en pleno le ha homenajeado al final del vuelo al grito un¨¢nime de "?Viva la comandante!". Explica que ahora los pilotos programan m¨¢s que vuelan, ya que los aviones son electr¨®nicos. "Es un gran avance que simplifica las cosas, aunque la pega est¨¢ en que si se produce un fallo es m¨¢s dif¨ªcil detectarlo".
Actualmente, la comandante de Airbus-320 Kadner cubre vuelos a toda Europa y a algunos pa¨ªses de ?frica. Entre sus compa?eros, seg¨²n un portavoz del sindicato de pilotos, tiene fama de luchadora y de ser muy buena persona. Sigue tan enamorada de los aviones como el primer d¨ªa. "Nunca me cansar¨¦ de volar y de contemplar la tierra desde el cielo. Cuando despego dejo todos los l¨ªos terrenales abajo. Volar es una liberaci¨®n", termina.
Ute y Bettina Kadner conocieron el aeropuerto de Barajas en la d¨¦cada de los cincuenta, cuando, para la mayor¨ªa de los madrile?os, era m¨¢s una atracci¨®n que una terminal de transportes. Para los ni?os era tan ex¨®tico ir de excursi¨®n a ver los aviones como visitar la Casa de Fieras. La imagen que guarda en su memoria la comandante Kadner es la de un aeropuerto "muy peque?o, familiar, que ten¨ªa terrazas junto a la pista, donde la gente se sentaba a tomar refrescos y los aviones aterrizaban delante de ellos". Ute, responsable entonces de la se?alizaci¨®n de las pistas, lo recuerda como "un lugar buc¨®lico donde hab¨ªa perdices y se escuchaba el canto de los p¨¢jaros. El edificio era una casita y nos conoc¨ªamos todos".
Para la piloto ha sido una buena noticia el anuncio de Fomento de construir el segundo aeropuerto en Campo Real. "Nunca he aterrizado en un aeropuerto importante que tenga s¨®lo dos pistas, y encima, cruzadas como Barajas. El espacio a¨¦reo tampoco est¨¢ bien organizado". Ella achaca el problema de la saturaci¨®n del tr¨¢fico a¨¦reo en Barajas a la at¨¢vica falta de previsi¨®n de los espa?oles. "No hay que inventar nada, s¨®lo copiar bien lo que se hace en otros pa¨ªses. No s¨¦ por qu¨¦ siempre hacemos las cosas al rev¨¦s".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.